domingo, 9 de octubre de 2011

LOS QUE LLORAN

Llamaron a aquel lugar Boquim, y allí ofrecieron sacrificios a Jehová. (Jueces 2:5)

El llanto es una forma de expresión humana que puede tener diferentes matices. Mediante el llanto mostramos nuestra reacción ante algún suceso, ya sea positivo o negativo. Por ejemplo, cuando ganamos un trofeo, lloramos de alegría; cuando caminamos hacia el altar nos sobrecoge el llanto. Un bebé que se siente desamparado llora, y cuando se hace mayor y debe enfrentar sus temores, también llora. Las lágrimas no solo limpian nuestros ojos de cuerpos extraños e impurezas, sino que también pueden lavar nuestro corazón y servirnos de catarsis.
El texto de hoy nos remite a un escenario de dolor y reproche. Israel había sido librado milagrosamente de la esclavitud y conducido en forma no menos milagrosa a la tierra que Dios había prometido. Su primera misión era acabar con todo vestigio de idolatría. No debían mezclarse con los paganos ni aceptar sus Formas de culto ni costumbres. Pero habían sido negligentes en estos dos aspectos, y ahora el ángel les reprochaba su actitud. Sin embargo, aunque los israelitas allí congregados comprendieron sus faltas, sus lágrimas fueron más de vergüenza que de arrepentimiento. Lamentaban que por no haber cumplido su parte no podían disfrutar del favor divino ni habitar en paz, como era el deseo de Dios.
Tú y yo hemos sido liberadas de la esclavitud del pecado. Dios permite que gocemos anticipadamente de la tierra prometida al vivir en este mundo en paz con nuestros semejantes y con él. Pero, ¿qué sucede si, como los israelitas de antaño, nos mezclamos con el mundo en lugar de salir de la oscuridad y brillar para que otros puedan encontrar el camino?
Muy pronto la tierra prometida será una realidad para todos nosotros, i Cristo está a punto de regresar! Cuando tengas que enfrentar el juicio, ¿recibirás un reproche o Dios podrá cumplir completamente su obra en ti? Este es el momento de derramar nuestras lágrimas en un llanto de arrepentimiento y rogar por la misericordia de Dios. Alístate, no te detengas, Cristo viene y su galardón con él. ¿No quieres recibir lo que es tuyo?
El arrepentimiento produce una limpieza total de la persona.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

PALABRAS ASESINAS

No matarás. Éxodo 20:13.

Con el sexto mandamiento, Jehová Dios procuró exaltar el valor de la vida. Solo él como Creador y Sustentador de sus criaturas puede ponerle fin a su existencia, pero los seres humanos no tenemos autoridad sobre la vida propia ni ajena. Incluso, aunque nos parezca que nuestro cuerpo nos pertenece y que somos dueños de hacer con él lo que queramos, nuestra salud y nuestra vida solo están en nuestra administración y cuidado, pero le pertenecen a Dios (1 Cor. 6:19, 20).
El Señor Jesús nos dejó como enseñanza una "ampliación" del sexto mandamiento. Esa "ampliación" incluye las palabras ofensivas. El texto bíblico versa así: "Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego" (Mat. 5:22). Nuestro Señor expresó de manera clara la importancia de las palabras que usamos, y no da por inocente al que diga a su hermano "necio", que significa "sin valor", "estúpido", o "fatuo", que significa "tonto", al paso que expresa desprecio por la falta de inteligencia de una persona (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 325).
Es decir, podemos evitar tomar un arma para matar a otro, pero transgredimos el mandamiento cuando permitimos que salgan de nuestros labios palabras hirientes o malas palabras. ¡Y cuánta razón tenía Jesús! Personas que podrían haber tenido una existencia feliz, viven en la actualidad desdichadas, con su autoestima arruinada, dolidos y heridos por las palabras ofensivas que escucharon desde pequeños en su hogar. Esas heridas emocionales podrían haberse evitado si se hubiera respetado el mandamiento que nos dice: "No matarás".
La Palabra de Dios es ley para sus hijos, y los mandamientos son un "resumen" de esa ley expresada en diez preceptos. El sexto mandamiento nos da un límite, para que todo ser humano vele sobre la integridad física y psicológica de su prójimo; y en este aspecto, como cristianos deberíamos marcar una diferencia con el mundo que no conoce a Jesús.
Hoy, el Señor te invita a que tomes una decisión: No dejar que tus palabras sean el arma para herir o matar a otro, sino que puedas alentar, apoyar y fortalecer las ganas de vivir en los demás.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

EN EL AMOR DE DIOS

Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. Judas 1:21.

El texto de hoy muestra una de las características de las personas que esperan el regreso de Jesús: esas personas se conservan en el amor de Dios; aguardan la bendita esperanza mientras viven una experiencia de amor junto con Dios. Pero ¿qué significa conservarse en el amor de Dios?
El amor de Dios es como la luz del sol. ¿Qué debo hacer para estar bajo la luz del sol? ¡Nada! La luz, simplemente, está allí, a mi disposición. Puedo ir, volver, correr, saltar, y la luz del sol continuará iluminándome.
Pero, si yo abro una sombrilla, si me cubro con una manta, si encuentro un techo y me guarezco, entonces los rayos del sol no me sirven ya más. La luz del sol no desaparece; solo que sus rayos no me sirven porque yo tomé una decisión.
Permanecer en el amor de Dios es como permanecer a la luz del sol. No importa donde vayas, por donde camines o donde te escondas: el amor de Dios siempre te buscará y te alcanzará. Puedes caer en el abismo más profundo, pero el amor de Dios te encontrará. Lo único que puede separarte del amor de Dios es tu elección personal.
El pecado es la manta, la sombrilla, el techo. El pecado te separa de Dios, quien solo puede entrar en tu vida si lo aceptas.
Si por algún motivo ya tomaste tu decisión, estás bajo un techo y no tienes ganas de salir, ¿qué puedes hacer?
Primero, recuerda que el amor de Dios es incondicional, y está a tu disposición. Segundo, así como el pecado es como una "sombra" que escoges, el perdón es una ventana que abres. Y, si lo haces, entrará de nuevo la luz y el calor, a tu vida triste y abatida.
Hoy es un nuevo día, y se abrirán nuevas puertas. Todo nuevo día trae, otra vez, al sol en sus alas. Si estás atrancado en el cuarto de tu corazón, con las ventanas cerradas, viviendo una de las etapas más oscuras de tu vida, abre las ventanas, confiesa y abandona el camino de muerte. Permite que la luz brille en tu vida nuevamente, y permanece en el amor de Dios.
Yergue la cabeza, y oye el consejo de Pablo: "Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna". Haz esto, y el resultado será maravilloso.

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón