«Los hizo marchar por el grande y terrible desierto, lleno de serpientes venenosas y escorpiones, y donde no había agua» (Deuteronomio 8:15).
¿Alguna vez has estado en medio de un desierto? Si es así, sabrás que se trata de un lugar seco y solitario. De hecho, los desiertos pierden más agua por evaporación que la que obtienen a través de la nieve o la lluvia. Eso significa que los desiertos se van secando cada vez más con el tiempo.
Ya hemos estado caminando junto a los israelitas durante un par de meses por el desierto, pero, ¿puedes imaginar cómo debe de haber sido caminar durante cuarenta años? Eso fue exactamente lo que los israelitas tuvieron que caminar por el simple hecho de no creer que Dios los llevaría a la placentera Tierra Prometida. Pero Dios hizo algo asombroso por ellos a pesar de que no habían creído en él. Podemos leer el relato en Deuteronomio 8:4. A pesar de caminar tanto, las sandalias de la gente no se desgastaron y sus pies no sufrieron. Ni una sola vez en cuarenta años.
Como puedes ver Dios nos ama tanto que nos cuida hasta cuando desobedecemos o no creemos en él. Él es un Dios amoroso. ¡Cree hoy en sus promesas y entra a la tierra prometida del cielo cuando él regrese para llevarnos a casa!
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush