«¡Resuenen los cascos de los caballos! ¡Galopan, galopan los briosos corceles!» (Jueces 5:22).
Primero coloca un pie en un estribo. ¡Bien!, ahora salta, sube la pierna sobre el caballo y mete el otro pie en el otro estribo. Muy bien, ¡ya estás listo para cabalgar! Eso fue exactamente lo que yo hice, pero algo sucedió. Cuando iba galopando por campo abierto, noté que mi montura comenzaba a rodarse hacia un lado. Se fue deslizando cada vez más, hasta que quedé cabalgando debajo del caballo. La montura se había volteado completamente. Mi cabeza estaba rozando el piso, hasta que finalmente me desprendí de ella y caí. ¡Ay!
El versículo de hoy me hizo recordar esa anécdota real de mi vida. El versículo también describe una victoria que Israel obtuvo gracias a su obediencia a Dios. Esta es una lección muy importante. Pensé también en la manera en que, briosos como los corceles, trabajamos con gozo para Jesús. En Mateo 5:16 se dice que la gente verá nuestras buenas obras y alabará a Jesús. Eso es exactamente lo que queremos que hagan. Haz una buena obra hoy por alguien y avanza como un corcel para Dios. La gente querrá saber más sobre el Dios al cual sirves.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush