Lugar: Estados Unidos
Palabra de Dios: Proverbios 16:8,11
Cuando era joven, Abraham Lincoln trabajaba en un almacén. Era honesto y justo en todo lo que hacía, y sus clientes pronto se dieron cuenta de que podían confiar en él. Los siguientes incidentes te ayudarán a entender por qué pronto llegó a tener el apodo de "El honesto Abe".
Una tardecita, el señor Lincoln estaba por cerrar su tienda, para irse a su casa, cuando se dio cuenta de que había cometido un error: había cobrado seis centavos y cuarto de más a un cliente. En lugar de esperar hasta el día siguiente o hasta la próxima vez que viera a su cliente, el señor Lincoln salió inmediatamente y caminó casi cinco kilómetros para devolver el dinero.
En otra ocasión, un cliente entró en su almacén justo antes de la hora de cerrar.
-¿Podría darme media libra de té, por favor? -pidió.
Lincoln pesó el té para su cliente y luego se fue a su casa. A la mañana siguiente, cuando llegó a su almacén, se dio cuenta de que había puesto la pesa de cuarto de libra en lugar de la pesa de media libra en la balanza. Entonces cerró su tienda, y fue a llevarle el té que faltaba al cliente.
Hay muchas historias como estas acerca de Abraham Lincoln, quien más tarde llegó a ser el decimosexto presidente de los Estados Unidos. Aunque no era un hombre adinerado, percibió la verdad del siguiente proverbio: "Más vale tener poco con justicia que ganar mucho con injusticia".
¿No sería lindo tener la reputación de ser tan honesto como Abraham Lincoln? Puedes lograrlo. Y puedes comenzar hoy en tu casa, en la escuela, en el patio de juegos, dondequiera que estés. Recuerda: "Las pesas y las balanzas justas son del Señor; todas las medidas son hechura suya".
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson
Palabra de Dios: Proverbios 16:8,11
Cuando era joven, Abraham Lincoln trabajaba en un almacén. Era honesto y justo en todo lo que hacía, y sus clientes pronto se dieron cuenta de que podían confiar en él. Los siguientes incidentes te ayudarán a entender por qué pronto llegó a tener el apodo de "El honesto Abe".
Una tardecita, el señor Lincoln estaba por cerrar su tienda, para irse a su casa, cuando se dio cuenta de que había cometido un error: había cobrado seis centavos y cuarto de más a un cliente. En lugar de esperar hasta el día siguiente o hasta la próxima vez que viera a su cliente, el señor Lincoln salió inmediatamente y caminó casi cinco kilómetros para devolver el dinero.
En otra ocasión, un cliente entró en su almacén justo antes de la hora de cerrar.
-¿Podría darme media libra de té, por favor? -pidió.
Lincoln pesó el té para su cliente y luego se fue a su casa. A la mañana siguiente, cuando llegó a su almacén, se dio cuenta de que había puesto la pesa de cuarto de libra en lugar de la pesa de media libra en la balanza. Entonces cerró su tienda, y fue a llevarle el té que faltaba al cliente.
Hay muchas historias como estas acerca de Abraham Lincoln, quien más tarde llegó a ser el decimosexto presidente de los Estados Unidos. Aunque no era un hombre adinerado, percibió la verdad del siguiente proverbio: "Más vale tener poco con justicia que ganar mucho con injusticia".
¿No sería lindo tener la reputación de ser tan honesto como Abraham Lincoln? Puedes lograrlo. Y puedes comenzar hoy en tu casa, en la escuela, en el patio de juegos, dondequiera que estés. Recuerda: "Las pesas y las balanzas justas son del Señor; todas las medidas son hechura suya".
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson