El Señor es mi pastor, nada me faltara (Salmo 23:1).
Cuando era pequeña mis padres me enseñaron a conocer a Dios mediante la fe católica. Incluso fui catequista, enseñaba de lo que es la iglesia a los feligreses. Mi familia pasó por momentos muy difíciles; a pesar de su fe en el conocimiento que teníamos de Dios, no comprendía por qué teníamos que pasar por esas situaciones. Muchas veces pregunté a mi madre la razón de tantos sufrimientos, pero no recibía respuesta.
Hace tres años mis padres decidieron enviarme a estudiar a la Universidad de Montemorelos, Nuevo León. Al principio no me gustaba. La clase de Biblia me parecía muy difícil y no comprendía nada. Así que decidí tomar estudios bíblicos con unas amigas. Entonces comencé a comprender poco a poco la Palabra de Dios. Me gustaba mucho, cada día quería conocer más. Tomaba tiempo para leer la Biblia sola y empecé a hablar con Dios. Mis dudas se aclaraban y mi amor por Dios aumentó. Estaba decidida a seguir la verdad que había encontrado en este lugar.
Llegó la semana de oración y decidí bautizar. Mis amigas y amigos no me dejaban sola, oraban conmigo y me animaban a seguir en el conocimiento de la Palabra de Dios. El 1 de abril de 2006 es una fecha que nunca podré olvidar. Decidí seguir a Cristo.
Quiero mantenerme fiel a él y sus promesas. Ahora sé que Dios dirige la vida de sus hijos. Si mis padres no me hubieran enviado a esta universidad quizá nunca habría oído el mensaje adventista.
Alabo a Dios por permitirme conocerlo. Hoy vivo para compartir su amor con otros y deseo servirle el resto de mi vida. Ya no tengo temor porque sé que el Espíritu de Dios está conmigo y si paso «por valle tenebroso, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado» (Sal. 23:4). Esta mañana te invito a conocer más a nuestro Dios. Confía en su Palabra y deja que hable a tu corazón.
Cuando era pequeña mis padres me enseñaron a conocer a Dios mediante la fe católica. Incluso fui catequista, enseñaba de lo que es la iglesia a los feligreses. Mi familia pasó por momentos muy difíciles; a pesar de su fe en el conocimiento que teníamos de Dios, no comprendía por qué teníamos que pasar por esas situaciones. Muchas veces pregunté a mi madre la razón de tantos sufrimientos, pero no recibía respuesta.
Hace tres años mis padres decidieron enviarme a estudiar a la Universidad de Montemorelos, Nuevo León. Al principio no me gustaba. La clase de Biblia me parecía muy difícil y no comprendía nada. Así que decidí tomar estudios bíblicos con unas amigas. Entonces comencé a comprender poco a poco la Palabra de Dios. Me gustaba mucho, cada día quería conocer más. Tomaba tiempo para leer la Biblia sola y empecé a hablar con Dios. Mis dudas se aclaraban y mi amor por Dios aumentó. Estaba decidida a seguir la verdad que había encontrado en este lugar.
Llegó la semana de oración y decidí bautizar. Mis amigas y amigos no me dejaban sola, oraban conmigo y me animaban a seguir en el conocimiento de la Palabra de Dios. El 1 de abril de 2006 es una fecha que nunca podré olvidar. Decidí seguir a Cristo.
Quiero mantenerme fiel a él y sus promesas. Ahora sé que Dios dirige la vida de sus hijos. Si mis padres no me hubieran enviado a esta universidad quizá nunca habría oído el mensaje adventista.
Alabo a Dios por permitirme conocerlo. Hoy vivo para compartir su amor con otros y deseo servirle el resto de mi vida. Ya no tengo temor porque sé que el Espíritu de Dios está conmigo y si paso «por valle tenebroso, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado» (Sal. 23:4). Esta mañana te invito a conocer más a nuestro Dios. Confía en su Palabra y deja que hable a tu corazón.
Annel G. Rosales Cavazos
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.