Mi Dios, pues, suplirá todo lo que asfalta (Filipenses 4: 19).
Desde que Wayne y yo nos casamos, uno de nuestros planes fue comprar nuestra casa propia. Cuando quedé embarazada de nuestro primer hijo, se hizo evidente que el departamento que alquilábamos no tendría suficiente espacio. Nos pusimos en contacto con varias inmobiliarias, pero fue en vano. Pregunté a Dios si terminaríamos el año 2003 sin una casa propia.
Cuando comenzaba el año 2004, el Señor me inspiró para que comenzara a agradecer por nuestra casa. Obedecí su orden, y una semana más tarde él comenzó a abrir puertas para que pudiéramos alcanzar nuestra meta. Tuvimos la posibilidad de entregar el primer pago de una casa que se publicitaba en la televisión. ¡Antes de que terminara ese año, el 13 de diciembre para ser exactos, nos mudamos a nuestra casa propia!
¡El Dios al cual servimos es un Dios maravilloso! Sin ninguna duda, él se preocupa por nuestras necesidades diarias, y está dispuesto y es capaz de suplirlas todas. La canción dice: "Dios cuida de las aves, él cuidará de ti". Sin embargo, él no solo provee para nosotros en esta tierra enferma de pecado, sino también tiene algo mejor reservado para el futuro.
Juan 14:1 al 3 nos cuenta de un hogar celestial que el Señor fue a preparar para nosotros. Nos alienta, diciendo que no debemos preocuparnos, sino confiar en él. ¿Por qué? Porque él fue a preparar un lugar, y cuando todo esté listo vendrá y nos llevará, a fin de que estemos con él por siempre. Si aceptamos su promesa, heredaremos todo lo que él fue a preparar.
Apocalipsis 21 nos ofrece una descripción vivida de lo que será el cielo. ¡Imagínate qué hermoso será vivir allá! Tengo el privilegio de admirar la belleza de algunas mansiones aquí, en la tierra, por televisión, y no hay palabras para describirlas. ¡Solo imagínate lo que Jesús tiene preparado para nosotros!
La Palabra de Dios declara que "edificarán casas y morarán en ellas", en la tierra hecha nueva (Isa. 65:21, 22). ¡Qué provisión maravillosa hizo Dios para nosotros! Y un día, si permanecemos fieles, obtendremos nuestra herencia Gracias, Señor, por nuestra casa, en la que vivimos ahora, y la que prometiste para cada una de nosotras.
Desde que Wayne y yo nos casamos, uno de nuestros planes fue comprar nuestra casa propia. Cuando quedé embarazada de nuestro primer hijo, se hizo evidente que el departamento que alquilábamos no tendría suficiente espacio. Nos pusimos en contacto con varias inmobiliarias, pero fue en vano. Pregunté a Dios si terminaríamos el año 2003 sin una casa propia.
Cuando comenzaba el año 2004, el Señor me inspiró para que comenzara a agradecer por nuestra casa. Obedecí su orden, y una semana más tarde él comenzó a abrir puertas para que pudiéramos alcanzar nuestra meta. Tuvimos la posibilidad de entregar el primer pago de una casa que se publicitaba en la televisión. ¡Antes de que terminara ese año, el 13 de diciembre para ser exactos, nos mudamos a nuestra casa propia!
¡El Dios al cual servimos es un Dios maravilloso! Sin ninguna duda, él se preocupa por nuestras necesidades diarias, y está dispuesto y es capaz de suplirlas todas. La canción dice: "Dios cuida de las aves, él cuidará de ti". Sin embargo, él no solo provee para nosotros en esta tierra enferma de pecado, sino también tiene algo mejor reservado para el futuro.
Juan 14:1 al 3 nos cuenta de un hogar celestial que el Señor fue a preparar para nosotros. Nos alienta, diciendo que no debemos preocuparnos, sino confiar en él. ¿Por qué? Porque él fue a preparar un lugar, y cuando todo esté listo vendrá y nos llevará, a fin de que estemos con él por siempre. Si aceptamos su promesa, heredaremos todo lo que él fue a preparar.
Apocalipsis 21 nos ofrece una descripción vivida de lo que será el cielo. ¡Imagínate qué hermoso será vivir allá! Tengo el privilegio de admirar la belleza de algunas mansiones aquí, en la tierra, por televisión, y no hay palabras para describirlas. ¡Solo imagínate lo que Jesús tiene preparado para nosotros!
La Palabra de Dios declara que "edificarán casas y morarán en ellas", en la tierra hecha nueva (Isa. 65:21, 22). ¡Qué provisión maravillosa hizo Dios para nosotros! Y un día, si permanecemos fieles, obtendremos nuestra herencia Gracias, Señor, por nuestra casa, en la que vivimos ahora, y la que prometiste para cada una de nosotras.
Thamer Cassandra Smikle
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken
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Autora: Ardis Dick Stenbkken