Lugar: Egipto
Palabra de Dios: Apocalipsis 12:7-12.
La batalla de Qadesh había terminado. Era el año 1294 a.C, y el Faraón Ramsés II había retornado, con sus soldados. Al comenzar la celebración, el faraón ordenó a sus talladores de piedras que construyeran un monumento para conmemorar su victoria. Ese memorial ha estado allí durante generaciones, recordando a la gente lo que sucedió en la batalla de Qadesh. Muchos historiadores vieron el monumento y escribieron acerca de la gran victoria militar del faraón contra los hititas.
No fue sino hasta unos tres mil años más tarde que la verdad salió a la luz. Los arqueólogos descubrieron que, en realidad, los hititas habían salido victoriosos en la batalla de Qadesh: habían derrotado faraón Ramsés II y a su ejército. Sin embargo, el gobernante egipcio se negó a aceptar la derrota y, en su lugar, construyó un monumento para sí mismo.
Algo parecido ocurre con el engaño que Satanás quiere sacar adelante. Él ha sido derrotado, pero no quiere admitirlo. En lugar de eso, dice ser el príncipe de este mundo y trata de que tanta gente como sea posible se una a su bando. Pero, el libro de Apocalipsis nos dice lo que realmente sucedió en la guerra entre Dios y Satanás:
"Se desató entones una guerra en el cielo; Miguel y sus ángeles combatieron al dragón; éste y sus ángeles, a su vez, les hicieron frente, pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra... El Diablo, lleno de furor, ha descendido a ustedes, porque sabe que le queda poco tiempo".
Sí, Satanás sabe que tiene poco tiempo. Esa es la razón por la cual trabaja mucho para hacer que la gente se ponga de su lado. Pero, no importa lo que diga, la victoria final pertenece a Dios, y tú y yo podemos estar del lado ganador.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson
Palabra de Dios: Apocalipsis 12:7-12.
La batalla de Qadesh había terminado. Era el año 1294 a.C, y el Faraón Ramsés II había retornado, con sus soldados. Al comenzar la celebración, el faraón ordenó a sus talladores de piedras que construyeran un monumento para conmemorar su victoria. Ese memorial ha estado allí durante generaciones, recordando a la gente lo que sucedió en la batalla de Qadesh. Muchos historiadores vieron el monumento y escribieron acerca de la gran victoria militar del faraón contra los hititas.
No fue sino hasta unos tres mil años más tarde que la verdad salió a la luz. Los arqueólogos descubrieron que, en realidad, los hititas habían salido victoriosos en la batalla de Qadesh: habían derrotado faraón Ramsés II y a su ejército. Sin embargo, el gobernante egipcio se negó a aceptar la derrota y, en su lugar, construyó un monumento para sí mismo.
Algo parecido ocurre con el engaño que Satanás quiere sacar adelante. Él ha sido derrotado, pero no quiere admitirlo. En lugar de eso, dice ser el príncipe de este mundo y trata de que tanta gente como sea posible se una a su bando. Pero, el libro de Apocalipsis nos dice lo que realmente sucedió en la guerra entre Dios y Satanás:
"Se desató entones una guerra en el cielo; Miguel y sus ángeles combatieron al dragón; éste y sus ángeles, a su vez, les hicieron frente, pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra... El Diablo, lleno de furor, ha descendido a ustedes, porque sabe que le queda poco tiempo".
Sí, Satanás sabe que tiene poco tiempo. Esa es la razón por la cual trabaja mucho para hacer que la gente se ponga de su lado. Pero, no importa lo que diga, la victoria final pertenece a Dios, y tú y yo podemos estar del lado ganador.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson