Y por causa de las, aguas del diluvio entró Noé en el arca, y con él sus hijos, su mujer las mujeres de sus hijos (Génesis 7:7).
Pocos comentarios he leído o escuchado con respecto a estas cuatro mujeres que entraron en el arca y a través de las cuales Dios preservó la raza humana. Ya que no tenemos datos sobre ellas, intentaré adaptar el suceso bíblico a nuestra era moderna.
Llamaremos a estas mujeres: Sara, Miriam, Lea y Susana. Todas vivían cómodamente en un mundo que no difiere mucho del actual, pues la Biblia asegura que «como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre» (Mat. 24: 38, 39). En los tiempos en que les tocó vivir a estas mujeres «vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de su corazón solo era de continuo el mal» (Gen. 6: 5).
En medio cíe aquella corrupción habitaba la familia de «Noé, hombre justo, perfecto entre los hombres de su tiempo; camine» Noé con Dios» (Gen. 6: 9). Sara, su esposa, cuidaba de la vida espiritual de su familia. Noé caminaba con Dios, y aunque los registros bíblicos no hacen referencia a su esposa, ella sin duda era un apoyo espiritual para su esposo e hijos.
¡Qué privilegio entrar en el arca espiritual con nuestra familia! Para ello hemos de dedicar tiempo a velar en medio de tanta corrupción. ¡Qué difícil misión! A veces nos preguntamos: «¿Por qué. Señor, no obtengo los resultados esperados?». Confía en la gracia divina, que te dirá: «Has sido fiel en tu tarea de maestra, consejera y esposa, entra en el gozo de tu Señor».
Pon a tu familia diariamente en las manos del que puede salvar tu embarcación del fiero vendaval y descansarás tranquila, porque Dios hará el resto. El bendecirá tus esfuerzos y te coronará junto a tu familia.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Pocos comentarios he leído o escuchado con respecto a estas cuatro mujeres que entraron en el arca y a través de las cuales Dios preservó la raza humana. Ya que no tenemos datos sobre ellas, intentaré adaptar el suceso bíblico a nuestra era moderna.
Llamaremos a estas mujeres: Sara, Miriam, Lea y Susana. Todas vivían cómodamente en un mundo que no difiere mucho del actual, pues la Biblia asegura que «como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre» (Mat. 24: 38, 39). En los tiempos en que les tocó vivir a estas mujeres «vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de su corazón solo era de continuo el mal» (Gen. 6: 5).
En medio cíe aquella corrupción habitaba la familia de «Noé, hombre justo, perfecto entre los hombres de su tiempo; camine» Noé con Dios» (Gen. 6: 9). Sara, su esposa, cuidaba de la vida espiritual de su familia. Noé caminaba con Dios, y aunque los registros bíblicos no hacen referencia a su esposa, ella sin duda era un apoyo espiritual para su esposo e hijos.
¡Qué privilegio entrar en el arca espiritual con nuestra familia! Para ello hemos de dedicar tiempo a velar en medio de tanta corrupción. ¡Qué difícil misión! A veces nos preguntamos: «¿Por qué. Señor, no obtengo los resultados esperados?». Confía en la gracia divina, que te dirá: «Has sido fiel en tu tarea de maestra, consejera y esposa, entra en el gozo de tu Señor».
Pon a tu familia diariamente en las manos del que puede salvar tu embarcación del fiero vendaval y descansarás tranquila, porque Dios hará el resto. El bendecirá tus esfuerzos y te coronará junto a tu familia.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera