Lugar: Malta
Palabra de Dios: 1 Pedro 3:9
Un grupo de soldados escoceses estaba estacionado en la isla de Malta. Mientras estaban allí, un soldado aceptó a Jesús como su Salvador. Estaba muy feliz con el cristianismo que acababa de conocer; aunque todo el resto de su regimiento lo hizo sufrir por esto. Uno de los sargentos era especialmente duro, y aprovechaba toda oportunidad posible para burlarse del pobre soldado.
Una noche, el sargento entró en la barraca y vio al soldado arrodillado al lado de su cama, orando.
-¡Qué tontería! -murmuró el sargento, mientras se quitaba las botas embarradas.
Tomando una de ellas, el sargento apuntó y se la arrojó al soldado. La bota le pegó en la cabeza. Los demás soldados se rieron por lo bajo. El sargento tomó la otra bota y la hizo volar hasta el otro lado de la barraca. La bota nuevamente pegó en el blanco, y cayó al lado del soldado. Este sencillamente siguió orando.
A la mañana siguiente, cuando el sargento se despertó, encontró sus botas alineadas prolijamente a los pies de su cama. Ya no estaban embarradas. En lugar de eso, estaban limpias y lustradas. Inmediatamente el sargento lamentó lo que había hecho, y quiso conocer más acerca de la nueva fe del soldado. Luego de pasar tiempo conversando con él y estudiando la Biblia, el sargento también aceptó a Jesús como su Salvador.
El soldado sabía que dos errores no se transforman en algo bueno. En lugar de responder negativamente a la agresión de las botas voladoras, encontró una manera de compartir el amor de Dios. Como resultado, el hombre más duro del regimiento se convirtió en un compañero cristiano. "No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición".
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson