Por tanto, nosotros todos, mirando [...] la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor. (2 Corintios 3:18).
Hace algunos años, cuando mi esposo y yo pastoreábamos una de nuestras primeras iglesias, el me pidió que cantáramos en el cuarteto femenino un himno que hablara de la transformación que Dios hace en nuestras vidas. En aquel momento yo no tenía ningún material sobre ese tema, así que me puse a orar sobre el asunto durante varios días. Finalmente, el viernes por la noche, cuando estaba acostada en mi cama intentando conciliar el sueño, vinieron a mi mente las siguientes palabras: «Mi Cristo transforma mi vida, / mi corazón lleno de amor. / Quito cadenas de pecado, / mi sucio corazón limpio. / ¡Cuan dulce paz sentí en mi vida / cuando Cristo me transformo!, / quito mi llaga de pecado, / y plena libertad me dio. / Y ahora soy feliz en Cristo. / Mi vida la protege el. / Y en su amoroso pecho, / por siempre feliz seré».
Me levante inmediatamente y escribí a toda prisa la música y la letra antes de que se desvanecieran. Les había dicho a las demás componentes del grupo que vinieran pronto a ensayar, aunque no sabía aún qué partitura prepararíamos. Muy temprano comenzamos el ensayo y, para gloria de Dios, pudimos cantar aquel himno ante la iglesia. Por las experiencias que algunos hermanos contaron días después, sé que Dios toco el corazón de varias personas que decidieron aquel día entregar su vida a Jesús.
¿Sabes? Dios puede y quiere hacer grandes cosas en tu vida. Tiene grandes planes para ti. Tú puedes ser un canal por el cual su amor fluya para regar las vidas áridas y moribundas de otras personas que vagan en el desierto de este mundo. No dejes pasar esta oportunidad de depositar tus talentos en las manos de tu Maestro. El convertirá tu poco en mucho, porque quiere hacer maravillas en ti. Disfruta plenamente en sus brazos de amor y podrás ser feliz compartiendo tu felicidad. Cristo quiere, transformar tu vida, déjale hacer esa maravillosa obra en ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Hace algunos años, cuando mi esposo y yo pastoreábamos una de nuestras primeras iglesias, el me pidió que cantáramos en el cuarteto femenino un himno que hablara de la transformación que Dios hace en nuestras vidas. En aquel momento yo no tenía ningún material sobre ese tema, así que me puse a orar sobre el asunto durante varios días. Finalmente, el viernes por la noche, cuando estaba acostada en mi cama intentando conciliar el sueño, vinieron a mi mente las siguientes palabras: «Mi Cristo transforma mi vida, / mi corazón lleno de amor. / Quito cadenas de pecado, / mi sucio corazón limpio. / ¡Cuan dulce paz sentí en mi vida / cuando Cristo me transformo!, / quito mi llaga de pecado, / y plena libertad me dio. / Y ahora soy feliz en Cristo. / Mi vida la protege el. / Y en su amoroso pecho, / por siempre feliz seré».
Me levante inmediatamente y escribí a toda prisa la música y la letra antes de que se desvanecieran. Les había dicho a las demás componentes del grupo que vinieran pronto a ensayar, aunque no sabía aún qué partitura prepararíamos. Muy temprano comenzamos el ensayo y, para gloria de Dios, pudimos cantar aquel himno ante la iglesia. Por las experiencias que algunos hermanos contaron días después, sé que Dios toco el corazón de varias personas que decidieron aquel día entregar su vida a Jesús.
¿Sabes? Dios puede y quiere hacer grandes cosas en tu vida. Tiene grandes planes para ti. Tú puedes ser un canal por el cual su amor fluya para regar las vidas áridas y moribundas de otras personas que vagan en el desierto de este mundo. No dejes pasar esta oportunidad de depositar tus talentos en las manos de tu Maestro. El convertirá tu poco en mucho, porque quiere hacer maravillas en ti. Disfruta plenamente en sus brazos de amor y podrás ser feliz compartiendo tu felicidad. Cristo quiere, transformar tu vida, déjale hacer esa maravillosa obra en ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera