«Pero fue a dar en un banco de arena, donde en barco encalló. La parte delantera quedó atascada en la arena, sin poder moverse, mientras la parte de atrás comenzó a hacerse pedazos por la fuerza de las olas» (Hechos 27:41)
Todavía hay mucho viento aquí afuera. Estamos caminando por la orilla del mar buscando el barco en el que navegaba Pablo. ¡Mira! Está allí, atrapado en un banco de arena cerca de la playa, y las olas están golpeándole fuertemente. ¡Oh no! La parte de atrás del barco se acaba de despedazar y la gente se está aferrando a cualquier cosa para mantenerse a flote. Ahora están nadando hacia la orilla. En pocos minutos se habrán acercado lo suficiente como para poder ayudarlos.
Qué terrible debe de haber sido eso. El barco se despedazó por la fuerza de las olas que lo golpeaban, y a pesar de todos sus tripulantes se salvaron. Nadie se ahogó. Todos están a salvo. Solo Dios puede hacer milagros como ese. ¿Y adivina qué? Dios aún hace milagros hoy.
Todos los días el milagro de la vida ocurre en los hospitales y maternidades del mundo, por ejemplo. La vida surge y nace en todas partes a nuestro alrededor. Pero lo mejor es que Dios nos da una vida nueva cada día para que vivamos por él. Confía hoy en Jesús y él traerá una «ola» de milagros a tu vida.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush