domingo, 3 de enero de 2010

GRACIAS, DIOS, POR NUESTRA CASA

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que asfalta (Filipenses 4: 19).

Desde que Wayne y yo nos casamos, uno de nuestros planes fue comprar nuestra casa propia. Cuando quedé embarazada de nuestro primer hijo, se hizo evidente que el departamento que alquilábamos no tendría suficiente espacio. Nos pusimos en contacto con varias inmobiliarias, pero fue en vano. Pregunté a Dios si terminaríamos el año 2003 sin una casa propia.
Cuando comenzaba el año 2004, el Señor me inspiró para que comenzara a agradecer por nuestra casa. Obedecí su orden, y una semana más tarde él comenzó a abrir puertas para que pudiéramos alcanzar nuestra meta. Tuvimos la posibilidad de entregar el primer pago de una casa que se publicitaba en la televisión. ¡Antes de que terminara ese año, el 13 de diciembre para ser exactos, nos mudamos a nuestra casa propia!
¡El Dios al cual servimos es un Dios maravilloso! Sin ninguna duda, él se preocupa por nuestras necesidades diarias, y está dispuesto y es capaz de suplirlas todas. La canción dice: "Dios cuida de las aves, él cuidará de ti". Sin embargo, él no solo provee para nosotros en esta tierra enferma de pecado, sino también tiene algo mejor reservado para el futuro.
Juan 14:1 al 3 nos cuenta de un hogar celestial que el Señor fue a preparar para nosotros. Nos alienta, diciendo que no debemos preocuparnos, sino confiar en él. ¿Por qué? Porque él fue a preparar un lugar, y cuando todo esté listo vendrá y nos llevará, a fin de que estemos con él por siempre. Si aceptamos su promesa, heredaremos todo lo que él fue a preparar.
Apocalipsis 21 nos ofrece una descripción vivida de lo que será el cielo. ¡Imagínate qué hermoso será vivir allá! Tengo el privilegio de admirar la belleza de algunas mansiones aquí, en la tierra, por televisión, y no hay palabras para describirlas. ¡Solo imagínate lo que Jesús tiene preparado para nosotros!

La Palabra de Dios declara que "edificarán casas y morarán en ellas", en la tierra hecha nueva (Isa. 65:21, 22). ¡Qué provisión maravillosa hizo Dios para nosotros! Y un día, si permanecemos fieles, obtendremos nuestra herencia Gracias, Señor, por nuestra casa, en la que vivimos ahora, y la que prometiste para cada una de nosotras.

Thamer Cassandra Smikle
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

CONSECUENCIAS DE UNA DECISIÓN

Abel también presentó al Señor lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda. Génesis 4:4.

Si Abel hubiese querido preservar su vida, ¿no habría sido mejor unirse a las prácticas de su hermano Caín? ¿Quién no quiere preservar su vida? ¿Se habría imaginado Abel en dónde iba a desembocar su obediencia? Ojalá pudiéramos ver el resultado de nuestras acciones. Supongamos que Abel y Caín se hubieran sentado frente a la televisión para ver por anticipado el resultado de sus acciones. Su comprensión de la adoración, su decisión de seleccionar la ofrenda, la respuesta de Dios, la decisión de Caín de matar a su hermano, la invitación al campo, el asesinato, la conversación de Dios con el asesino y su posterior huida. ¿En qué punto habrían resuelto los dos hermanos cambiar la historia?
¿Habría convencido Caín a Abel de llevar la misma ofrenda y así seguir en paz? ¿Hubiera continuado Caín con sus ofrendas, y respetado la de su hermano para evitar los problemas? ¿Habría decidido Abel no salir al campo con su hermano Caín? Uno de los principios fundamentales de la calidad en el desempeño es hacer las cosas bien desde el principio. Por un momento imagina que Caín se hubiera levantado de ver la televisión y hubiera dicho: «Mejor voy a hacer como tú haces, querido hermano, y juntos vamos a agradar a Dios». Jesús hizo referencia a Abel como «el justo» (Mateo 23: 35). Juan evocó el pasaje en el marco de un gran conflicto entre el bien y el mal, la bondad y la iniquidad, lo justo y lo injusto (1 Juan 3: 12). No podemos sentarnos frente a una televisión y ver los resultados inmediatos de nuestras decisiones, pero sí sabemos cómo terminará toda la historia, el bien triunfará. Haz bien las cosas desde el principio. Toma las decisiones que agradan a Dios.

«Estamos a la vista del mundo eterno, y cuan diligentemente debiéramos computar el costo de nuestra influencia. No deberíamos excluir la eternidad de nuestra consideración, sino acostumbrarnos a preguntar continuamente: ¿Agradará esta conducta a Dios?». MJ 28

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

LA FATIGA DE LA VIDA

Pocos son los días, y muchos los problemas, que vive el hombre nacido de mujer (Job 14: 1).

La vida del ser humano no es solo breve. Otro concepto que aparece con frecuencia en la Palabra de Dios es que la vida de los seres humanos está llena de dificultades y problemas. Jacob lo entendió de este modo: «Mis años de andar peregrinando de un lado a otro han sido pocos y difíciles» (Gen. 47: 9). Por doquiera vemos vestigios del sufrimiento humano. El hambre que prevalece en el mundo nos golpea duro. La enfermedad también nos trae mucho sufrimiento. Las crisis familiares y los divorcios provocan mucho dolor, especialmente emocional. Este tipo de sufrimiento deja a veces más secuelas que el dolor físico. Se pensaba que las crisis familiares y los divorcios eran un fenómeno de sociedades desarrolladas, como Estados Unidos, Canadá y los países de la Unión Europea. Pero hoy lo vemos por todas partes: familias desintegradas y niños que viven en la calle, donde son abusados y explotados. Se ha calculado que alrededor de cien millones de niños viven en las calles del mundo, muchos de los cuales pertenecen a familias disfuncionales. El sufrimiento es el resultado del mal que prevalece por todas partes. Es evidente en la Palabra de Dios que el ser humano no fue creado para sufrir, como no lo fue para morir. También está claro que el plan de Dios es restable¬cer el ideal original del Creador para la humanidad. Pero aunque nuestra vida pueda tener sinsabores, amarguras y sufrimientos, podemos gozarla aun en medio de la crisis. El apóstol Pablo fue un ejemplo de esto: imbuido por el Espíritu de Dios, aprendió el secreto de ser feliz a pesar de las adversidades. Cuando abrazó el cristianismo, sus familiares lo aborrecieron; y aun fueron los primeros en perseguirlo. Contrajo una enfermedad que fue una molestia constante, por lo que oró al Señor para que lo sanara, pero sin éxito. En el capítulo doce de la segunda Epístola a los Corintios, Pablo hace una lista de tribulaciones que podrían haber amargado a cualquier persona. Finalmente, en Roma, lo decapitaron por su fe y fervor en esparcir el evangelio. Pero él se regocijaba en Cristo. Escribió: «Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo». Que Dios nos ayude a ser felices durante este año a pesar del sufrimiento que podamos tener o contemplar.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C.