sábado, 13 de marzo de 2010

LA ALABANZA EN PRIMER LUGAR

Mas buscad primeramente el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas (S. Lucas 12:31).
Mis padres se convirtieron al cristianismo durante los primeros años de su matrimonio. La lectura de la Biblia y otros libros religiosos se convirtió en una práctica constante. Apenas se comenzaron a publicar los libros de Meditaciones Matinales en el Brasil, ellos los conseguían cada año. La alabanza en mi familia era un hábito.
Antes del desayuno, la familia completa se sentaba a la mesa de la cocina para el momento de alabanza de la mañana. Todos nos levantábamos, incluso si no era la hora de comenzar nuestro día, y regresábamos a la cama después. Cantábamos uno o dos himnos, leíamos el libro de devociones matinales, estudiábamos la Biblia y memorizábamos un versículo cada semana. Ninguna actividad hogareña comenzaba antes del momento de alabanza. Mi madre Ubaldina, con frecuencia decía: "Primero el momento de alabanza, después las obligaciones".
Vivíamos en una granja, y los empleados que vivían con nosotros también participaban de estos momentos; y la mayoría de ellos aceptó a Jesús.
Ya han pasado muchos años, y la granja ya no pertenece a nuestra familia sin embargo, todavía permanece una pequeña iglesia en la zona. Casi veinte años después de la muerte de mi padre, todavía se habla de la iglesia de Tavin (el sobrenombre de mi padre).
Durante los más de 85 años que mi madre vivió, nada la hizo cambiar su dedicación al momento de alabanza familiar, a la lectura de la Palabra de Dios y a la oración intercesora. Fueron muchos los resultados que se obtuvieron por el celo de mi madre. Aunque había asistido a la escuela solo ocho meses siendo niña, recordaba cómo leer y escribir (sus seis hermanas y hermanos lo olvidaron completamente). Gracias a la lectura de la Biblia fue capaz de leer hasta el final de su vida. Sus oraciones y su ejemplo mantuvieron unida a la familia; algo que la llenaba de orgullo. De sus ocho hijos, incluyendo nueras y yernos, todos nos mantuvimos firmes en Jesús y esperamos su regreso.
Extraño sus oraciones. Agradezco a Dios por la herencia que nos dejó, y pido a nuestro Padre celestial que me dé fe, confianza, valor y dependencia total de él, para ser una bendición para mi familia y mis amigos también.
Nair Costa Les.
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

ESPERANZA EN DIOS

Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. Isaías 40:31.

Sin ninguna duda esta es una receta contra el cansancio y la fatiga. El texto evidentemente tiene el propósito de establecer un contraste con lo anterior, como lo demuestra la conjunción adversativa «pero». El versículo precedente establece que «los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen». El capítulo entero es una invitación a considerar la diferencia que puede establecer «el Señor omnipotente» (Isaías 40: 10), especialmente en la vida de los jóvenes.
¡Que al torcido lo «enderecen»! (vers. 3). «¡Barred el camino!» (vers. 3, RVA). «¡Que el terreno escabroso se nivele!» (vers. 4). ¡Que se «alisen las quebradas»! (vers. 4). Son el anhelo de una intervención divina (vers. 3-5). Discurso muy juvenil, por cierto. Todos, pero especialmente los jóvenes, quieren que haya justicia, limpieza, equidad y equilibrio.
Luego, el profeta establece que «la palabra de nuestro Dios permanece para siempre» (vers. 8). Además, asegura que Dios tiene, en su función de inapelable Juez universal, la comprensión y la compasión para atender a los más vulnerables en esta guerra de dimensiones cósmicas. Lo describe «como un pastor que cuida su rebaño» (vers. 11). El capítulo 40 del libro de Isaías, específicamente los versículos 12 al 28, presentan una invitación a la reflexión para aquellos que han eliminado al Creador de su paradigma. Frecuentemente oímos acerca de hipótesis evolucionistas con respecto al origen de la vida. Las relaciones políticas del mundo en que vivimos hacen pensar que la prosperidad y la estabilidad de las naciones parecen depender totalmente de la acción de sus gobernantes.
Pero en este texto se revela a Dios como Creador y Sustentador. En pleno control de la geografía física y política del mundo en que vivimos. El versículo 29 asegura un acto creador de Dios cada vez que necesita fortalecer la vida de sus hijos.
«Equilibrados por el principio religioso, pueden ascender a la altura que quieran». MJ 34

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

EJEMPLOS DE CONTRICIÓN

Por eso los fieles te invocan en momentos de angustia; caudalosas aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los alcanzarán (Salmo 32: 6).

Cuando la persona angustiada por su pecado está bajo la influencia divina, descansa en Dios. Cuando está bajo la influencia del poder de las tinieblas, puede descontrolarse y terminar en el suicidio y la muerte.
Estos dos casos se ilustran vividamente en las Escrituras. En el primero, tenemos la experiencia por la que pasó el apóstol Pedro. Él amaba entrañablemente a Jesús, y estaba dispuesto aun a entregar su vida por él. Pero como muchas personas en el mundo, no tenía un concepto claro de sí mismo. Creía que se conocía bien, y pensaba que estaría dispuesto a todo para seguir a Jesús. Pero estaba equivocado. Cuando el Señor, tratando de protegerlo, le reveló un aspecto oculto de su personalidad, no lo aceptó. Jesús le dijo: «Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo» (Lúe. 22: 31). Simón replicó: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte» (vers. 33). Jesús, trató de convencerlo, le contestó: «Pedro, te digo que hoy mismo, antes de que cante el gallo, tres veces negarás que me conoces» (vers. 34). Pero Pedro era porfiado. Lo que no sabía era que, aunque no se intimidaba ante la muerte, le tenía un horrendo miedo al ridículo y al escarnio. Esto lo llevó a negar que conociera a Jesús. Cuando se dio cuenta de quién realmente era, su enorme pecado lo agobió y salió corriendo del lugar. Reflexionó en la ignorancia y terquedad que lo llevaron a cometer tan vil pecado. Pensó en el amor de su Maestro, que trataba de librarlo del mal, y el Espíritu de Dios lo llevó de vuelta a Cristo y a la vida. Así nos sucede a muchos. Necesitamos pasar por una experiencia traumática de dolor y tristeza espirituales para darnos cuenta de lo que somos. Con la ayuda del Espíritu, podemos reencauzar nuestra vida hacia Dios. Como Pedro, algunas veces tenemos que llorar amargamente por haber hecho algo que ofendió al Dios que nos ama. Ese Dios está todavía allí para ayudarnos a hallar descanso.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C