sábado, 23 de abril de 2011

UNA PUERTA NO FORZADA

Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrare a él y cenare con él y el conmigo. (Apocalipsis 3:20).

Desde la antigüedad el ser humano ha venido elaborando diversos, métodos para lograr que sus bienes estén a salvo. Desde los candados y las rejas hasta los más digitalizados sistemas de alarma y cerraduras, todos persiguen el mismo fin: aferrarse a lo material.
Seguramente habrás visto en más de una ocasión el cuadro que representa a Jesús llamando a una puerta. En una ocasión, alguien comento que ese cuadro no estaba completo, porque le faltaba algo muy importante: el picaporte; a lo que el pintor certeramente argumento: «No le falta, porque lo tiene por dentro» Sí, esa es la única puerta que se abre solamente desde adentro. Aunque existe el peligro de que Satanás trate de forzar dicha cerradura, nunca podrá hacerlo a menos que tú decidas abrirla.
Una pequeña comentaba con su mama lo frustrada que se sentía porque a veces hacia cosas que no quería y otras veces, lo que sabía que debía hacer, no lo hacía. Si, esta es la inquietud bíblica que vemos reflejada en el capítulo 7 de Romanos. De pronto, la niña dijo: «¡Ya se! ¡Tengo la solución! Cuando Satanás venga a tocar a la puerta de mi corazón, en lugar de tratar de echarlo por mí misma, le diré a Jesús que lo haga el; estoy segura de que cuando Satanás lo vea, se ira sin decir nada».
¡Simpática y sincera reacción! Pero aunque propia de la inocencia de una niña, contiene toda la sabiduría del mundo, pues esta es la única forma de vencer sobre el mal. En cuanto al llamado de Jesús para tu vida hoy, lee estas palabras: «Jesús a tu puerta llamando esta, / quiere a tu vida entrar. / Te ofrece amor y perdón sin igual, / no le hagas más esperar. / Si tu hoy quisieras dejarle entrar / Su dulce paz sentirás. / Recíbele pronto, no te pesara. / El esperándote está».
¿A quién le abrirás la puerta de tu corazón? Antes de comenzar las actividades de este día, pídele a Jesús que sea el único huésped en tu corazón.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

RENOVACIÓN Y CAMBIO

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitare de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y hare que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Ezequiel 36:26, 27.

Dios nos ofrece en su Palabra todos los recursos necesarios para encontrar la paz interior. Si cada pecador recurriera a las Escrituras y pusiera en práctica sus consejos para la restauración espiritual, los psicólogos tendrían menos trabajo.
Pero el Señor no termina su obra con el perdón de los pecados, sino que la continua a través de su Espíritu y obra una transformación en el pecador que lo convierte en una nueva criatura.
Esa transformación es muy distinta a la que los hombres suelen realizar, y un ejemplo de ello es el difunto cantante Michael Jackson. Comenzó a cantar junto a su familia desde pequeño y poco a poco fue conquistando los corazones de sus oyentes. A principio de la década de los ochenta, logro llegar a la fama mundial con su música y con ello obtuvo la fortuna económica. Nunca explico que pretendía cambiar, pero a partir de allí comenzó a hacer-se cirugías y mas cirugías hasta quedar irreconocible. Cambio de nariz, de piel, de color de los ojos. También cambio sus labios, su mentón, y hasta el color de la piel. Pero, ¿te atreverías a afirmar que este cantante cambio realmente? Existió un cambio físico, pero eso no lo transformo en otra persona.
A través del profeta Ezequiel, Dios promete sacar el corazón de piedra del ser humane (el corazón lleno de pecado), colocarle un corazón de carne y poner en el su Espíritu Santo para que sienta placer en guardar los estatutos y preceptos que las Escrituras nos dan. En otras palabras, Dios no se conforma con perdonarnos, quiere cambiarnos radicalmente para que no volvamos a caer en el pecado.
Jesús, tu Salvador y gran Amigo, quiere que desde ahora y por la eternidad vivas como un ciudadano del reino de los cielos. Su estrategia: darte un nuevo corazón, transformarte por completo e implantar en ti el deseo de vivir según su voluntad.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¡CONGRÉGATE!

Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Mateo 18:20.

La mañana esta fría aquí, en Santa fe. No me gusta esta época del año. Las hojas secas, caídas en el suelo, me recuerdan las consecuencias tristes del pecado. Hace rato que estoy aquí, tratando de desarrollar el pensamiento del texto que tengo delante de mí. Oro a Dios, y nada viene a mi mente. Me preocupo. Falta poco tiempo para entregar este manuscrito, y no llegue siquiera a la mitad del trabajo.
Súbitamente siento el frio helado de estas montañas acariciando mi rostro, y empiezo a escribir. ¡Es maravilloso! Descubrir que soy un instrumento, en las manos de Dios, para llevar una palabra de consuelo al joven herido, al anciano triste y a la madre desesperada. Tener libertad, páginas en blanco, y todas las palabras guardadas en un rincón del alma.
No lo sé; quizás estuvieron allí todo el tiempo, como en un nido acogedor, y yo no lo percibía. Pero, aquí estoy, para decirte que la vida no puede ser vivida aislada de las otras personas; que necesitas de los demás; que el carbón, retirado del brasero, en poco tiempo pierde su calor y su brillo.
Cuando el Señor Jesucristo pronuncio estas palabras, las dijo mientras hablaba del tema del perdón. Inclusive, Pedro le pregunto: "¿Cuantas veces perdonare a mi hermano?" El Maestro estaba explicando a sus discípulos lo difícil que resulta convivir con otras personas, a pesar de haber sido convertidas.
Cada ser humane es diferente del otro; cada uno tiene una personalidad. La creación divina es una acuarela viva: muchos colores, muchas formas, variadas personalidades; un mundo vasto y diversificado. Es natural que convivir con los demás no sea fácil, aun dentro de la iglesia.
A pesar de eso, fuimos creados con el fin de vivir en permanente dependencia unos de los otros, extendiéndonos la mano, perdonándonos y aceptándonos con nuestras diferencias.
Nada es motivo para aislarse y vivir separado; mucho menos para decir que porque alguien dijo algo que no te gusto debes abandonar la iglesia.
Revisa tu manera de pensar. Dios tiene su iglesia en esta tierra. Es como un cuerpo: cada ser humano es un miembro, y el buen funcionamiento del cuerpo depende de la salud de cada miembro.
Recuerda el consejo de Jesús: "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón