Elijan hoy a quién van a servir. Josué 24:15
Wilfred era un joven médico que vivía en Londres. Cierto día regresaba a su casa, después de visitar a un paciente, cuando una enorme carpa captó su atención. Decidió ver qué estaba pasando.
Dentro de esa carpa se estaba desarrollando una conferencia religiosa, dirigida por Dwight L. Moody. Wilfred tomó asiento y observó. Todo estuvo bien hasta que llegó el momento de las oraciones. Entonces uno de los participantes elevó una oración tan larga que Wilfred decidió irse. Ya estaba por irse cuando Moody, el predicador, se paró delante de la congregación y dijo: «Amigos, vamos a cantar un himno mientras nuestro hermano termina de orar».
La ocurrencia le pareció tan graciosa a Wilfred que decidió quedarse. Y en los días que siguieron continuó asistiendo a las conferencias. Sin que se diera cuenta, las cosas de Dios comenzaron a cobrar importancia en su vida.
Cierto día un grupo de estrellas del deporte llamado «Los siete de Cambridge» se presentó en Londres. Todos ellos eran famosos, y eran cristianos. Uno de ellos predicó y al final del sermón desafió a los presentes para que escogieran a quién servir. Cuando pidió que se pusieran de pie los que se decidieran por Cristo, Wilfred sintió que estaba «pegado a la silla». De pronto un joven marinero se levantó. Era parte de un grupo de unos cien marineros. Al verlo solo, de pie, sin importarle lo que sus compañeros pudieran decir de él, Wilfred también se levantó. Ahí mismo entregó su vida a Jesús (Samuel Fisk, 40 Fascinating Conversión Stories [Cuarenta relatos fascinantes de conversiones], p. 58).
A partir de ese momento, Wilfred Grenfell dedicó su vida como médico misionero, al servicio del prójimo, en Terranova, Canadá. Fundó seis hospitales, siete puestos de enfermería, cuatro colegios con internado, catorce centros para distribución de alimentos, doce centros para distribución de ropa y cuatro barcos-hospitales. Además abrió escuelas, iglesias, cooperativas y orfanatos. ¡Una vida completamente dedicada al servicio de su Salvador!
Ese joven marinero que respondió al llamado de seguir a Cristo nunca imaginó que su decisión ayudaría a que otro joven, Wilfred, se entregara al Señor. Y mucho menos imaginó que ese joven médico sería un instrumento de bendición para la humanidad.
Hoy tu testimonio atraerá a la gente a Cristo, o la alejará de él. Serás un ejemplo ira lo bueno o para lo malo. Escoge a quién vas a servir.
Señor, hoy quiero ser un instrumento de bendición. Ayúdame a lograrlo.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala