lunes, 2 de julio de 2012

¿TIBIO O FRÍO?


«Hay tres cosas, y hasta cuatro, que me asombran y no alcanzo a comprender: el camino del águila en el cielo, el camino de la víbora en las rocas, el camino de un barco en alta mar y el camino del hombre en la mujer» (Proverbios 30:18,19).

Hoy es muy importante que tengamos las botas puestas, ya que necesitamos protección. Tal vez te preguntes: «¿protección contra qué?». Protección contra las víboras.  En el versículo de hoy Salomón dice que no entiende el camino de la víbora en las rocas. Tal vez él no sabía que las serpientes son animales de sangre fría que necesitan tomar sol para calentarse. El cuerpo de los animales de sangre fría se ajusta a la temperatura del ambiente que los rodea. Nosotros en cambio somos de sangre caliente. Esto quiere decir que nuestro cuerpo permanece a la misma temperatura en cualquier clima que estemos.
Así como nuestra temperatura siempre debe ser la misma, nosotros debemos ser siempre los mismos dondequiera que estemos. Si quieres ser un buen ejemplo de Jesús, debes serlo en todo momento, sin importar dónde y con quién estés. No seas como la víbora, que cambia de temperatura según el ambiente en que esté. Sé un cristiano de sangre caliente y vive en todo momento para Jesús.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

ADEMÁS, DEBO LLEVAR FRUTOS


Mirad, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios (Efesios:5:15).

Le pregunté al Señor: «Padre, ¿por qué no soy más paciente y tolerante? ¿Por qué doy tan pocas muestras de que tengo al Espíritu Santo en mi vida?». Entonces el Señor me inspiró a repasar su ley de amor: los Diez Mandamientos. Pude entender y apreciar que es una ley de gozo. Luego, con relación a dicha ley y a los frutos del Espíritu, me hizo recordar el texto de Gálatas 5:22-23: «Contra tales cosas no hay ley». En otras palabras, Dios me decía que si yo estaba dispuesta a seguir su ley y a someterle mi voluntad, esa ley de amor seria parte de mi vida.
El Señor también me impresionó para que leyera 2 Pedro 1:5, donde se afirma que debemos añadir virtud y conocimiento a nuestra fe. «Si tenéis estas cosas y abundan en vosotros, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto, en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo» (1 Ped. 1:8).
Mi querida amiga, el mensaje que Dios quiso darme es que debo orar y rogar intensamente como lo hizo Ana pidiendo que el precioso fruto del divino amor de Jesús sea sembrado en mi corazón. Ana jamás habría podido formar un ser en su vientre sin la intervención divina.  De igual manera ninguna de nosotras podrá forjar un carácter semejante al de Cristo sin la intervención de su Espíritu.
Si alguna vez te sientes oprimida por el enemigo al igual que Ana, recuerda que somos seguidoras del mismo Dios poderoso, compasivo y amante que contestó la oración de aquella piadosa mujer.
Querida hermana, muestra la misma diligencia de Ana en tu oración, como quien está rogando por su vida.  Con una constante perseverancia pídele a Dios que no te permita ser «ni estéril ni sin fruto», y que te conceda la victoria sobre el enemigo. Dios es quien nos da el poder espiritual para lograrlo. Mediante su ayuda tú también podrás cantar con Ana la alabanza encontrada en 1 Samuel 2:1-10.
Cuando nos sintamos débiles recordemos sus promesas. No permitamos que el enemigo nos mantenga cautivas y oprimidas. Dios conoce nuestras fortalezas y debilidades y al final nos concederá la victoria.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa

LAS CRISIS Y EL CARÁCTER


Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. Salmo 56:3, NVI.

