«Bebe el agua de tu propia cisterna, los raudales de tu propio pozo» (Proverbios 5:15, RV95).
En la mayoría de los países, cuando alguien quiere un vaso de agua, simplemente tiene que ir a la cocina, abrir la llave y llenarlo. Pero esto no es así de fácil en todas las partes del mundo. En algunos pueblos la gente tiene cisternas al lado de sus casas. Una cisterna es un depósito subterráneo que se utiliza para recoger y guardar agua de lluvia. Cuando la gente necesita agua para cocinar o beber llevan una cubeta a la cisterna y toman el agua que necesitan. Pero deben ser prudentes. No pueden gastar toda el agua, pues hay otros en la casa que también la necesitan y no saben cuándo lloverá de nuevo. Y pensar en robarse el agua del vecino sería terrible.
El versículo de hoy dice que debemos tomar el agua de nuestra propia cisterna. Esto no significa que no debemos compartir; sino que no debemos codiciar lo que tiene nuestro vecino. Es decir, si el vecino tiene un automóvil último modelo, a nosotros no debería preocuparnos. Quédate tranquilo, que Dios cuidará de ti. Tal vez no llegues a tener todo lo que deseas, pero él te dará todo lo que necesitas. Y siempre se asegurará de que haya suficiente agua de vida para ti.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush