Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. (1 Tesalonicenses 4:13).
La Biblia nos dice: «Porque los que viven saben que han de morir (Ecl. 9: 5). Precisamente porque esta realidad nos causa dolor, porque la tenemos que enfrentar día a día, es de vital importancia saber en quien hemos creído.
Siempre me ha asombrado la forma de vida de las personas que no tienen esperanza en el futuro inmortal que Dios ofrece. Parecen confortarse con unos pocos años de agonía, sufrimiento y enfermedades aquí, para que todo se termine en un único lugar, para no tener otra oportunidad, para que su nombre sea sumido en el olvido, para no volver a existir jamás. Otros piensan que la felicidad esta en complacer los deseos y apetitos de su corazón, y aprovechan al máximo el tiempo antes de ir a parar al mismo lugar.
Ayer compartí contigo parte de una canción, porque no pude concluirla cuando la comencé, ya que el dolor embargaba mi corazón. Por naturaleza amo muy profundamente, y mientras escribía, sentía el dolor de las separaciones que he tenido que vivir por causa de la muerte. Pero después, cuando mis lágrimas se calmaron, retome lo escrito y proseguí: «Hoy sé que pronto he de verte. / Hoy sé que pronto estarás / cerca de mí para siempre, / sin que haya un final fatal. / Hoy sé que Cristo ha de darme / fuerza y poder al luchar. / Hoy sé que al fin nuestras manos / se unirán por siempre jamás. / ¡Te esperare! ¡Allí estaré! / En esa mañana / do no hay separación. / ¡Te esperare! / Con Jesús, tu y yo. / ¡Te esperare!».
Cuando termine de escribir, todo cobro otro sentido. Aunque la separación trae dolor, el que tiene la esperanza de la resurrección siente consuelo y paz. No somos presa de la muerte. ¡Somos libres! Y los libres en Cristo gozan de vida eterna.
Quizás no tengas la certeza de que volverás a ver a tus seres amados, pero no debes atormentarte, porque en el cielo habrá muchas sorpresas. Asegúrate de que los tuyos conozcan este mensaje de esperanza; lo demás ya está garantizado. La vida es de Dios y el té la da gratuitamente.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
La Biblia nos dice: «Porque los que viven saben que han de morir (Ecl. 9: 5). Precisamente porque esta realidad nos causa dolor, porque la tenemos que enfrentar día a día, es de vital importancia saber en quien hemos creído.
Siempre me ha asombrado la forma de vida de las personas que no tienen esperanza en el futuro inmortal que Dios ofrece. Parecen confortarse con unos pocos años de agonía, sufrimiento y enfermedades aquí, para que todo se termine en un único lugar, para no tener otra oportunidad, para que su nombre sea sumido en el olvido, para no volver a existir jamás. Otros piensan que la felicidad esta en complacer los deseos y apetitos de su corazón, y aprovechan al máximo el tiempo antes de ir a parar al mismo lugar.
Ayer compartí contigo parte de una canción, porque no pude concluirla cuando la comencé, ya que el dolor embargaba mi corazón. Por naturaleza amo muy profundamente, y mientras escribía, sentía el dolor de las separaciones que he tenido que vivir por causa de la muerte. Pero después, cuando mis lágrimas se calmaron, retome lo escrito y proseguí: «Hoy sé que pronto he de verte. / Hoy sé que pronto estarás / cerca de mí para siempre, / sin que haya un final fatal. / Hoy sé que Cristo ha de darme / fuerza y poder al luchar. / Hoy sé que al fin nuestras manos / se unirán por siempre jamás. / ¡Te esperare! ¡Allí estaré! / En esa mañana / do no hay separación. / ¡Te esperare! / Con Jesús, tu y yo. / ¡Te esperare!».
Cuando termine de escribir, todo cobro otro sentido. Aunque la separación trae dolor, el que tiene la esperanza de la resurrección siente consuelo y paz. No somos presa de la muerte. ¡Somos libres! Y los libres en Cristo gozan de vida eterna.
Quizás no tengas la certeza de que volverás a ver a tus seres amados, pero no debes atormentarte, porque en el cielo habrá muchas sorpresas. Asegúrate de que los tuyos conozcan este mensaje de esperanza; lo demás ya está garantizado. La vida es de Dios y el té la da gratuitamente.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera