viernes, 15 de enero de 2016

BOLAS DE ALGODÓN

Tu Oración: Gracias por las maravillosas nubes que puedo observar. ¡Eres un Dios lleno de amor!

Versículo para hoy: “Afirmas sobre las aguas tus altos aposentos y haces de las nubes tus carros de guerra. ¡Tú cabalgas en las alas del viento!” Salmos 104:3.

Seguramente, has levantado tu cabeza y visto las nubes. Si te recuestas mirando hacia el cielo y las observas con detenimiento, te darás cuenta que no son iguales. Algunas parecen tener forma, como de elefante, zapato, oveja y más. Es divertido ver el cielo y la infinidad de formas que tienen las nubes. Pero ¿sabes cómo se forman las nubes?

Un poquito de ciencia
Un día esté bien soleado, toma un plato y vierte sobre él un poco de agua. Coloca el plato en un lugar donde la luz del sol le pueda dar durante tres horas. Podrás observar cómo el agua va desapareciendo.
¿Cómo sucede? El agua se convierte poco a poco en pequeñas gotas que tú no puedes ver y forman vapor de agua. El vapor, que es aire caliente con las pequeñas gotitas de agua, se eleva hacia el cielo y forma las nubes. Lo mismo sucede cuando tu mamá cuelga la ropa afuera para secar. Al principio está mojada, pero los rayos del sol hacen que se seque al transformar en agua en vapor caliente que eleva hasta el cielo para convertirse en lindas nubes.
Dibuja en tu cuaderno de observaciones el resultado que obtuviste en el experimento.

Devoción matutina para niños pequeños 2016
Pequeños científicos de Dios
Por: Cesia Alvarado Zemleduch

CONFÍA EN DIOS

Materiales: Libros, o cajas pesadas para un niño.

«Pon toda tu confianza en Dios y no en lo mucho que sabes». Proverbios 3:5, TLA

¿Alguna vez te han pedido que hagas algo que es muy difícil para ti? Como cargar algo muy pesado o que te quedes solo en algún lugar por un momento. Vamos a probar una cosa. Busca un objeto pesado, puede ser una caja o un libro grande. Algo que no se rompa. Pídele a papi o mami que lo coloque en tus manos y sostenlo por un momento. Ahora trata de caminar. ¿Fue difícil caminar con la carga pesada? [Espere la respuesta del niño.]
Hoy te contaré la historia de Abraham. Él era muy amigo de Dios. Ellos conversaban mucho y pasaban momentos felices, igual que tú cuando juegas con tus amiguitos. Un día, Dios le pidió a Abraham que hiciera algo muy difícil: irse de su hogar a un lugar muy lejos. En el nuevo lugar Dios lo bendeciría y le daría un nuevo hogar. ¡Qué difícil! Tenía que dejar a su familia y a sus amiguitos. Pero Abraham confío en que, su amigo Dios, lo cuidaría en el camino y le daría algo mejor.
Al igual que Abraham, tú también puedes confiar en Dios, aunque lo que él te pide que hagas parezca muy difícil. Dios siempre quiere lo mejor para ti, no temas.

Oremos: Querido Dios, ayúdame a confiar en ti en todo momento.

Pasito a pasito, Crezco y aprendo
¡Vive y crece sanamente!
Por: Kathy Hernández de Polanco

¿CUÁL ES TU LENGUAJE DEL AMOR?

El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor (1 Juan 4:8).

De acuerdo con el Dr. Gary Chapman, autor de Los cinco lenguajes del amor, el amor puede ser expresado de cinco maneras principales. Él las llama “lenguajes del amor”, e incluyen: palabras de afirmación, tiempo de calidad, recibir regalos, actos de servicio y contacto físico.
Para cada uno de nosotros hay una expresión de amor que nos resulta más significativa. Observa las siguientes oraciones, y elige aquella que pienses que ilustra mejor en tu caso.
Me siento amado especialmente cuando la gente me dice lo agradecida que está conmigo por las cosas simples y cotidianas que hago. (Palabras de afirmación.)
Me siento especialmente amado cuando una persona me presta atención individual y pasa tiempo a solas conmigo. (Tiempo de calidad.)
Me siento amado especialmente por alguien que me trae regalos y otras expresiones tangibles del amor. (Recibir regalos.)
Me siento especialmente amado cuando alguien se preocupa por ayudarme, tal vez haciéndome algún favor o acompañándome mientras cumplo con mis tareas diarias. (Actos de servicio.)
Me siento amado especialmente cuando alguien de confianza expresa sus sentimientos por mí a través de abrazos, besos o caricias. (Contacto físico.)
¿Qué expresión del amor, o lenguaje del amor, “hablas” mejor? Es fascinante cómo Dios nos ha creado a cada uno de nosotros para que experimentemos amor de un modo que sea especial para nosotros.

SPLASH:
¿Es amor o es química? La Universidad de Pavía, en Italia, hizo un estudio que indica que, cuando te enamoras, el amor se asocia con proteínas en la sangre llamadas neurotrópicas. Al estabilizarse el amor romántico, los niveles de células neurotrópicas disminuyen.

¿Y AHORA?
¿De qué modo puedes mostrar mejor tu amor por los miembros de tu familia? Hoy, fíjate si notas pistas del “lengua- t je del amor” en las personas que te rodean.

Tomado de: Matinal para Adolescentes 2016
“Intensamente, Ejercita tu Cerebro”
Compilado por Penny Estes Wheeler

EL SERMÓN DE 120 AÑOS

Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Hebreos 11:7.

Los barcos se construyen en tierra. ¡Es difícil serruchar y martillar bajo el agua! Así que, cuando se le dijo a Noé que construyera el arca sobre la tierra seca, no era una cosa tan inusual, como algunas personas parecen pensar. La gente que vivía en aquel entonces conocía el agua y sabía cómo flotar y viajar en ella. Había abundancia de ríos y lagos alrededor. Lo que les pareció tan divertido a todos fue el hecho de que el barco de Noé tuviera 515 pies [aproximadamente 157 metros] de largo y 86 pies [un poco más de 26 metros] de ancho, y que el patriarca no tenía la intención de navegar en las aguas de los alrededores. ¡El agua vendría hasta el gran barco! ¡Eso sí que era gracioso! Dado que tenían solo rocío como humedad diaria, la idea de la lluvia les hizo llamar perdedor a Noé.
La gente haría la misma pregunta vez tras vez, solo para reírse: “LA dónde vas a hacer flotar esta cosa?”
Por 120 años, Noé trabajó en aquel gran barco. Siguió el proyecto que Dios le había dado, hasta el más mínimo detalle. “En muchos sentidos no se asemejaba a un navio, sino más bien a una casa cuyo fundamento era como un barco, para que pudiera flotar sobre el agua… Tenía tres pisos de altura y la luz que recibía provenía de una ventana que estaba en el techo. La puerta estaba al costado. Los diferentes compartimentos preparados para recibir a los animales estaban construidos de tal manera que la ventana superior los iluminaba a todos” (La historia de la redención, p. 65).
Como no había madereras en los alrededores, Noé y su equipo salieron al bosque y derribaron los árboles, para hacer la madera. Todo llevaba tiempo. Afortunadamente, Noé tenía ayuda. “Matusalén, el abuelo de Noé, vivió hasta el mismo año en que ocurrió el diluvio; y hubo otros que creyeron en la predicación de Noé y lo ayudaron en la construcción del arca, y que murieron antes de que las aguas cayeran sobre la Tierra. Noé condenó al mundo por su predicación y su ejemplo al construir el arca” ((bid.).
Fue el sermón más largo que alguna vez se haya predicado. Sin embargo, Noé no predicó y pidió ofrendas mientras la congregación miraba sus relojes con estómagos que crujían.
El creía sinceramente en el mensaje que Dios le había dado, y actuó cada día apoyado en esa creencia. Pero, el tiempo se estaba agotando para aquellos que se paraban y lo ridiculizaban.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward

DEJA DE EDITARTE A TI MISMA

Refinada soberbia es abstenerse de obrar por no exponemos a la crítica. Unamuno

La opinión ajena sobre lo que somos y lo que hacemos puede, literalmente, llegar a paralizamos, o cuando menos a hacemos perder espontaneidad. Y vista la tendencia generalizada de nuestra cultura a juzgar, opinar, criticar y desaprobar, casi me atrevo a decir que muy pocas personas conservan su naturalidad.
Detente a pensar por un minuto: ¿Hasta qué punto te afecta la opinión de los demás? En mi caso, mi gran problema era que buscaba aprobación para sentirme reafirmada, hasta que entendí que la aprobación no es sino una forma más de juicio. La única diferencia entre aprobar y criticar es que la aprobación nos parece menos dolorosa que la crítica, pero incluso esto es engañoso. Estarás de acuerdo conmigo en que una crítica hecha con amor, respeto e interés genuino por nuestro crecimiento, puede ser un punto de inflexión en nuestra vida para mejorar. Mientras que una aprobación puede hacemos un daño terrible si tanto nuestra acción como el juicio de quien la ha aprobado están equivocados con respecto a la Palabra de Dios.
Como dijo el gran Unamuno, esto de abstenemos de obrar por no exponemos a la crítica (y añado: o a la aprobación), en realidad encierra una refinada soberbia, en la primera acepción de la palabra: “Apetito desordenado de ser preferido a otros” (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
Mi querida amiga, valorar en ti misma solo aquello que valoran los demás, buscar su aprobación o convertirte en lo que otros esperan es colocarte en una posición en la que nunca hallarás descanso. Puedes tener hoy la aprobación de la persona que thás quieres, y sin embargo, mañana perderla, y lo más irónico es que tú, tanto hoy como mañana, sigues siendo la misma. Esfuérzate más bien por encontrar tu verdadera valía con respecto a Dios; por crecer realmente en Cristo y hallar lo que cuenta: la aprobación del Señor.
El apóstol Pablo, sujeto como estuvo en su vida a opiniones favorables y desfavorables respecto a su persona y a su ministerio público, afirmó: “Yo no busco la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios. No busco quedar bien con los hombres. ¡Si yo quisiera quedar bien con los hombres, ya no sería un siervo de Cristo!” (Gál. 1:10). Te pregunto: ¡eres tú una sierra de Cristo!

“Yo no busco la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios” (Gál. 1:10).

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz

VA TODO AL GANADOR

“En todo esto salimos más que vencedores” (Romanos 8:37).

“Si los Halcones Marinos de Seatle derrotan a los Broncos de Denver en el Super Bowl -anunció Jim Mclngvale, el dueño de una tienda de muebles de Texas-, les devolveré lo que hayan gastado en sus compras; pero hay una condición: la compra debe exceder los seis mil dólares”. ¿Quién se atrevería a cometer la locura de apostar en contra de los Broncos? En 2014 el noventa por ciento de los estadounidenses apoyaba al equipo de Denver. Yo mismo, inducido por un amigo y por mi admiración hacia la carrera de Peyton Manning, me fui del lado de los Broncos. Después de todo, consideraba casi imposible que el noventa por ciento de los norteamericanos estuviera equivocado.
Es bueno saber que en todas partes hay gente de temple, que está dispuesta a nadar contra la corriente y tomar una ruta distinta a la de la mayoría. Mil clientes aceptaron el desafío de Mclngvale y cada uno de ellos gastó seis mil dólares en muebles. Supongo que conoces el resto de la historia. Los Broncos fueron derrotados 43-8. Me pasé toda la noche con la “cara larga” al ver la humillación a la que Seatle sometió a Denver. Pero mi experiencia no es nada parecida a la Mclngvale, que tuvo que pagar casi siete millones de dólares por haber apoyado al equipo equivocado.
Como en el Super Bowl, en la vida espiritual solo compiten dos equipos: el de Cristo y el de Satanás. ¿Qué equipo parece tener más seguidores? Creo que la respuesta es obvia -el de Satanás- ¿verdad? Este equipo es incontable como la arena del mar (Apocalipsis 20:8).
Pero ojo con esto: Las Escrituras dicen que el pueblo de Dios es “tan numeroso como las estrellas del cielo” (Deuteronomio 28:62). ¿Puedes contar las estrellas? No creas que si te unes al equipo de Jesús, quedarás del lado que tiene menos seguidores. Cuando Juan vio a los salvados los describió como una multitud que “nadie podía contar” (Apocalipsis 7:9). Sí, Dios tiene millones de jóvenes y señoritas que han apostado al equipo ganador: el de Jesús. Sin importar lo que diga el mundo, la realidad es que en Cristo somos “más que vencedores”. En nuestro caso, queremos que vaya todo al ganador, que vaya todo por Cristo.

Por: J. Vladimir Polanco Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco

UNA HISTORIA DE TRES MONTES -1

“¡Cómo caíste del cielo, Lucero, hijo de la mañana! […] Tú que decías en tu corazón: ‘Subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono y en el monte del testimonio me sentaré […]; sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo’ Isaías 14:12-14

Una tarde realicé una visita pastoral a una pareja de ancianos de mi congregación, varias veces bisabuelos por entonces. En una repisa se amontonaban fotos de la familia, llegando a retratos del colegio, contando todas ellas animadas historias de sus siete hijos y su descendencia. Al evocar los recuerdos, los ancianos progenitores llegaron al último retrato, su hijo pequeño. Se deslizó una nota de tristeza en la voz de la madre al hablar de su muchacho, que se había criado en el mismo hogar, con los mismos valores familiares que el resto, pero que, por razones que nadie conocía, había dado la espalda a todo ello. Los rechazó. Se rebeló.
Imagínate a esta familia congregada en una reunión para la cena de Navidad. Seis de los hijos y su prole han venido a casa para estar con mamá y papá. Hay carcajadas, sonrisas y gozo, apiñados todos alrededor de la mesa familiar. Pero, ¡un momento! Cuando papá se pone de pie para orar, ¿qué es eso que corre por la mejilla de mamá? ¿Una lágrima? Pero, querida mamá, seis de tus siete hijos han venido a casa; ¿no es razón suficiente para estar feliz? Sin embargo, todos conocemos la verdad universal. ¿Cómo puede estar feliz el corazón de una madre cuando falta uno de sus hijos?
Hubo una vez, hace mucho tiempo, un Padre perfecto y un hogar perfecto. Pero uno de los hijos se rebeló contra todo lo que representaba y valoraba la familia, dejando un corazón quebrantado y un hogar roto en un cielo ahora también roto.
No se puede contar la historia del Padre sin rememorar la historia de Lucifer. El mismo hogar, el mismo Padre, pero resultados tan trágicamente opuestos con el favorito de la familia, que secretamente codiciaba sentarse “en el monte del testimonio” (léase “el trono de Dios”). “¡Ah! ¡Si tan solo yo fuera Dios!”, susurró insidiosamente. Y el resto es historia: la desgarradora historia de un universo dividido y un planeta en rebelión.
Era el más elevado de los elegidos, pero escogió convertirse en antagonista. Y partió el corazón de nuestro Padre celestial, un corazón que aún llora por un muchacho que no vuelve a casa.

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016 
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson