Esta ha hecho lo que podía (Marcos 14:8).
María había escuchado los comentarios que censuraban su acción y su vida, por eso estaba a punto de alejarse cuando escuchó las palabras de Jesús: «Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho» (Mar. 14: 6). Jesús nunca nos deja ir sin una palabra de consuelo. Su amor reconoce nuestras acciones y sus ojos aprueban nuestra labor. Este incidente fue aprovechado por Jesús no solo para mostrar su gratitud hacia María y para reconocer públicamente lo que había hecho por él, sino para enseñarnos la importancia de nuestras acciones y pensamientos. ¿Qué lecciones podemos obtener de él?
María había escuchado los comentarios que censuraban su acción y su vida, por eso estaba a punto de alejarse cuando escuchó las palabras de Jesús: «Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho» (Mar. 14: 6). Jesús nunca nos deja ir sin una palabra de consuelo. Su amor reconoce nuestras acciones y sus ojos aprueban nuestra labor. Este incidente fue aprovechado por Jesús no solo para mostrar su gratitud hacia María y para reconocer públicamente lo que había hecho por él, sino para enseñarnos la importancia de nuestras acciones y pensamientos. ¿Qué lecciones podemos obtener de él?
- María había recibido a Jesús como su Salvador, no solamente como Maestro y Sanador.
- El acto de ungirlo declaraba la gratitud de esta mujer por lo que Jesús había hecho por ella.
- No temía al qué dirán. Tenía que darle a Jesús lo mejor de ella.
- Simón, por su parte, solo estaba agradecido porque Jesús había sanado su lepra, pero no confiaba en que fuera el Mesías. Su actitud refleja que creía en Dios, pero que no lo había aceptado aún como su Salvador personal.
- El aroma que impregnó aquel lugar es el mensaje de salvación que no conoce límites al fronteras humanas.
- Las críticas supuestamente santas que recibimos cuando queremos acercarnos a Jesús pueden venir de cualquier persona.
- La aprobación de Jesús llega a nuestras vidas: «Hija, tu fe te ha salvado, ve, en paz».
Dos vidas habían sido fundidas en una. A partir de entonces María ya no sería conocida como la mujer pecadora, ni tendría que soportar la censura moral y social. Su vida había sido restaurada y se había convertido en una de las mujeres que servían a Jesús y a sus discípulos, tal como se registra en el capítulo 8 de Lucas. Pero para que el proceso de transformación fuera una realidad en ella, tuvo que derramar su alma a los pies de Jesús.
Tú también necesitas ir a Jesús, porque solo en él hay salvación. No dejes que los acusadores ni tu vida pasada se interpongan entre tu Salvador y tú.
No esperes un milagro para ir a Jesús.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Tú también necesitas ir a Jesús, porque solo en él hay salvación. No dejes que los acusadores ni tu vida pasada se interpongan entre tu Salvador y tú.
No esperes un milagro para ir a Jesús.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera