lunes, 22 de marzo de 2010

EL CÍRCULO DE LA GENEROSIDAD

He sido joven y ahora soy viejo, pero nunca he visto justos en la miseria, ni que sus hijos mendiguen pan. Salmos 37. 25.

¿Te parece que el versículo de hoy serviría como frase publicitaria para difundir el tierno cuidado de Dios? En medio de la guerra provocada por las fuerzas del nial comandadas por Satanás, algunas veces nos damos cuenta del problema del hambre en nuestro mundo. No el hambre que a veces tenemos por habernos evitado una o varias comidas. Me refiero al hambre que desemboca en la muerte. Sí, morir de hambre. El texto de hoy nos recuerda la mano de Dios en medio de esta guerra. Convendría considerar algunas frases previas a este texto:
• «Confía en el Señor y haz el bien» (vers. 3).
• «Deleítate en el Señor» (vers. 4).
• «Encomienda al Señor tu camino» (vers. 5).
• «Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia» (vers. 7).
• «No te irrites ante el éxito de otros» (vers. 7).
• «Refrena tu enojo, abandona la ira» (vers. 8).
• «Pero los desposeídos heredarán la tierra» (vers. 11).
• «Más vale lo poco de un justo» (vers. 16).
• «Los justos dan con generosidad» (vers. 21).
Las estadísticas del hambre son verdaderamente aterradoras; pero, ¿te das cuenta en estas afirmaciones de cuáles son los postulados de Dios para hacerle frente? De todas ellas, ¿cuál crees que Dios usará hoy para aliviar el hambre de alguien que tienes cerca? Sí, tienes razón, «los justos dan con generosidad».
Es maravilloso que Dios pueda usarnos a ti y a mí como medios para compartir el pan y que Dios pueda cumplir su promesa con sus hijos. Allí en la mesa de nuestro comedor, frente a los alimentos, muchas veces no consideramos la enorme bendición que significa tenerlos. Una oración repetitiva y dicha superficialmente no es suficiente. Pídele a Dios que te dé un corazón agradecido para mirarlo a él por la bendición que te proporciona; pero también pídele un corazón generoso para mirar a los demás. Un corazón como el de Dios.
«Solo mediante una vida sencilla, abnegada y de estricta economía, podemos llevar a cabo la obra que nos ha sido señalada como representantes de Cristo». MJ318.

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

EL PECADO IMPERDONABLE

En medio de todas estas promesas de perdón y segundad, resulta incomprensible, por lo menos para algunos, que haya un pecado que Dios no pueda perdonar. El Señor dijo lo siguiente: «Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón» (Luc. 12: 10).

¿En qué consiste este pecado contra el Espíritu Santo que no puede ser perdonado por Dios? ¿No puede el Espíritu Santo llevar a una persona al arrepentimiento por haber hablado contra él? ¿Qué implica este pecado que un Dios perdonador no pueda perdonar?
El contexto de la declaración del Señor en el Evangelio de Mateo es que los fariseos, que presenciaron la sanidad de un hombre que estaba endemoniado, dijeron que él expulsaba los demonios por el poder del príncipe de los demonios, no por el Espíritu Santo. Rechazaron la evidencia que se les dio, y rechazaron al Espíritu de Dios que los quería convencer del mesianismo de Jesús. Así que nos damos cuenta de que la blasfemia contra el Espíritu no es un acto pecaminoso, sino una actitud. Las personas, ante la evidencia que el Espíritu da, la rechazan y la atribuyen a Satanás. En eso consiste la blasfemia contra el Espíritu, en rechazar persistentemente el llamado del Espíritu Santo. ¿Puede Dios perdonar eso? No puede. Dios llama, pero no puede forzar a nadie. Dios invita, pero no puede obligar a que se acepte su invitación. Quienes rechacen persistentemente los llamados de la misericordia divina, finalmente se perderán. Dios, el Todopoderoso, ha decidido que no obligará a nadie a hacer algo contra su voluntad. Dios decidió darnos esa libertad, y la respetará hasta el fin.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C