¿Cuál de las siguientes declaraciones refleja mejor la realidad? El momento de crisis forma el carácter. El momento de crisis revela el carácter. Sin lugar a dudas, la segunda. Las crisis no te convierten en la persona que eres; más bien, muestran la clase de persona que eres. La manera como Saúl y David actuaron en momentos críticos sirve de ejemplo. ¿Qué infeliz decisión tomó el rey Saúl cuando vio que su reino se desmoronaba? Consultó a una mujer espiritista (ver 1 Sam. 28). ¿En quién se apoyó David cuando enfrentó momentos críticos? En Dios (ver Sal. 56:3).
Encontramos un ejemplo de esta convicción cuando, forzado por la feroz persecución de Saúl, David huyó a territorio filisteo (ver 1 Sam. 27). Cierto día, cuando David y sus hombres regresaban a Siclag, su hogar filisteo, encontraron que los amalecitas habían saqueado y prendido fuego a la ciudad (ver 1 Sam. 30) y se habían llevado cautivos a las mujeres y a los niños.
El impacto de lo ocurrido fue tan grande que David y su gente lloraron hasta quedar sin fuerzas (vers. 4). Pero ahí no quedó el asunto. Los soldados de la tropa culparon a David por lo sucedido. Incluso quisieron apedrearlo.
La situación de David no podía ser peor. Saúl lo buscaba para matarlo. Los filisteos no lo veían con buenos ojos. Los amalecitas habían destruido su ciudad y llevado cautivos a las mujeres y los niños. ¡Y ahora sus propios soldados querían apedrearlo! ¿Cómo respondió David en el momento de crisis? «Puso su confianza en el Señor su Dios» (vers. 6). Recordó las evidencias del favor de Dios en su vida (Patriarcas y profetas, p. 682), e inmediatamente buscó la dirección de Dios para saber cómo debía proceder. El resultado fue que, guiado por el Señor, pudo rescatar a todos los cautivos. ¡Ni uno solo perdió la vida!
Si estás atravesando por un momento de crisis, he aquí una fórmula ganadora: 

  1. Pon tu confianza en Dios, 
  2. Recuerda lo bueno que el Señor ha sido contigo en el pasado y
  3. Ora pidiendo dirección divina.

En el momento difícil Dios no te va defraudar
Padre celestial, que en el momento de prueba  yo pueda poner mi confianza en ti.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

LEJOS PERO CERCA


«Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20).

Cuando vivíamos en América del Sur, un empresario estadounidense que estaba en el país vino durante varios meses a mi casa porque había oído que teníamos una radio de onda corta. Le había prometido a su esposa que en el vigésimo aniversario de boda renovarían los votos en público. La fecha se acercaba y, mientras uno estaba en Sudamérica, la otra estaba en California. Por eso me preguntó si lo ayudaría a renovar sus votos permitiéndole usar la radio. Hizo los arreglos oportunos para que ella sintonizara la radio a una frecuencia determinada en un momento preciso. De modo que, cuando llegó el día, renovaron los votos tal y como habían prometido. Fue algo muy íntimo: solo ellos dos, yo... y vaya usted a saber cuántos cientos de radioaficionados más que en aquel momento estaban en sintonía.
Cuando hablamos con Dios solemos decir que estamos en su presencia. ¿Qué significa estar en presencia de Dios? No lo podemos ver, no podemos escucharlo y tampoco podemos tocarlo. En resumen, a Dios no se lo percibe con los sentidos físicos. ¿Cómo podemos percibir la presencia de Dios sin usar los cinco sentidos?
Ahora más que nunca antes es posible disfrutar de la presencia de alguien aunque no esté con nosotros. Solemos utilizar el teléfono, el vídeo o aún mejor, las imágenes transmitidas por Internet.  (¿Ha usado Skype?) También sentimos una presencia especial cuando recibimos una carta de alguien a quien amamos. Antes de casarnos, Betty vivía en Florida y yo en Ohio. Procurábamos escribirnos a diario. De ese modo yo podía sentir su presencia por medio de las cartas que ella me escribía.
Jesús dijo que siempre estaría con nosotros. Las limitaciones físicas no impiden que podamos disfrutar de su presencia. Cuando estoy rodeado de naturaleza, en particular en una noche estrellada, me siento cerca de Dios.  Trabajar en el huerto o en el jardín también me pone en contacto con el cielo. Y orar es como hablar con un amigo muy querido.
«Toda alma débil que, rodeada de dudas y luchas, se entrega completamente al Señor, se coloca en contacto directo con agentes que la capacitan para vencer. El cielo está cerca de ella, y tiene el apoyo y la ayuda de los ángeles misericordiosos en todo tiempo de prueba y necesidad» (Los hechos de los apóstoles, cap. 29, p. 224).
Dios está a tan solo una oración de distancia.  Basado en Mateo 28: 20

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill