Un amigo es siempre afectuoso, y en tiempos de angustia es como un hermano. Proverbios 17:17
¿Cuál es la cualidad que más valoras en los amigos verdaderos? Si tuvieras que escoger solo una de sus muchas virtudes, ¿cuál mencionarías? No sé lo que piensas al respecto, pero creo que los grandes amigos siempre están cerca en los momentos de mayor necesidad. El ejemplo que sigue ilustra gráficamente esta realidad.
Era el 22 de abril de 1947, y los Phillies de Filadelfia visitaban a los Dodgers. No había transcurrido mucho del juego cuando los jugadores de los Phillies «destaparon» lo que parecía una cañería de insultos contra Jackie Robinson: «Oye, negro, ¿por qué no regresas a la jungla de dónde viniste?» «No te queremos aquí».
Robinson, que jugaba en la primera base, muy cerca de donde gritaban los insultos, escuchaba con paciencia. Mientras tanto, nadie movía un dedo para poner fin al abuso. El mismo Robinson cuenta que ese día quedó marcado en su memoria como uno de los más difíciles de toda su vida. «¿Qué hago aquí, poniendo la otra mejilla, como si no fuera un hombre?», se preguntaba, mientras soportaba la lluvia de insultos.
Lo que ocurrió entonces en el campo ni siquiera el mismo Robinson pudo haberlo imaginado. Pee Wee Reese, jugador estrella y capitán de los Dodgers, pidió tiempo a los árbitros y se dirigió hacia la primera base, donde un afligido Robinson estaba a punto de «tirar la toalla». Ante la mirada atónita de los jugadores y de miles de fanáticos, rodeó a Robinson con su brazo y le dijo algunas palabras de ánimo. Un reportero fotografió el histórico abrazo. Al día siguiente, la foto recorrió todo el país (Arn Shein, Signs of the Times [Señales de los tiempos], abril de 1996, p.19).
El hecho quedó registrado para la historia como testimonio irrefutable de que un amigo es como un hermano en tiempos difíciles. Al comentar sobre ese gesto de Reese, Robinson escribiría: «Significó tanto para mí. Fue algo realmente increíble» (H. Paul Jeffers, The 100 Greatest Héroes [Los cien héroes más grandes], p. 234).
¿Puedes pensar ahora mismo en un amigo o amiga que esté atravesando por momentos difíciles? Si es así, ¿qué se te ocurre que podrías hacer para darle una mano de ayuda? Recuerda que quien «tiene amigos ha de mostrarse amigo» (Prov. 18:24, RV60).
Señor Jesús, dame un corazón sensible, como el tuyo, para responder a las necesidades de mis amigos.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala