jueves, 29 de marzo de 2012

FRIJOLES SALTARINES

«Y le llevaron camas, palanganas y ollas de barro, y también trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas» (2 Samuel 17:28).

Estos hombres sí que eran atentos. Cuando fueron al desierto llevaron todas esas cosas a David y a su gente. ¿Te has dado cuenta de todos los granos que llevaron? Existen muchas clases diferentes de granos y frijoles, y todos son buenos para nuestra salud. Hoy, sin embargo, quiero hablarte de un frijol que no es en realidad un frijol.
Se lo conoce como «frijol saltarín». Aunque se le llama frijol, se trata de la semilla de un arbusto mexicano. Estas semillas saltan porque tienen unos pequeños gusanos dentro que algún día se convertirán en mariposas y verán la luz del día. A medida que van comiendo dentro de las semillas, estas parecer que saltan.
A veces el mundo en que vivimos puede ser oscuro y sombrío. Podemos sentirnos atrapados como los pequeños gusanos dentro del frijol saltarín. Pero muy pronto también veremos una luz brillar en el cielo. Jesús y sus ángeles aparecerán en las nubes y nosotros, que hemos estado atrapados en este oscuro mundo de pecado, veremos la luz de su venida y volaremos al cielo con él.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

UN DIOS DE MILAGROS

Pues nada hay imposible para Dios (Lucas 1:37).

Los desafíos, las presiones y la violencia que enfrentamos en la actualidad pueden hacer que nuestra vida parezca un sueño imposible. Sin embargo, Dios muestra su poder y amor al realizar milagros a favor de sus hijos.
Mi vida cambió cuando dediqué más tiempo a orar por mis hijos, por mi esposo y por mi familia. Soy miembro de un grupo de oración y nos toca orar por todas las peticiones que nos llegan de aquellos que desean que Dios tome el control de sus vidas. He podido experimentar en un vida los milagros constantes de Dios y el cuidado que tiene con cada ser humano.
En cierta ocasión nos tocó orar por el hermano Germán, cuya situación económica lo obligó a emprender un valioso viaje para alcanzar «el sueño americano». A los quince días, por fin llegó a su destino. Sin embargo, a las pocas horas de estar en territorio norteamericano, fue apresado por la policía fronteriza.
Germán cumplía años al tercer día de su detención. Precisamente ese día, a la hora del desayuno, se le acercó un agente y le dijo: «Joven, aquí están tus papeles y tus cosas. Hoy es un día especial para ti. Te puedes ir». Germán no podía creer lo que le estaba sucediendo. Eso era algo insólito. Nadie lo podía creer, ni tan siquiera los que viajaban con él y estaban también en prisión; pero así fue.
En la actualidad Germán viven en Dallas. Está sumamente me agradecido al Señor por ser un Dios tan misericordioso y por cumplir sus promesas. Yo aprovecho también para testificar que los milagros existen, y que se producen a diario. Pero, ¡cuidado con los milagros! No todos provienen de Dios.
«Miles de voces predicarán el mensaje por toda la tierra. Se realizarán milagros. Los enfermos sanarán y signos y prodigios seguirán a los creyentes. Satanás también efectuará sus falsos milagros, hasta el punto de hacer caer fuego del cielo a la vista de los hombres. Es así como los habitaciones de la tierra tendrán que decidirse en pro o en contra de la verdad» (El cólportor evangélico, p. 158).

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Roxana Elizabeth Menjivar

SI MI BIBLIA ESCRIBIERA UN DIARIO…

Tu palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino. Salmo 119:105.

