Lugar: Irlanda
Palabra de Dios: Salmo 66:19,20.
En la Biblia, el salmista alaba a Dios diciendo: "Dios sí me ha escuchado, ha atendido a la voz de mi plegaria. ¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi plegaria ni me negó su amor!." Dios no solo escucha y responde nuestras oraciones, sino también nos ama y nos cuida.
Joseph Scriven aprendió cuan cierto era esto cuando era un niño pequeño. Había estado jugando fuera de su casa, cuando vio una mariposa que volaba sobre unas flores. Dejando lo que estaba haciendo, comenzó a perseguir la mariposa. Y la mariposa voló un poquito para un lado y luego se detuvo sobre otra flor. Luego, aleteó un poquito más, manteniéndose fuera del alcance del niño.
-Ven aquí -trataba de convencerla Joseph.
El niño perdió la noción del tiempo mientras perseguía a la mariposa, que iba de flor en flor. El pasto fue haciéndose cada vez más alto; y luego de una larga persecución, la mariposa finalmente voló fuera de su vista.
Deteniéndose para recuperar el aliento, Joseph miró a su alrededor. Luego, comenzó a asustarse. No podía ver su casa por ninguna parte. ¿Hacia dónde debía ir? ¿Qué pasaría si no encontraba su casa antes de la noche? Asustado y solo, se arrodilló y oró, pidiendo a Dios que lo ayudara. Cuando se levantó y comenzó a caminar, sintió como si alguien lo estuviese guiando. Pronto, encontró el camino a su casa.
Joseph Scriven nunca olvidó lo ocurrido ese día. Muchos años más tarde, cuando su madre estaba enferma, él escribió un poema y se lo envió, como un recordativo de que Jesús, nuestro amigo, está siempre cerca. Más tarde, alguien compuso la música para las palabras que él escribiera. Probablemente, hayas cantado este conocido himno: "Oh, qué amigo nos es Cristo". Cuando puedas, búscalo en el himnario y lee sus palabras. Todavía continúa siendo cierto, hoy en día, que podemos llevar "todo a Dios en oración".
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson