viernes, 19 de agosto de 2011

LA SINCERIDAD: UN DON NECESARIO

Jehová guarda a los sencillos. (Salmo 116:61)

Permíteme parafrasear un párrafo inspirado que se encuentra en el libro de Elena G. de White titulado La educación: «La mayor necesidad del mundo es la de mujeres que no se vendan ni se compren; mujeres que sean sinceras y honradas en lo más íntimo de sus almas; mujeres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; mujeres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; mujeres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos» (p. 54).
La sinceridad es una virtud indispensable, en nuestra travesía por este mundo. Nos lleva a ver las cosas como Dios las ve y no bajo nuestra propia interpretación. Cuando participamos de las actividades de la iglesia, debemos tener en cuenta que la sinceridad con que hagamos las cosas es lo que Dios recibirá con agrado. Si la sinceridad está ausente de nuestro proceder, nada de lo que hagamos será elogiado por Dios. Puede, ser que obtengamos recompensas humanas, pero en los registros celestiales solo aparecerá la palabra «hipócrita».
Jesús luchó contra el mal de la hipocresía que imperaba en sus días. Los dirigentes religiosos, en lugar de enseñar la verdadera adoración, vivían una vida sin amor y ofrecían una imagen distorsionada del verdadero carácter de. Dios. En varias ocasiones Jesús les reprochó su hipocresía y los exhortó a tomar un rumbo diferente. Aunque sus ojos llenos de lágrimas censuraban la actitud incorrecta de aquellos dirigentes, su corazón lleno de amor estaba dispuesto a perdonarlos, restaurarlos y salvarlos, si ellos lo permitían. Ese mal ha llegado hasta nuestros días.
Sería bueno que pudiéramos formularnos las siguientes preguntas: ¿Qué nos mueve a participar en la iglesia? ¿Vamos a la iglesia a encontrarnos con Dios o simplemente convertimos el templo en un club donde compartimos toda clase de temas triviales con nuestras amigas? ¿Es la hora del culto un concurso de moda que queremos ganar? Cuando nos asignan alguna responsabilidad, ¿la aceptamos por mero compromiso, por quedar bien, o porque nos complace servir con nuestros talentos y recursos al Dios que nos da todo?
Sea nuestro obrar con absoluta sinceridad, entonces brillaremos.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

NO PIDAS PRESTADO

El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta. Proverbios 22:7.

Entre las muchas promesas que Dios registró en las Escrituras, están las que se asocian con la prosperidad económica. Aunque algunos duden de este criterio y piensen que Dios desea la pobreza para sus hijos, la Biblia no dice lo mismo. Dios prometió bendecir a su pueblo materialmente en numerosas ocasiones (Deut. 11:13-15; Prov. 3:9, 10; Mal. 3:10; Mar. 10:29, 30), y esas promesas también son para nosotros en la medida que tengamos en cuenta algunos aspectos que son imprescindibles.
Permíteme contarte un incidente que viví con un compañero de colportaje al que llamaré Ornar. Este joven tenía el talento de caer bien y convencía a las personas de que el material ofrecido era necesario para sus vidas. No llegaba con presión ni con deshonestidad, y para cada familia tenía una experiencia distinta que contar. Sus ventas fueron cuantiosas. Al comparar sus ventas con las mías, las suyas superaban ampliamente las mías. Sin embargo, al finalizar el verano, Ornar se sorprendió por la cantidad de dinero que yo llevaba a la universidad, mientras él volvía con un pequeño residuo de todo lo que había ganado ese verano. ¿Cuál era el problema? Sus deudas. Ornar tenía la mala costumbre de gastar más de lo que ganaba, y luego pedir prestado para subsistir, y de esa manera se sumergía en deudas que después se le hacían sumamente difíciles de pagar. Siempre las cubrió, ya que era honesto y responsable, pero en su caso, Dios podría haber obrado con bendiciones mucho más abundantes si Ornar no hubiera tenido la mala costumbre de pedir prestado.
Y tú, ¿te endeudas con facilidad? ¿Tienes la costumbre de pedir dinero prestado para salir de tus ajustes financieros? El consejo del proverbista es claro: "El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta". Si no quieres ser "siervo" de nadie no pidas prestado. Procura vivir cada día con lo que tienes, y no gastes más de lo que ganas, y verás con el tiempo que el Señor aumentará tus recursos económicos.
El Señor desea llenar de bienes a cada uno de sus hijos, y para ello dejó registrada en su Palabra una serie de consejos que, puestos en práctica, darían el éxito hasta a un incrédulo. Por eso, recuerda siempre el consejo de este día: Vive con lo que tienes y no pidas prestado.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

LA PREOCUPACIÓN DE JESÚS

Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino. Mateo 15:32.

Jesús no vino a este mundo solo para salvarte del pecado; aunque el pecado sea la causa de todos tus problemas. Cuando no existía el pecado, el mundo era un mundo perfecto; "bueno en gran manera", relata el libro de Génesis. Pero, desdichadamente, el pecado entró, trayendo todas sus consecuencias: violencia, injusticia, egoísmo, hambre, soledad, miedo, en fin... Hoy vivimos en un mundo injusto, plagado de desigualdades; un planeta en el cual unos pocos desperdician mucha comida y muchos mueren de hambre.
El peor error que los cristianos podemos cometer, en ese contexto, es el de pensar que nuestra misión es solo predicar el evangelio de salvación, en el sentido de solo "portarse bien para llegar al cielo".
El cielo y la vida victoriosa sobre las tendencias pecaminosas son verdades meridianas; realidades, y no solamente ilusiones o promesas utópicas. Pero, la salvación es mucho más que solo esperar la recompensa eterna cuando Jesús vuelva: tiene que ver, también, con el vivir cotidiano del ser humano, mientras aguardamos el día esperado del retorno de Jesucristo.
El versículo de hoy nos muestra la preocupación divina con las necesidades humanas. Podría haber resultado fácil, para Jesús, predicar las buenas nuevas del Reino celestial y dejar que las personas resuelvan su problema de falta de alimento. Pero, él consideró: "Ellos no han comido durante tres días y no quiero enviarlos así, para que se desmayen en el camino". Este es el Dios del evangelio completo. Él sabe que las personas no pueden entender las verdades espirituales, mientras el estómago les ronronea de hambre.
Pero el otro error, igualmente fatal, que podemos cometer es el de pensar que la misión de la iglesia es transformar la estructura social injusta de nuestros días, olvidándonos de que la raíz de los problemas humanos no es la estructura social, sino el problema del pecado.
Haz de este un día de justicia: alimenta al pobre, calma la sed del sediento, preocúpate por el que sufre a tu lado. Olvídate un poco de tus problemas y piensa que, en esta vida, siempre hay alguien en peor situación que tú. Y recuerda que "Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón