«No den las cosas sagradas a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los hagan pedazos. Y no echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen» (Mateo 7:6).
Los cerdos realmente pueden llegar a oler muy mal. No muy lejos de mi casa hay una granja de cerdos al lado de la autopista, y cuando uno pasa conduciendo le llega un olor horroroso. Incluso se siente con las ventanas cerradas y el aire acondicionado encendido. Ellos se meten a dar vueltas en el lodo todo el día y parecen divertirse, pero no creo que se puedan oler a sí mismos, porque querrían bañarse urgentemente.
Algunas personas tienen cerdos como mascotas. Yo los he visto, incluso vestidos con trajes especialmente diseñados para ellos, pero, ¿alguna vez has pensado cómo sería darle tus mejores ropas o tus cosas de valor a un cerdo hediondo y asqueroso?
¿Qué quiso decir Jesús con «no echen sus perlas a los cerdos»? Bueno, lo que quiso decir es que lamentablemente no todo el mundo quiere oír hablar de Dios. Hay personas a las que les gusta «revolcarse» en el pecado.
Pero Jesús ama incluso a aquellos que deciden permanecer en el pecado. Así que si no se te hace posible hablarles de Jesús, deja que lo vean en la manera en que vives. Tal vez gracias a tu ejemplo algún día decidan salir del lodo en el que se encuentran.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush