jueves, 28 de febrero de 2013

EL CAMPO DE SANDÍAS


Lugar: Georgia, EE, UU.
Palabra de Dios: Deuteronomio 13:4

“Solamente al Señor tu Dios debes seguir y rendir culto. Cumple sus mandamientos y obedécelo; sírvele y permanece fiel a él".
-Estaría bueno comerse una sandía en este momento -masculló el padre de Juan, secándose el sudor de la frente.
Era una calurosa noche de verano y, aunque el sol ya se había puesto, la temperatura no bajaba de los 25°C.
-Ven, hijo -llamó, dirigiéndose al muchacho-. Vamos a buscar una sandía.
Juan caminó al lado de su papá, tratando de mantener su paso. Pronto llegaron a un campo de sandías cercano.
-Siéntate aquí, Juan. Voy a buscar una sandía.
El papá se trepó a la cerca, y caminó hacia las sandías que había sobre el suelo. Sacó su cuchillo, mirando hacia todas partes para asegurarse que nadie lo viera. Miró hacia atrás y luego hacia la derecha y hacia la izquierda... No había nadie. Justo cuando estaba por cortar la sandía, su hijo le gritó:
-¡Papá, te olvidaste de mirar en un sentido!
Paralizado, el papá de Juan miró a su alrededor una vez más, esperando que lo sorprendieran con "las, manos en la masa", pero no había nadie.
-¿De qué estás hablando? -preguntó, frustrado y aliviado al mismo tiempo-. No hay nadie aquí.
-Pero papá -señaló Juan-, te olvidaste de mirar hacia arriba.
En ese momento se dio cuenta de qué estaba hablando su hijo.
-Tienes razón, hijo -dijo, saltando el cerco nuevamente-. Dios nos ve, y no está bien robar una sandía. Vayámonos a casa.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

ESPERA CON PACIENCIA


El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! Invoco al Señor, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos. Salmo 18:2

¿Has tenido alguna vez la impresión de que Dios no escucha tus oraciones? ¿Qué no responde a los gritos de tu corazón? He vivido esta experiencia algunas veces en mi vida y comparto tu sentir. Es algo realmente angustioso. Cuando esto sucede nos sentimos lejos de Dios, y el alma a oscuras busca un rayito de luz para poder seguir viviendo.
Posiblemente Sara vivió una experiencia semejante. Pasó los años de su juventud esperando el ansiado milagro de un hijo, y este nunca llegó. Su ilusión de mujer se desvaneció. Las oraciones se acabaron y su fe languideció.
Seguramente pensó que tal acontecimiento nunca sucedería, y el rayito de luz que la sostenía en la esperanza se apagó cuando pasó de la adultez al climaterio de su vida de mujer, y se vio convertida en una anciana. Entonces decidió entregar su maternidad frustrada a su esclava, pensando que había llegado el final de sus sueños.
Sin embargo, Dios tenía un recurso que ella no recordaba en medio de su dolor, y es el hecho de que, en su omnisciencia, el Señor puede hacer posible lo imposible, cuando conviene a nuestro bienestar y a su voluntad.
Sara vio culminado su sueño cuando, resignada a su suerte, dejó de luchar; cuando comprendió que sus «soluciones» eran infructuosas, cuando fue capaz de darse cuenta de que sobre la tierra no hay poder .más grande que su propio dueño. ¡Imagínate la sorpresa que se llevó cuando sus criadas le confirmaron la esperada noticia! Seguramente cayó sobre sus rodillas y alabó al Señor de todo corazón.
Amiga, es cuando has llegado a un momento como ese que Dios puede actuar sobre tus problemas y congojas. Cuando lo has intentado todo, cuando ya no te quedan recursos personales, cuando te reconoces incapaz frente a tus dificultades. Cuando creas que no hay solución, apóyate en Dios, reconócelo como tu Salvador y, sobre todo, espera con paciencia que su bendita voluntad sea manifestada en tu vida.
Medita en esta maravillosa promesa que Dios tiene para ti en este día: «Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían» (Nah. 1:7).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL MÁS GRANDE


Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero (Salmo 119:105).

Los libros, como casi todas las cosas, tienen un período de vida; nacen, crecen, envejecen y mueren. En la historia de la humanidad han existido libros asombrosamente longevos e influyentes. Uno de los más extraordinarios es el Almagesto. Claudio Ptolomeo de Alejandría (astrónomo, matemático y geógrafo) terminó de escribirlo en el 150 d. C, y es un manual astronómico que sirvió como guía de observaciones para los astrónomos árabes y europeos hasta el siglo XVII. ¿Te lo imaginas? ¡El Almagesto se mantuvo vigente durante casi quince siglos! ¡Casi mil quinientos años! Su título original, en griego, es Mathimatikí syntaxis [Composición matemática] porque establece la trigonometría necesaria que permitió a Ptolomeo explicar y predecir los movimientos del Sol, la Luna, los planetas, y 1,022 estrellas. Fue tan influyente que se lo llamó  I megáli syntaxis [La gran sintaxis]. El nombre Almagesto es una corrupción de su nombre árabe, Al-Majisti, del griego superlativo I megísti, que significa sencillamente «el más grande».
El Almagesto tenía un defecto. Argumentaba que la Tierra se encontraba en el centro del universo y el Sol giraba alrededor de ella. Cuando Nicolás Copérnico demostró exactamente lo contrario en su obra cumbre, Sobre las revoluciones de los orbes celestes, escrita entre 1507 y 1532, el Almagesto recibió la herida de muerte.
Existe un libro todavía más grande. La Biblia se terminó de escribir un poco antes del año 100 d. C. También es un manual, no para explicarnos cómo observar y entender los movimientos de las estrellas, sino para viajar más allá de estas. Dios es su autor último y, por lo tanto, la Biblia nunca morirá.
Ningún libro ha sido tan publicado o leído. De acuerdo con el sitio oficial de las Sociedades Bíblicas Unidas, solamente en 2009 se distribuyeron 29,391,276 Biblias y ha sido traducida a 2,508 idiomas. Según la revista Business Week, a lo largo de la historia se han vendido un total de dos mil quinientos millones de Biblias. Otros investigadores, como Russell Ash, opinan que una cifra más real es superior a los seis mil millones de ejemplares vendidos. El segundo libro más vendido (Citas del presidente Mao Zedong, conocido como el Libro Rojo) está lejos en comparación, con probablemente unos dos mil millones de ejemplares, y luego el Corán, con ochocientos millones.
La Biblia es un libro extraordinario. Léela, estúdiala, atesórala. ¡Es tu manual para viajar más allá de las estrellas! Permite que la Biblia te transforme para viajar más allá del Sol y las galaxias. Comienza hoy tu entrenamiento.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

LA VERDAD DERROTA AL MAL


No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Mateo 10:34.

Algunos se han hecho esta pregunta: ¿Cómo puede existir acuerdo entre la declaración, "no he venido a traer paz, sino espada", y el canto entonado por los ángeles cuando Cristo nació en el pesebre de Belén, "gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres"? El canto de los ángeles guarda armonía con las palabras del profeta Isaías, quien al predecir el nacimiento de Jesús, declaró que él era el Príncipe de paz. El evangelio es un mensaje glorioso de paz y buena voluntad para los hombres; la bendición que Cristo vino a traer fue la armonía y la paz. Dejó su trono de gloria y revistió su divinidad con humanidad para traer a los hijos de los hombres de la apostasía a la lealtad a Dios, y vincular sus corazones con el corazón de amor infinito. Vino a presentar a un mundo caído el remedio para el pecado, para que todo aquel que crea en él no se pierda, sino que al llegar a ser uno con él y el Padre, tenga vida eterna...
La condición del mundo cuando Cristo entró a los senderos de la humanidad no era excepcional. En ese tiempo las Escrituras habían sido enterradas debajo de las tradiciones humanas, y Cristo declaró que los que profesaban interpretar la Palabra de Dios ignoraban tanto las Escrituras como el poder de Dios...
Cristo les presentó a sus congéneres y al mundo el brillo, la belleza y la santidad, la naturaleza divina, que les permitiría vincularse con el corazón de amor infinito. Trajo luz al mundo para disipar las tinieblas espirituales y revelar la verdad... La verdad, que habría de restaurar y renovar, es un destructor del mal; y cuando el mal es atesorado persistentemente, se transforma en un destructor también del pecador...
La perversidad del pecador, su resistencia a la verdad, hacen que la misión de Cristo parezca lo que él le anunció a sus discípulos, el envío de una espada a la tierra; pero el conflicto no es el efecto del cristianismo, sino el resultado de la oposición en los corazones de los que no reciben sus bendiciones.
Desde la primera presentación del cristianismo al mundo, se ha instituido en contra suya una guerra mortal... Los que sufren por la verdad saben el valor de un evangelio puro, una Biblia libre y la libertad de conciencia.— Bible Echo (Australia), 12 de marzo de 1894.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White