«Debajo de todo árbol frondoso y de toda encina tupida, es decir, en los lugares donde ofrecieron incienso de olor agradable a sus ídolos malolientes» (Ezequiel 6: 13, NVI).
Acerquémonos a ese árbol que está allá y descansemos un rato. Ah, qué maravilloso es poder descansar, y qué sombra tan agradable, ¿no es así? ¿Qué es esa piedra rota? Te voy a contar una y triste historia.
Cuando el pueblo del antiguo Israel vivía aquí, desobedecieron a Dios y comenzaron a adorar a los ídolos de las naciones vecinas. Aunque te parezca increíble, llegaron a construir dioses de piedra y se inclinaron ante ellos. ¿A ti te parece posible que algo hecho de piedra pueda hacer algo por ti? ¿Crees que es posible amar a algo que está hecho de piedra y que ese algo te ame? Por supuesto que no, pero eso es exactamente lo que gran parte del pueblo de Dios comenzó a creer. Qué triste.
Nosotros podemos actuar de una manera diferente y asegurarnos de que no estemos adorando a otros dioses. Yo no me estoy refiriendo a inclinarnos frente a dioses de piedra, sino a dejar que otras cosas ocupen el lugar de Dios en nuestra vida. La televisión, los deportes, e incluso ir a la iglesia pueden sustituir el hecho de llegar a conocer plenamente a Jesús. Decide conocer a Jesús con todo tu corazón, y nunca permitas que otra cosa ocupe el lugar que solo le corresponde a él en tu corazón.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush