Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos (Salmo 91:11). Un domingo temprano por la mañana, después de mi momento de devoción y el desayuno, cargué el auto y comencé el viaje de regreso a mi hogar, en Tennesse. Había estado visitando a mis hijos y mis nietos en Michigan. Llovió la mayor parte del día. Una lluvia torrencial, acompañada de rayos y truenos, caía mientras atravesaba el estado de Kentucky. Mientras conducía por el carril central, los autos a mi alrededor comenzaron disminuir la velocidad. De repente un auto, que transitaba por la vía rápida, salió de la carretera. Apenas me había sobrepasado cuando comenzó a dar vueltas totalmente fuera de control. Se deslizó hasta mi carril, de costado, rayando y dañando mi paragolpes delantero, antes de atravesar los demás carriles y caer en una zanja, subir una pendiente, dar una vuelta y caer nuevamente en la zanja, donde finalmente se detuvo. Una pareja joven detuvo su auto y corrió bajo la lluvia, para comprobar si había algún herido entre los que habíamos estado involucrados en el accidente. Afortunadamente, ninguno de nosotros lo estaba. Como esto había ocurrido en un área montañosa, mi celular no funcionaba y no podía pedir ayuda. La joven pareja se pudo comunicar con su celular al servicio de asistencia de autovías y esperaron conmigo hasta que el patrullero llegó. ¡Qué buenos samaritanos! Después de completar los formularios de accidente, me informaron que podía continuar con mi viaje. Desafortunadamente, el otro auto, ocupado por cinco alumnos universitarios, tuvo que ser remolcado. ¡Cuan agradecida estaba por la protección de Dios! Tiempo después, mi amiga Betty Chapin me preguntó a qué hora había ocurrido el accidente. Yo le conté que había sido a las 2:50 p.m. Ella me contó que había sido inspirada para orar por mí a esa hora exacta de la tarde. ¡Qué bendición tener amigos que oran por ti! Mi momento de devoción personal es parte de mi itinerario diario. Como parte de este, quiero orar por mis amigos; uno nunca sabe cuándo lo pueden estar necesitando. A lo largo del día deseo que Dios envíe a sus ángeles cerca de mí, para que me guarden, como lo ha prometido. Deseo que tú también reclames hoy esa promesa.
Patricia Mulraney Kovalsky
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken
Patricia Mulraney Kovalsky
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Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken