Lugar: Michigan, EE.UU.
Palabra de Dios: 1 Juan 2:6
“El que afirma que permanece en él, debe vivir como él vivió”.
Joaquín y Jonatán caminaban por la calle, deteniéndose en una casa para entregar unos volantes invitando a la gente a asistir a un evento organizado por la iglesia. Los dos chicos estaban felices de poder ayudar, pero no siempre era fácil. Algunas personas los trataban mal; a veces, hasta les cerraban la puerta en la cara.
Mira eso -dijo Jonatán, señalando calle abajo.
Papel higiénico cubría una de las casas. Los árboles, el jardín delantero y los arbustos, todo era una gran maraña de papel higiénico. Había papel por todas partes.
-¡Qué groseros! No entiendo por qué algunos piensan que es divertido hacerles eso a otros.
Joaquín asintió.
Al acercarse a esa casa, vieron a una mujer tratando de limpiar el lugar.
¿Paramos? -preguntó Jonatán-. No creo que esté de buen humor. Después de discutirlo, decidieron hablar con la señora. Sintiéndose un poco nerviosos, se acercaron a la mujer.
Disculpe. Somos estudiantes, y estamos entregando estas invitaciones para unas reuniones. Nos gustaría invitarla a asistir.
-No, gracias -respondió ella, con seriedad.
Los dos amigos se dieron vuelta y siguieron su camino. Pero, algo los detuvo.
Les dije que no estoy interesada -les dijo la señora cuando vio que los chicos se le acercaban nuevamente.
Lamento molestarla -dijo Jonatán-, pero me preguntaba si podríamos ayudarla a limpiar.
La mujer pareció sorprenderse, pero aceptó de buena gana su ayuda. Los chicos se subieron a los árboles y quitaron el papel higiénico. Y, mientras lo hacían, no pudieron evitar ver la sonrisa en el rostro de la mujer
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson