domingo, 7 de junio de 2009

SOMOS COMO UNA FLOR

El hombre es como la hierba, sus días florecen como la flor del campo (Salmo 103: 15).

Me encontraba en mi oficina. Aparentemente era un día normal de trabajo, pero entonces me enteré de una lamentable noticia: la muerte de un siervo de Dios. Parece que al abrir la puerta de su casa lo esperaban. Su muerte fue rápida, pues sus asesinos actuaron de manera fulminante.
La noticia nos dejó a todos consternados. Una noticia así no se puede creer. Era tan buen hombre. Hacía un excelente trabajo. Tenía una linda familia. Señor, ¿por qué? Por qué permitiste que esto sucediera? Preguntas que muchos nos habremos hecho al saber de lo acontecido. Por ahora, no tenemos la respuesta. Solo sabemos que Dios ama a sus hijos, los cuida y los protege. Pero a veces, sí a veces, permite que sucedan ciertas desgracias que no logramos entender.
¿Qué somos realmente sin Dios? ¡Qué vano es vivir en este mundo, creer que lo tenemos todo!'De manera insensata nos enorgullecemos de lo que po­seemos y de lo que podemos hacer. Los logros humanos son tan fugaces y efímeros que muchos ni siquiera los disfrutan.
Cuando vemos la hermosa flor en la mañana, fresca y radiante, parece como si así fuera a permanecer por mucho tiempo, pero al regresar en la tarde la vemos marchita, moribunda, sin frescura. Con cuanta frecuencia se nos olvida que nuestra vida se compara con una flor del campo, que aunque tiene su encanto y su belleza, rápidamente deja de existir al término del día.
Querida amiga, no olvides en este día lo vano que es vivir alejadas de Dios. Que puedas vivir el día de hoy delante de él como si fuera el último, pero con la esperanza de que cuando él venga y restaure tu vida, no dejarás de ser al final del día, sino que vivirás eternamente. Señor, ven pronto, quiero estar contigo por siempre.

Noemí Gil de Barceló
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor

ESCUCHA LA VOZ

Si hoy escuchan ustedes lo que Dios dice, no endurezcan su corazón. Hebreros 4:7.

Se cuenta la historia de un abuelo y su nieto menor que trabajaban codo con codo mientras cavaban un camino hacia el granero. Juntos araban un futuro semillero. De repente, un sonido metálico rompió el silencio de la tarde. La azada habia chocado con algo que se encontraba oculto en la tierra. —¿Qué encontraste, abuelo? —preguntó el niño. El anciano cavó con la azada hasta que liberó la roca y la sacó a la superficie. —Solo es una piedra grande —dijo. Se agachó y, con las dos manos, tomó la roca y se dispuso a arrojarla a un lado. Pero una idea pasó por su cabeza y la volvió a dejar a sus pies. —Jack —dijo—, soy viejo. Mi vida se acaba pero la tuya acaba de empezar. ¿Te importa si te doy un consejo? El jovencito sonrió y el abuelo continuó. —Cuando yo era joven no pensaba que tuviese tiempo para Dios. Estaba demasiado ocupado en hacer lo que me apetecía. Crecí y seguí sin prestar atención a esa voz que escuchaba en mi cabeza. El corazón se me endureció más y más. Ahora es como esta roca. Al decir esto, el hombre golpeó la roca. Clanc. Clanc. Clanc. Mirando a los ojos del chico, continuó hablando. —No endurezcas el corazón como yo. Es una decisión que se toma una y otra vez. Cada vez que escogemos hacer las cosas a nuestra manera y no a la de Dios nos volvemos más insensibles a su dirección. No endurezcas tu corazón. Escucha la voz de Dios.


Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

CRISTO, EL PRIMERO DE LA LISTA

También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que, habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. Mateo 13:45,46


Si preguntásemos a una docena de personas cuál es su mayor deseo, casi con seguridad las respuestas serían de esta guisa: «Ser millonario», «Tener salud, felicidad y paz», «Tener un carácter admirable», «Ser alguien famoso», «No enfadarme nunca» o «Tener sabiduría».¿Qué es lo que más deseas en la vida? Si tuvieras que hacer una lista de las diez cosas que más deseas obtener, ¿qué aparecería al comienzo de la lista de las cosas que más anhelas? Una de las señales de madurez espiritual en la vida de un cristiano es su anhelo por Cristo por encima de cualquier cosa que pueda desearse en este mundo. Así lo manifestó el apóstol Pablo. Dijo que estaba dispuesto a perderlo todo —prestigio, fama, familia— por ganar a Cristo.Rhea E Miller dijo: «Prefiero a mi Cristo antes que riquezas sin fin; prefiero a mi Cristo antes que tierras y cosas; prefiero ser guiado por esas manos traspasadas por los clavos». Solo el Espíritu Santo puede producir ese cambio radical que se requiere para desear a Jesús por encima de todas las cosas, para que él ocupe el primer lugar en nuestra vida. ¡Cuán difícil es elegir entre un deporte favorito —o la novela preferida— y Jesús! Pero es muy animador saber que el Espíritu Santo está dando pasos en tu vida y que te conducirá hacía una relación madura con Cristo, hasta que él se posesione de ti y sea el centro —lo más importante— de tu vida.Jesús dijo a sus discípulos que encontrar el reino de los cielos es como hallar una perla de valor incalculable, tanto, que uno estaría dispuesto a deshacerse de todo lo que tiene, con tal de poseerla. Y es que Jesús es la Perla de gran precio. Experimentar verdaderamente al Señor es como reconocer que nada es de más valor que conocerlo a él.¿Qué cosas se oponen a que tú busques a Cristo como la primera y más urgente necesidad de tu vida? ¿Hay algo más importante que Cristo en tu vida? Si es así, sea lo que sea, es un ídolo. Piénsalo bien. ¿Estás dispuesto a crecer y madurar hasta el punto en el cual dependas totalmente de él? Descubrirás que seguir a Cristo es la mejor inversión que jamás podrás realizar. En su presencia encontrarás la paz de la que tu alma anhela gozar. "Compra" hoy a Jesús, la Perla de gran precio.


Tomado de la Matutina Siempre gozosos