Imagina que tu Biblia escribiera un diario. ¿Qué cosas diría? Hace unos cuantos años leí en una Revista Adventista una ilustración titulada, precisamente, el «Diario de una Biblia». En ella un autor anónimo describe las aventuras (¿o desventuras?) de una Biblia (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia):
15 de enero. Descansé toda la semana. Mi dueño me leía todas las noches al comienzo del año, pero creo que ya se olvidó de mí.
2 de febrero. Día de limpieza. Me quitaron el polvo y luego volvieron a colocarme ni mi sitio.
8 de febrero. Mi dueño estuvo buscando algunas referencias. Hoy fui a la iglesia.
2 de abril. Mi dueño tenía que dirigir un culto de oración y buscó algunos versiculos. Le costó mucho trabajo encontrarlos.
1 de mayo. Pasé toda la tarde en el regazo de la abuela, quien vino de visita. Derramó lágrimas al leer Colosenses 2:5-7.
6 de mayo. Nuevamente en manos de la abuela. Hoy estuvo meditando en Primera de Corintios 13.
7 al 9 de mayo. Otra vez en el regazo de la abuela. ¡Qué lugar tan acogedor! Unas veces me habla y otras me lee.
10 de mayo. La abuela regresó hoy a su casa. He vuelto a mi lugar habitual.
3 de junio. Alguien colocó algunas florecillas entre mis páginas.
1 de julio. Me metieron dentro de una maleta. Parece que voy a viajar.
10 de julio. Todavía estoy en la maleta, aunque ya sacaron todas las otras cosas.
15 de julio. De regreso en casa. Hice un largo viaje, pero no entiendo para qué me llevaron.
1 de agosto. ¡Qué calor tan insoportable! Me pusieron encima varias revistas y un sombrero.
5 de septiembre. Limpieza. Me quitaron el polvo v me colocaron en mi sitio acostumbrado.
10 de septiembre. María me usó durante breves minutos. Necesitaba un versículo apropiado para una carta a una amiga...
Si tu Biblia escribiera un diario, ¿qué diría? Te invito apartar unos minutos cada mañana para leerla, con oración. Trata de memorizar algunas preciosas promesas. Entonces tendrás el privilegio de escuchar que la voz de Jesús habla a tu corazón. Y esas promesas serán una lámpara a tus pies y una luz en tu camino.
Me propongo, Señor, escuchar cada dé tu voz que me habla desde tu Santa Palabra.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

«LÍMPIAME»

«¡Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado!» (Salmo 51:2).

Jesús dijo al leproso: «Sé limpio». En esas palabras hay fuerza y poder. Tienen autoridad y energía. Cristo sana nuestras almas con esas mismas palabras: «Sé limpio». Dicho de otro modo: «Desea ser limpio».
¿Quiere ser limpio? Si el Salvador nos dice: «Sea», nos está diciendo que quiere que seamos limpiados. El pecado y la enfermedad no pueden existir en presencia del Salvador si su voluntad es que seamos sanados. Ninguno de los que realmente quieran ser purificados quedará impuro.
Tan pronto como las palabras salieron de boca de Jesús la lepra del hombre desapareció. La naturaleza trabaja poco a poco, pero el Dios de la naturaleza obra inmediatamente. Él habla y se hace. Ordena y existe (ver Sal. 33:9).
Después de que el hombre fuera sanado, Jesús le dio una orden: «No le digas a nadie hasta que hayas presentado ante el sacerdote y él dictamine que estás limpio; y así tendrás una prueba legal de que eras un leproso, pero que ahora estás totalmente curado» (ver Mat. 8:4; Lev. 14:2).
Jesús le dio esas instrucciones para proteger al hombre recién sanado. Lo que quiso decir fue: «No se lo digas a nadie hasta que te hayas presentado ante el sacerdote. Haz que certifique públicamente que ya no tienes lepra, porque si se entera de que yo te sané, quizá por despecho, rechace darte el certificado de curación y entonces tú tendrías que volver a vivir con otros leprosos». Cristo tuvo la precaución de observar la ley para que no se lo acusara de transgredirla y mostrar que estaba a favor de hacer las cosas de manera ordenada y respetando a las autoridades.
Jesús también le dijo al hombre que presentara la ofrenda que ordenó Moisés como agradecimiento a Dios y en contrapartida por los servicios del sacerdote. Jesús mostró respeto, humildad y consideración. Nuestro Salvador cuida hasta el más mínimo detalle.
¿Cree usted que al leproso curado le resultó difícil dar una ofrenda de acción de gracias? ¿Se quejaría porque necesitaba todo cuanto tenía para reabrir su negocio? ¿Piensa que dio una moneda cualquiera sacada de su bolsillo?
Quizá haya una razón para que nosotros también demos una ofrenda de acción de gracias. Basado en Mateo 8:1-4

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill