martes, 9 de junio de 2009

PALABRAS DE ALIENTO

Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras (1 Tesalonicenses 4: 18).


En cierta ocasión mis padres decidieron visitarme, en especial papá. Gracias a Dios llegaron bien. La mañana del día 14 de octubre de 2005 platiqué con él un momento, nos despedimos y me fui al trabajo. Nunca me imaginé que sería nuestra última conversación. Un infarto le arrebató la vida. Fue algo inesperado y desgarrador. Los amigos comenzaron a llegar para estar con nosotros y consolarnos. En aquellos momentos de profundo dolor, la hija de una amiga y compañera de trabajo llegó con una cartita en su mano, me abrazó y me la dio. La guardé por un momento, y luego leí su contenido: «Sé lo que se siente, yo también perdí a mi padre, pero a mí me duró menos tiempo que a usted».
Esas palabras han estado presentes hasta el día de hoy en mi mente. No somos los únicos que sufrimos. Cuando algo nos sucede, como humanos tendemos a mostrarnos egoístas, pero alrededor de nosotros hay personas que sufren. A esas personas que sufren debemos visitarlas y orar por ellas, platicar acerca de las promesas que existen en la Palabra de Dios.
Agradezco a Dios cada día por esas personas de gran corazón que en momentos de dolor nos llamaron por teléfono, oraron por nosotros, incluso nos visitaron. Ese espíritu de consolación estuvo siempre con nosotros y nos mantuvo de pie. Ahora depende de mí si hago lo mismo con los demás. Somos una gran familia y como tal nos debemos de sostener en Cristo y con oración.
Querida hermana, si has perdido algún ser querido recuerda este precioso texto: «¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él» (1 Tes. 4: 14). Falta poco tiempo para que volvamos a verlos. Ese día será grandioso. ¿No lo crees así?



Anabel Ramos de la Cruz
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor


UN CIEGO GUÍA A OTRO CIEGO

¿Acaso puede un ciego servir de guía a otro ciego? ¿No caerán los dos en algún hoyo? Lucas 6:39

Mientras estaba de servicio en la patrulla de tráfico, un policía de Jakson, Misisipi, vio un automóvil que iba haciendo eses. Sospechando quo el conductor iba bebido, puso en marcha la sirena y las luces. Siguió al auto móvil durante un tiempo antes de que el conductor acabara deteniendo el vehículo en la cuneta.
—Muy bien. Deme su permiso de conducir y la documentación del vehículo, por favor -dijo al conductor.
El conductor se revolvió en el asiento.
—No tengo permiso —reconoció.
—¿Se lo retiraron? —preguntó el policía.
—No, nunca tuve. Soy ciego.
El policía no podía creer lo que oía.
—¿Es ciego y conduce un automóvil? —preguntó.
El ciego intentó dar una explicación.
—Mi amigo ha bebido demasiado y por eso yo conduzco por él. Él ve y yo conduzco.
El policía ni se inmutó. Envió a ambos a la cárcel.
El versículo de hoy no habla de gente que no puede ver. Se refiere a personas que están ciegas a la verdad.
Que una persona esté al volante de un automóvil no quiere decir que sepa qué hace. De la misma manera, si alguien dice que conoce a Dios no quiere decir que lo conozca realmente. Debemos tener cuidado con la elección de la guía espiritual.
No hay nada malo en aprender de los demás. Pero asegúrate de que lo que dicen esté de acuerdo con la Biblia. Las nuevas verdades siempre están de acuerdo con las antiguas.

Tomado de la Matutina El viaje increíble.

¿MORIR CADA DÍA?

Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. 1 Corintios 15:31

En los tiempos del apóstol Pablo era peligroso ser cristiano. En nuestro texto de hoy dice que vivía en continuo peligro de muerte. En aquella época de gobierno fue un emperador corrupto y caprichoso, una multitud podía levantarse en cualquier momento y acabar con el apóstol. De hecho, aunque el desenlace no fue fatal, eso le ocurrió muchas veces. Cada día exponía su vida por causa del evangelio, cosa que despertaba la ira de los judíos, de los paganos y del mismísimo Satanás. Era peligroso en todos sentidos.Según el argumento que el apóstol viene exponiendo con respecto a la esperanza cristiana basada en la resurrección de Cristo, afirma ahora que sería necio correr tantos riesgos si no tuviera ía firme esperanza de la resurrección. Como tenía esa firme esperanza, vivía cada día como muriendo; pero no de temor o por vivir en ascuas, sino con gozo santo y glorificado. Jesús dijo: «SÍ alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo». ¿Cómo? A menudo interpretamos malí este versículo. Creemos que se aplica a dejar algún mal hábito, práctica o costumbre. A veces uno piensa que tomar la cruz es dejar de hacer algo que realmente nos gusta. He escuchado otros que pensaban de la misma manera: «Mi cruz ha sido dejar el baile. Ya no puedo seguir bailando. Me gustaría hacerlo, pero esta es mi cruz». Pero Jesús no se refería a eso. No. La cruz es la negación del yo.Eí pastor Morris Venden dice: «Es la entrega de nosotros mismos: darle a Dios todo lo que somos. Por eso, cuando no entendemos bien ío que es la entrega, a menudo la soslayamos o la sustituimos por otra falsa. Si soy lo suficientemente grande y fuerte, y tengo suficiente personalidad y fuerza de voluntad para hacer esto o aquello, puedo engañarme a mí mismo al pensar que me estoy entregando a Dios. Si creo que puedo vencer mi tendencia a fumar, por ejemplo, y dejo de fumar por mí propia cuenta, prescindiendo del poder de Dios, habré creado una atmósfera en la cual voy a encontrar mi propia condenación. ¿Es esto posible? La realidad es que separado de Jesús puedo dejar de fumar, de beber, o de bailar solamente en forma externa, íntimamente seguiré en la misma condición. La cruz no consiste en dejar de hacer algo que nos gustaría hacer. Consiste en negarnos a nosotros mismos».Toma hoy la cruz, es decir, deja de luchar por ser bueno. Logra morir hoy dejando que Cristo viva en ti su propia vida.


Tomado de la Matutina Siempre Gozosos