El hijo mayor estaba en el campo Al regresar, cerca de la casa, oyó la música y las danzas. (Lucas 15:25).
La música es capaz de expresar los sentimientos más disimiles del ser humano de modo que en cualquier parte del mundo se entiendan. Hay distintos tipos de música, esta aquella compuesta para llenar de alegría cualquier festividad, pero también la escrita pensando en los que están de luto, porque han perdido temporalmente un ser amado. Pero la muerte es solo un sueño y muy pronto será quitada de nuestro mundo por la mano poderosa de nuestro Salvador, por lo que esperamos cielos nuevos y tierra nueva donde viviremos eternamente al lado de nuestro amante Redentor.
Ya sea en el dolor o en la alegría siempre habrá motivos para elevar alabanzas a Dios. Hoy, por ejemplo, es para mí un privilegio alabar al Señor porque hace algunos años permitió que mi hermano menor naciera. El texto de hoy nos habla de un hermano que no veía motivos para la alabanza. Quizás tu también sientas que no vienes motivos para agradecer y alabar. Tal vez en lugar de estar celebrando un año más de vida estés atravesando momentos difíciles, pero sean cuales fueren tus circunstancias, de algo puedes estar segura: Dios nunca te ha abandonado y eso es más que un motivo para alabarlo.
Muy pronto tú y yo, que estamos en el campo de batalla de este mundo, nos acercaremos a la casa de nuestro Padre y escucharemos una música llena de alegría, de júbilo y de amor. Una música que proclamara que este mundo perdido en el vasto universo, este mundo desgastado por el pecado y agotado por los años de maldad quedara atrás para dar paso a un mundo nuevo, glorioso y restaurado por la gratia redentora de nuestro amante Padre.
¿Oyes el canto de victoria en melodía angelical? El hijo que estaba en el campo no lo escuchaba, pero cuando se acerco a la casa de su padre no tardo en percibir los sonidos. Acércate hoy a la casa de tu Padre celestial. Ya se escucha la melodía de victoria que anuncia la proximidad de tu Salvador. Hay fiesta en el cielo por ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
La música es capaz de expresar los sentimientos más disimiles del ser humano de modo que en cualquier parte del mundo se entiendan. Hay distintos tipos de música, esta aquella compuesta para llenar de alegría cualquier festividad, pero también la escrita pensando en los que están de luto, porque han perdido temporalmente un ser amado. Pero la muerte es solo un sueño y muy pronto será quitada de nuestro mundo por la mano poderosa de nuestro Salvador, por lo que esperamos cielos nuevos y tierra nueva donde viviremos eternamente al lado de nuestro amante Redentor.
Ya sea en el dolor o en la alegría siempre habrá motivos para elevar alabanzas a Dios. Hoy, por ejemplo, es para mí un privilegio alabar al Señor porque hace algunos años permitió que mi hermano menor naciera. El texto de hoy nos habla de un hermano que no veía motivos para la alabanza. Quizás tu también sientas que no vienes motivos para agradecer y alabar. Tal vez en lugar de estar celebrando un año más de vida estés atravesando momentos difíciles, pero sean cuales fueren tus circunstancias, de algo puedes estar segura: Dios nunca te ha abandonado y eso es más que un motivo para alabarlo.
Muy pronto tú y yo, que estamos en el campo de batalla de este mundo, nos acercaremos a la casa de nuestro Padre y escucharemos una música llena de alegría, de júbilo y de amor. Una música que proclamara que este mundo perdido en el vasto universo, este mundo desgastado por el pecado y agotado por los años de maldad quedara atrás para dar paso a un mundo nuevo, glorioso y restaurado por la gratia redentora de nuestro amante Padre.
¿Oyes el canto de victoria en melodía angelical? El hijo que estaba en el campo no lo escuchaba, pero cuando se acerco a la casa de su padre no tardo en percibir los sonidos. Acércate hoy a la casa de tu Padre celestial. Ya se escucha la melodía de victoria que anuncia la proximidad de tu Salvador. Hay fiesta en el cielo por ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera