sábado, 17 de marzo de 2012

EL AGENTE SECRETO

«Ella los había hecho subir a la azotea, y estaban allí escondidos, entre unos manojos de lino puestos a secar» (Josué 2:6).

¿Alguna vez has jugado a los espías? Yo sí, y a mis hijos les encanta. Esconderse detrás de una pared, hablar por radios portátiles, y esconderse del enemigo invisible es muy divertido. En el versículo de hoy los espías eran de verdad. Dios los había enviado a la Tierra Prometida para que la exploraran. Al poco tiempo, alguien los estaba siguiendo, así que corrieron a la casa de una mujer y le pidieron que los escondiera. Ella los llevó al techo y los cubrió con lino.
El lino es una planta que puede llegar a medir casi un metro y medio de alto. Hoy en día, la gente hace ropa con ella. Así como lo oyes, hacen ropa con una planta. Del lino se producen camisas, pantalones y manteles muy finos y duraderos.
Mateo 6:28,29 dice que ni Salomón estaba tan hermosamente vestido como los lirios del campo. Jesús quería decir que no debemos preocuparnos por nuestra ropa. Si Dios puede enseñarle a la gente cómo hacer ropa con lino, y si cubrió a sus espías con él, debemos estar tranquilos. Dios cuida de nosotros y nos cubre con el mejor traje de todos: ¡su manto de justicia!

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

LO QUE BIEN EMPIEZA BIEN ACABA

Haz, lo recto y bueno ante los ojos de ¡chiva, para que te vaya bien y llegues a poseer la buena tierra que Jehová juró dar a tus padres (Deuteronomio 6:18).

El dilema entre reconocer lo recto y llevarlo a cabo podría ser la principal disyuntiva de la época postmodernista. Parecería que la gente no sabe distinguir entre lo que es recto y lo que no lo es. A grandes rasgos diríamos que hacer lo correcto implica tener una clara idea del bien, pero ¿cómo llevarlo a cabo?
Muchas veces tratamos de justificar nuestro comportamiento perdiendo de vista lo que es recto ante los ojos de Dios. Dejemos claro que justicia no es algo, sino alguien: Jehová es nuestra justicia (ver Jer. 23:6). De modo que para hacer lo recto debemos acudir a él. «Venid luego y estemos a cuenta», dice el Señor a través del profeta Isaías, «aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana» (Isa. 1:18). En las Sagradas escrituras encontramos varios consejos válidos para esta Época en la que abundan las conciencias cauterizadas.
El apóstol Juan registra las palabras de Cristo: «Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Juan 8:31-32). Mucho antes el profeta escribió: «Nunca se apartara de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien» (Jos. 1:8).
En los tiempos bíblicos, así como en el presente, podemos llegar a una única conclusión: hemos de poner en práctica los estatutos de Dios.
Cuando te allegas a Cristo, o Cristo mora en ti, puedes hacer muchas cosas. Su Espíritu despertará tu conciencia, y únicamente entonces podrás practicar la justicia. Él sanará tus rebeliones y te amará «de pura gracia» (Ose. 14:4). Si hacemos las cosas como le agradan a Dios nos irá bien, aunque a nuestro entender no lo consideremos así.
Amiga su amor nos da la libertad de escoger entre el bien y el mal. Hoy puedes elegir hacer lo recto ante sus ojos para que le vaya bien. Pídele ahora mismo que te ayude a hacer lo bueno y verás cómo se derraman sobre ti sus bendiciones.

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Keila Díaz García.

MIEMBROS DE UN MISMO CLUB

Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. Proverbios 16:3, NVI.

Se cuenta que una mujer compró una casa nueva en una zona residencial muy bonita. Cuando su mejor amiga supo la noticia, le envió un ramo de flores con una tarjeta que decía: «Felicitaciones por tu nueva casa». Al día siguiente fue a visitarla, para conocer la casa. Su sorpresa fue grande cuando vio que la tarjeta del arreglo floral decía: «Que en paz descanse». Molesta por lo ocurrido, la mujer llamó a la tienda de flores para quejarse.
—Ordené un ramo de flores con un mensaje de felicitación y me enviaron uno para un muerto.
—Señora, no se queje que pudo ser peor —respondió la encargada del negocio—. En alguna tumba del cementerio de esta ciudad, un muerto recibió flores con el mensaje: «Felicitaciones por tu nueva casa».
Esta graciosa anécdota nos recuerda uno de los hechos más comunes de la vida: todos cometemos, errores. Equivocarse es una parte tan integral de la vida que, como bien dijo el famoso beisbolista Yogi Berra, lo que debemos evitar es cometer los «errores equivocados»; es decir, los errores que dejan graves consecuencias.
No sé cómo reaccionas cuando te equivocas, pero si eres como yo, un poco perfeccionista, entonces te vendrá bien saber lo que escribe Víctor Parachin sobre esto de cometer errores:
  • Los mejores jugadores de basquetbol encestan un 50% de las veces.
  • Las estrellas del béisbol tienen éxito alrededor de un 40% de sus turnos al bate, y esto incluyendo las bases por bolas.
  • Los mejores jugadores del fútbol americano completan unos seis de cada diez pases.
  • Los actores de TV más exitosos deben repetir unas treinta veces la grabación de un comercial publicitario (Signs ofthe Times [Señales de los tiempos], noviembre de 2004, p. 12).
¿Has cometido errores últimamente que han hecho que te sientas mal contigo mismo? ¡Bienvenido al club! A este club pertenece todo ser humano. De manera que, cuando te equivoques:
  1. No seas tan duro contigo mismo
  2. Traía de ni tropezar dos veces con la misma piedra; y
  3. Esfuérzate por hacerlo mejor la próxima vez.
Algo más: aunque te equivoques mil veces, no olvides que los planes que Dios tiene para ti nunca conducen al fracaso (lee de nuevo el versículo para hoy, que así lo asegura).

Señor, ayúdame a recordar que tus planes para mí no terminarán en fracaso.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

«BUSCAD PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS»

«Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo» (Romanos 14:17).

¿Alguna vez tuvo tanto trabajo que no sabía por dónde empezar? Yo sí. A veces tengo tantas cosas pendientes que no sé cuál hacer primero. Trato de hacer un poco aquí y un poco allá y, como resultado, no termino nada.
En situaciones como esta he descubierto que es útil confeccionar una lista de tareas pendientes. Probablemente usted también lo haya descubierto. Cuando confecciono una lista con cosas para hacer, pongo en primer lugar las más importantes. Si no lo hiciera, probablemente me dedicaría primero a lo más fácil y nunca abordaría las cosas más importantes.
La vida está llena de cosas importantes que hay que hacer. Jesús sabía que quienes lo escuchaban estaban preocupados por muchas cosas y los comprendía, por eso dijo: «No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber, ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir».
Jesús no enumeró las cosas «extra» de la vida, sino que hablaba de las necesidades básicas. Aun así, les inculcó la idea de que aquello que ellos consideraban que era lo más importante de la vida no debía ocupar el primer lugar. Al contrario; dijo: «Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia». Cuando oímos la expresión «reino de Dios», a menudo pensamos en el cielo. Sin embargo, en Romanos 14:17 se nos dice que el reino de Dios no es un lugar. «Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo».
La palabra «reino» significa el gobierno o el poder, lo que tiene el control. Por tanto, el reino de Dios tiene que ser un gobierno espiritual. El reino de Dios no se refiere a las cosas que deseemos obtener o conseguir, sino a la clase de persona que somos. La justicia, la paz y la alegría son el fruto del Espíritu, y no algo que se cuelgue de una percha en un armario o se guarde en la alacena de la cocina.
Lo más importante de la vida no es tener, sino ser. Ahora que sabe esto, ¡es posible que desee ordenar la lista de sus necesidades más urgentes! Basado en Mateo 6: 33

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill