«Ahora que es el tiempo de la cosecha de trigo, no llueve, ¿verdad? Pues yo clamaré al Señor y él mandará truenos y lluvia, para que ustedes reconozcan y comprendan que, tal como lo ve el Señor, ustedes han hecho muy mal en pedir un rey» (1 Samuel 12:17).
¡Dejemos de caminar y corramos! ¡Busquemos refugio! ¿Has oído ese trueno? Es peligroso quedarse afuera. ¿Te gustan las tormentas eléctricas? Mientras me encuentre a salvo, a mí sí. La lluvia, los rayos, el sonido de los truenos... Dios sin duda creó fuerzas poderosas en la naturaleza.
El trueno produce un sonido sorprendente. ¿Sabes cómo ocurre? Cuando cae un rayo, este calienta el aire a su alrededor Y se calienta tan rápido, que explota. Esa explosión es el trueno. Así que, como podrás imaginar, un rayo es muy caliente.
Las palabras pueden ser como los rayos y los truenos, pueden herir y quemar a los demás. A veces explotan en la boca de una persona y, al igual que un rayo, hieren rápidamente los sentimientos de los demás. Cuando esas palabras poderosas e hirientes salen de la boca, resuenan tan fuerte como un trueno para quien las recibe. Esfuérzate para que tus palabras sean como una ligera llovizna. Que refresquen los corazones de los demás y ayuden a que el amor crezca en ellos. Crea tu propia «tormenta de amor».
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush