La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manas la derriba. (Proverbios 14:1).
Existe el concepto de que la sabiduría y la inteligencia son sinónimos. Pero, aunque las dos provienen de Dios, hay un factor que marca la diferencia entre ambas: la inteligencia es algo que Dios coloca en tus genes al formarte y que llevas contigo toda tu vida, mientras que la sabiduría se adquiere, pero no con oro, ni con influencias, sino entregando tu voluntad para ser entretejida con las cuerdas de la sabiduría divina. Ser sabias implica ser humildes, reconocer los errores y emprender de nuevo la carrera del éxito.
¿Qué quiere decirnos Dios mediante este proverbio? ¿Puede la mujer, con sus manos, literalmente derribar una casa? Salomón se refiere a la tuerza de la sabiduría como el único medio de vencer los mayores obstáculos. Edificar una casa va más allá de paredes sólidas, cubiertas de pintura y decoración. Edificar implica velar, orar, actuar, escoger sabiamente, decidir lo correcto. Es ser alguien que está preparado para el presente, sin olvidar el pasado ni pasar por alto el futuro. Pero, ¿puede alguien humano ser así de perfecto? Es imposible responder a todas las expectativas de la vida sin equivocarnos, pero hay una salida para los que anhelan edificar sólidamente sus vidas y las de sus familias: «Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará» (Sant. 1: 5).
Dios parece decirnos: «Es ilógico que te falte sabiduría, porque yo estoy dispuesto a dáñela en todo momento». A veces dependemos solamente de nuestras habilidades y nos olvidamos de que el éxito está en las manos de Dios. Solo tenemos que acudir a él para obtenerlo. ¿Gratis? Bueno, hasta cierto punto. Dios te da la capacidad sin costo alguno, pero tienes que arrancar. Es como un lujoso auto: Dios te lo obsequia, te da la llave, te llena el tanque de combustible y te da el manual para conducir. ¿Qué falta? El chofer dispuesto a conducir.
Edifica hoy tu casa bajo la sabiduría de Dios. Comienza tu día edificando en oración: «Señor, ayúdame a construir mi hogar con tu sabiduría».
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Existe el concepto de que la sabiduría y la inteligencia son sinónimos. Pero, aunque las dos provienen de Dios, hay un factor que marca la diferencia entre ambas: la inteligencia es algo que Dios coloca en tus genes al formarte y que llevas contigo toda tu vida, mientras que la sabiduría se adquiere, pero no con oro, ni con influencias, sino entregando tu voluntad para ser entretejida con las cuerdas de la sabiduría divina. Ser sabias implica ser humildes, reconocer los errores y emprender de nuevo la carrera del éxito.
¿Qué quiere decirnos Dios mediante este proverbio? ¿Puede la mujer, con sus manos, literalmente derribar una casa? Salomón se refiere a la tuerza de la sabiduría como el único medio de vencer los mayores obstáculos. Edificar una casa va más allá de paredes sólidas, cubiertas de pintura y decoración. Edificar implica velar, orar, actuar, escoger sabiamente, decidir lo correcto. Es ser alguien que está preparado para el presente, sin olvidar el pasado ni pasar por alto el futuro. Pero, ¿puede alguien humano ser así de perfecto? Es imposible responder a todas las expectativas de la vida sin equivocarnos, pero hay una salida para los que anhelan edificar sólidamente sus vidas y las de sus familias: «Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará» (Sant. 1: 5).
Dios parece decirnos: «Es ilógico que te falte sabiduría, porque yo estoy dispuesto a dáñela en todo momento». A veces dependemos solamente de nuestras habilidades y nos olvidamos de que el éxito está en las manos de Dios. Solo tenemos que acudir a él para obtenerlo. ¿Gratis? Bueno, hasta cierto punto. Dios te da la capacidad sin costo alguno, pero tienes que arrancar. Es como un lujoso auto: Dios te lo obsequia, te da la llave, te llena el tanque de combustible y te da el manual para conducir. ¿Qué falta? El chofer dispuesto a conducir.
Edifica hoy tu casa bajo la sabiduría de Dios. Comienza tu día edificando en oración: «Señor, ayúdame a construir mi hogar con tu sabiduría».
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera