martes, 14 de mayo de 2013

SIN DIRECTOR

Lugar: Rusia
Palabra de Dios: Efesios 4:15,16

El concierto de 1922 del Ensamble Pervyi Simfonicheskyi en Moscú, Rusia, fue un evento histórico: por primera vez, una orquesta importante en el orden mundial se presentó sin director. Los músicos decidieron que no necesitaban director. Después de todo, ellos eran profesionales. ¿Por qué necesitaban de alguien que les dijera lo que tenían que hacer? ¿Por qué no podían tocar juntos, sin un director?
Su primer concierto fue un éxito. Los músicos tocaron muy bien juntos, aunque no tenían director. Durante los siguientes cuatro años, la orquesta sin director continuó tocando.
Pero, entonces las cosas comenzaron a desmoronarse ¿Por qué el primer violín hacía gestos e indicaba el tiempo? ¿Estaba tratando de dirigirlos? ¿Por qué tenían primeros y segundos fagotistas? ¿Significaba eso que algunos músicos eran mejores que otros? Las peleas continuaron, tomando cada vez más tiempo en los ensayos. En 1928, el grupo tuvo que disolverse.
A veces, es importante tener un conductor, alguien que esté a cargo. Las orquestas necesitan de los directores. Y nosotros, como cristianos, necesitamos que Cristo guíe las cosas. De esa manera, todos podemos permanecer unidos.
La Biblia habla de Jesús como la cabeza, y de su pueblo como el cuerpo, unido a él. El apóstol Pablo escribió: "Al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro".
Sí, necesitamos de Cristo. Y con él como la cabeza, podremos trabajar juntos de la manera en que debemos hacerlo.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

NADIE ESTÁ DESCALIFICADO

Querido hermano, no imites lo malo sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; el que hace lo malo no ha visto a Dios. 3 Juan 11.

Ayer estábamos hablando de la responsabilidad que tenemos de ser mujeres ejemplares, para que quienes nos observan puedan atisbar el carácter de Jesús a través de nuestro propio carácter. La única manera de lograrlo es permitir que la vida de Cristo fluya a través de la nuestra, aunque sea imperfecta y pecaminosa. Ninguna mujer debe negarse a sí misma este privilegio, aunque piense que no es merecedora de tan gran bondad por parte de Dios.
Ninguna mujer está descalificada, aunque haya dado pasos en la vida que la hayan llevado por caminos lejanos y tortuosos. El amor de Cristo por nosotras es tan fuerte y poderoso que nos puede alcanzar dondequiera que nos encontremos. Y su perdón es tan grande que supera nuestros propios conceptos de perdón.
La mujer adúltera recibió el perdón y razones nuevas para vivir cuando la mano de Dios no se alzó para lapidarla, sino que con inmensa ternura la acogió y la trató con misericordia, con dulces y sencillas palabras: «Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar» (Juan 8:11).
La búsqueda de la mujer samaritana era sincera. Se sentía miserable y era consciente de que todos la despreciaban. Anhelaba una vida mejor y Jesús lo sabía, por eso propició un encuentro con ella (Juan 4: 6). El corazón sediento y el alma vacía de aquella mujer fueron los depósitos que el Maestro llenó con su perdón y su gracia.
La infelicidad que nos pueden acarrear nuestras malas acciones, el desprecio que podemos llegar a sentir hacia nosotras mismas, pueden hacernos creer que nunca llegaremos a ser modelos de conducta para los demás. Y esto puede ser cierto desde la perspectiva humana, pero no desde la perspectiva de Dios. Es bueno recordar que él nos ve como lo que podríamos llegar a ser si cambiáramos nuestro estilo de vida, y ese es nuestro desafío. ¿Demasiado complicado?
Si en este día comienzas a caminar con Cristo, empezarás a cambiar, y entonces podrás decir con propiedad: «Imítenme a mí, como yo imito a Cristo».

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

ADVOCATUS SONCTI SEPULCHRI

Les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes (Juan 16:7).

