«Los montes altos son para las cabras montesas; las peñas, para madrigueras de los conejos» (Salmo 104:18, RV95).
Hoy vamos a caminar por las montañas. El versículo de hoy nos dice que en las montañas de los tiempos bíblicos había cabras montesas y conejos. Pero los conejos a los que se refiere el versículo no son los conejos que nosotros conocemos, sino unos animales que hoy en día se conocen como damanes. Los damanes son unos mamíferos que parecen conejos, pero tienen la cabeza gorda, e cuello corto, las orejas cortas, la cola y las piernas cortas y delgadas, un cuerpo regordete y garras en sus patas traseras. Parece que es un animal gracioso, ¿no es así? Es posible, pero Dios hizo a los damanes como él quena que fueran.
Está bien que digamos que la apariencia de un animal es graciosa, pero jamás debemos referirnos a la apariencia de una persona de esa manera. Sabemos que hay personas de todas las formas y tamaños, pero podemos herir sus sentimientos si decimos que la forma o el tamaño de alguien es rara o graciosa.
Para Dios todos somos personas muy especiales; tanto, que nos hizo a todos diferentes. Tan especiales, que quiere que todos nos tratemos con amor y respeto. Así que, busca las cosas hermosas de todos aquellos que tratas y ámalos por el simple hecho de que Dios los hizo como él quería que fueran.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush