lunes, 29 de junio de 2009

UN ESFUERZO RECOMPENSADO

La mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye (Proverbios 14: 1).

Las horas de la noche me parecían tan cortas. Aprovechando que mis hijos menores dormían, me dediqué a preparar los dulces que se entregarían a la mañana siguiente en las tiendas escolares. Oraba para que Dios bendijera esas ganancias que irían directamente a cubrir las colegiaturas y algunas de las necesidades de mis hijos mayores en la escuela adventista. Creo que en muchas ocasiones me sorprendió el amanecer. Al recordar, solamente puedo comprender que las fuerzas para resistir ese ritmo de vida las recibía del cielo. Instruir a nuestros hijos era un desafío diario para mi esposo y para mí. Pero la promesa de Proverbios me dio el ánimo para depositar en la educación cristiana mi confianza. Cuando conocí el mensaje adventista supe que había encontrado la verdad, y saber que mis hijos podrían tener la oportunidad de prepararse en un colegio adventista se convirtió en mi mayor deseo. Ansiaba que ellos, tuvieran las mejores oportunidades en su preparación y se capacitaran para servir a Dios. No dejé pasar nunca una oportunidad para animar a los padres y jóvenes de nuestra iglesia a ser parte de este privilegio. Los sacrificios que hicimos en nuestro hogar para que ellos tuvieran esa oportunidad se convirtieron en lo mejor de nuestra vida. En ocasiones alguno de ellos debió interrumpir sus estudios para que otro pudiera iniciarla, entonces se dedicaban a trabajar y ahorrar para continuar en el siguiente año. Amigas, tuve la oportunidad de esforzarme diariamente soñando con verlos preparados. Ellos aprendieron que el trabajo y el colportaje son bendiciones que Dios tiene reservadas para aquellos que creen que la escuela adventista es el terreno donde Dios los puede capacitar para su servicio.
Emma Osuna Vda. de Castillo
Tomado de la Matutinas Manifestaciones de su amor.

LA AYUDA ESTÁ DISPONIBLE

Tú eres mi refugio: me proteges del peligro, me rodeas de gritos de liberación. Salmo 32:7

No pudo evitar golpear al perro. El conductor se sentía fatal, pero o animal había irrumpido en la calzada y se fue gimiendo. El conductor siguió su camino, pero Jasper, el perro, necesitaba ayuda. Por eso, cojeando, se dirigió al hospital, a más de quince kilómetros. Cuando llegó, Jasper se quedó junto a la entrada del hospital y miró cómo la gente entraba y salía. Se dio cuenta de que las puertas se abrían cuando las personas ponían el pie en la alfombra negra. Así que pisó la alfombra y entró. Al principio nadie se daba cuenta de su presencia, así que se echó junto a la cabina telefónica. Luego, se levantó y se acercó al mostrador de recepción. Cuando descubrieron que un perro herido había ido al hospital, los empleados sintieron lástima por Jasper. Juntaron dinero y lo llevaron al veterinario. El veterinario lo observó y le curó las heridas. ¿Pero qué harían con él? Uno de los ayudantes del veterinario adoptó a Jasper y se lo llevó a casa. Pero Jasper no se quedó demasiado tiempo. Tan pronto como sintió que podía viajar, se liberó del collar y regresó a casa. Anduvo por la autopista interestatal y siguió caminos desconocidos. Finalmente, Jasper se presentó en la puerta de su antigua familia. Su historia atrajo la atención de las televisiones nacionales. Jasper no tuvo miedo de pedir ayuda. Pero muchos humanos sí lo temen. Tenemos, miedo de parecer débiles por admitir que tenemos un problema. También pensamos que si no le hacemos caso acabará por desaparecer. Preséntale tus problemas a Dios. Pídele consuelo y guía. Busca también un adulto de confianza que esté dispuesto a escuchar. La ayuda está disponible. No hay razón para que sufras solo.

Tomado El viaje Increíble.

LAS SORPRESAS DE DIOS

Y le dieron las nuevas, diciendo: «José vive aún; y él es señor en toda la tierra de Egipto». Y el corazón de Jacob se afligió, porque no les creía. Génesis 45:26

La noticia que recibió Jacob le estremeció el cuerpo y estuvo a punto de paralizarle el corazón. Durante más de veinte años había creído que su amado hijo estaba muerto. De repente, le dan la noticia de que está vivo. Todos los que tenemos hijos comprendemos un poco el dolor del corazón de aquel padre. ¡Cuántas lágrimas! ¡Cuánto dolor! ¡Cuántas horas de agonía a causa de la terrible pérdida! Y cuando le dieron la gran noticia de que su hijo vivía «el corazón de Jacob se afligió, porque no les creía».

La noticia de que su hijo aún vivía sobrepasó cualquier cosa que el patriarca hubiera imaginado jamás. Esta dramática historia es como un consuelo para los padres que han perdido a sus hijos, no solo en la muerte, sino en el camino del bien. Me emociona pensar que Dios piensa devolverles sus hijos a todos los padres que han sufrido el mismo dolor que sufrió Jacob.
Jacob ya había llegado a la conclusión de que José había muerto. Era algo que estaba sellado y confinado al recuerdo doloroso del corazón del padre. El recuerdo y el dolor habían hecho su morada en su interior. ¡Qué maravilloso debe de haber sido saber que su hijo amado todavía estaba vivo!
El corazón de Jacob recibió otro sobresalto cuando supo que José, su hijo, era «señor en toda la tierra de Egipto». Estos son los finales de Dios. Así serán todos los finales, para todos los hijos, para todos los padres, en el reino de los cielos. Todos los finales estarán más allá de la comprensión de la mente humana. Eso es lo que fascina a Dios. Se dedica a hacer cosas que sobrepasan nuestra imaginación. Es el tipo de sorpresas que está preparándonos en la tierra nueva.
El apóstol Pablo dijo que las sorpresas que Dios tiene preparadas para nosotros son inimaginables para el corazón y la mente del ser humano: «Antes bien como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman» (1 Cor. 2: 9). Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. Si pudiéramos ver lo que tiene en mente, nos quedaríamos pasmados de ver las grandes soluciones que tiene reservadas para cada uno de nuestros problemas.
Decide hoy creer que Dios cumplirá los deseos de tu corazón de una manera inimaginable.

Tomado de la matutina Siempre Gozosos