Ayer mencioné el triste hecho de que seis comunidades religiosas tienen la custodia de la Iglesia del Santo Sepulcro, pero están profundamente enemistadas entre ellas. Ahora quiero hacerte una pregunta. Si las seis comunidades que la custodian están enemistadas entre sí, ¿quién tiene las llaves del edificio? ¿Quién controla la entrada al inmueble? En 1192, el famoso guerrero musulmán Saladino delegó la responsabilidad a dos familias musulmanas. A la familia Joudeh Al-Goudia le encargó la llave del Santo Sepulcro y a la familia Nusseibeh el control de la puerta. Este decreto ha continuado hasta nuestros días. Esto quiere decir que la Iglesia del Santo Sepulcro está realmente bajo custodia musulmana.
La historia de la lucha por el control del lugar de la tumba de Jesús es muy larga. Eusebio comenta en su Vida de Constantino que la tumba de Cristo ya era objeto de veneración por los primeros cristianos durante el siglo II d. C, y que, debido a su odio hacia los cristianos, Adriano edificó sobre el sepulcro un templo dedicado a Afrodita (o Venus). Más tarde, hacia 326 d. C., el emperador Constantino reemplazó el templo de Afrodita por la iglesia del Santo Sepulcro, la cual sería destruida el 18 de octubre de 1009 por el Imperio Fatimí. El templo fue reconstruido en 1048 pero permaneció bajo el control del Imperio Fatimí. Esta situación motivó la Primera Cruzada, que situó el control del Santo Sepulcro el 15 de julio de 1099 bajo el liderazgo del príncipe cruzado Godofredo de Bouillon, quien se hizo llamar Advocatus Sancti Sepulchri (defensor o protector del Santo Sepulcro). Más tarde, la iglesia del Santo Sepulcro cayó otra vez bajo el control del Imperio Otomano y desde entonces varias órdenes religiosas se han disputado la custodia recurriendo, incluso, al soborno.
Si hay algo que custodiar, sin embargo, no es la tumba de Cristo (que está vacía), sino su mensaje. ¿Quién es, realmente, el defensor de ese mensaje? Cristo dijo que es el Espíritu Santo: el Consolador (Juan 16: 7-15). Todos los que somos movidos por el Espíritu Santo participamos en la defensa del evangelio.
Oro al Señor para que hoy seas encontrado fiel en tu custodia o protección del evangelio. Recuerda, algunas veces defendemos el evangelio con nuestras palabras, pero la mayor parte del tiempo lo hacemos con nuestras acciones. ¿Qué testimonio das a tu comunidad?

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

POCO TIEMPO

¡Ay de los moradores de la tierra. ...porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. Apocalipsis 12:12.

Jesucristo es el único refugio en estos tiempos peligrosos. Satanás obra en secreto y oscuridad. Astutamente aparca a los seguidores de Cristo de la cruz y los conduce a la autoindulgencia y la maldad.
Satanás se opone a todo lo que fortalecerá la causa de Cristo y debilitará su propio poder... El nunca descansa por un instante cuando ve que el bien está ganando ascendencia. Tiene legiones de ángeles malvados que envía a todo lugar donde la luz del cielo está brillando sobre el pueblo. Allí estaciona sus guardias para atrapar a cada hombre, mujer o niño descuidado, y pasarlos a su servicio...
Dios desea que su obra se haga inteligentemente, no de una manera descuidada. Desea que se realice con fe y exactitud cuidadosa, para que él pueda colocar su sello de aprobación sobre ella. Quienes lo aman y caminan con temor y humildad ante él, los bendecirá y guiará y conectará con el cielo. Si los obreros dependen de él, les dará sabiduría y corregirá sus flaquezas, para que sean capaces de hacer la obra del Señor con perfección.
Nuestras buenas obras por sí solas no salvarán a ninguno, pero no podemos ser salvos sin buenas obras. Y después de haber hecho todo lo que podemos hacer, en el nombre y la fuerza de Jesús hemos de decir: "Somos siervos inútiles". No hemos de pensar que hemos hecho grandes sacrificios y debemos recibir grandes recompensas por nuestros débiles servicios.
Debemos colocarnos la armadura y estar preparados para resistir exitosamente todos los ataques de Satanás. Su malignidad y cruel poder no se estiman suficientemente. Cuando se ve frustrado en algo, adopta nuevas tácticas, e intenta de nuevo, obrando maravillas para engañar y destruir a la humanidad...
Cristo lo pide todo. Retener algo no funciona. Él nos ha comprado con un precio infinito, y requiere que le rindamos todo lo que tenemos en ofrenda gustosa. Si estamos plenamente consagrados a él en corazón y vida, la fe tomará el lugar de las dudas, y la confianza el lugar de la desconfianza y la incredulidad.— Signs of the Times, 20 de abril de 1876.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White