jueves, 20 de enero de 2011

NUNCA TE AVERGÜENCES DE UNA AMISTAD VERDADERA

«Ustedes son mis amigos», Juan 15: 14.

Jackie Robinson era un niño afroamericano ue era muy bueno para el béisbol. Tenía cinco hermanos y su abuelo había sido esclavo. Cuando Jackie nació, aún había mucho desprecio hacia la gente que tenía el mismo color de piel que él.
Cuando a Jackie lo contrataron para ser un jugador en las Grandes Ligas, fue víctima de mucho racismo. En las gradas de los estadios, los espectadores se burlaban de él; recibió cartas con amenazas de muerte; durante algunos juegos hasta le lanzaron gatos negros. También los jugadores de los demás equipos lo insultaban y atacaban. Algunos le escupían; a veces el lanzador contrario, al arrojar la pelota, trataba de pegarle en la cabeza.
No fue fácil para Jackie sobrevivir en ese ambiente tan hostil. Se cuenta que en un juego cometió un error, y los espectadores lo empezaron a abuchear. El joven pelotero se quedó en la segunda base, sintiéndose muy mal al escuchar las burlas desde las gradas. Pee Wee Reese, uno de los jugadores de su equipo, pidió tiempo fuera y se dirigió a la segunda base, donde se encontraba Jackie. Cuando llegó pasó su brazo sobre el hombro de su compañero, y así permaneció durante un buen rato, mirando a la multitud que poco a poco fue callando.
Era como si hubiera dicho a todo el mundo: «Jackie es mi amigo. No me importa el color de su piel, es mi amigo». Años más tarde, comentó que ese brazo alrededor de su hombro había salvado su carrera.
¿Te has avergonzado alguna vez de un amigo o amiga? Si conservas tu conexión con Jesús, jamás permitirás que se cometan injusticias en contra de tus amigos y amigas.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

SU PRESENCIA

Y a aquel lugar le puso por nombre Betel (casa de Dios), aunque LUZ era el nombre anterior de la ciudad (Génesis 28:19).

¿Pudiste experimentar la presencia de Dios en tu vida durante el día de ayer? ¿Fuiste consciente de que te acompañó a todos los lugares y de que estuvo a tu lado en todo momento? ¿Tuviste un día de color de rosa, libre de problemas? No creo que puedas responder afirmativamente a todas estas preguntas. Si así fuera, buscarías la compañía de Dios por conveniencia, y no por amor.
Cristo no nos ha prometido un cielo despejado ni un camino tachonado de pétalos de rosas. Lo que si ha prometido es la presencia de un amigo que nos dará cobijo cuando llegue la tempestad, y curará las heridas que nos produzcan las espinas en nuestro transitar por este mundo.
Jacob cambió el nombre de aquel lugar porque en él se había encontrado con Dios. Aunque la Biblia dice que Luz era el nombre de la ciudad —y al parecer no era un mal nombre— aquel hombre, pecador y arrepentido de sus errores pasados, sintió la necesidad de asegurar la presencia de Dios en su vida. Tú también has de comprender que lo único que necesitas para superar tus errores pasados es la presencia de Dios en tu vida.
Dios no es un amuleto que podemos tomar para manejarlo a nuestro antojo. El Señor Jesús quiere, y puede estar a nuestro lado, pero desea que sea una experiencia correspondida de amistad y amor. ¿Quieres tener ese tipo de relación con él?
¿Qué impide la presencia de Dios en tu vida? ¿Tienes que dejar algo que sabes que no es de su agrado para que él pueda morar contigo? Jacob llevaba grandes cargas en la vida, pero eso no impidió que en aquel momento cambiara su actitud y convirtiera su vida en un Betel. No esperes a arreglar tus circunstancias para ir a Jesús. Él está aquí, su presencia es real en ti, y te acepta tal como eres. Si se lo permites, él cambiará tu «luz» en un Betel. Abre las puertas de tu ciudad amurallada, pues tu Dios te espera.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

LOS HERMANOS DE JESÚS

Porque ni aun sus hermanos creían en él. Juan 7:5.
Es muy breve lo que la Biblia presenta de Jesús antes de su ministerio: su anunciamiento por el ángel Gabriel, su nacimiento, la visita de los pastores y de los reyes de oriente, su presentación en el templo y su nueva visita al templo a los doce años. También son escasas las narraciones bíblicas de la vida familiar de Jesús, pero las analizaremos un tanto. Tenía cuatro hermanos llamados Jacobo, José, Simón y Judas y varias hermanas cuyos nombres no aparecen registrados en la Biblia (ver Mar. 6:3).
Su ministerio no fue el esperado por la generación judía de su época, por el contrario, los líderes espirituales de su nación pusieron en tela de juicio cada una de sus palabras y actividades, y finalmente, con total incredulidad, llegaron a odiarlo como a un enemigo. Sus seguidores y discípulos se vieron influenciados por esta manera de pensar, y al interpretar mal las enseñanzas del Mesías lo abandonaron (Juan 6:66).
Hubiera sido animador para Jesús contar con el apoyo de sus familiares en su ministerio terrenal, pero tristemente no fue así, "porque ni aun sus hermanos creían en él. ¡Que duro tiene que haber sido para él que incluso su familia dudara de su tarea redentora! El Rey del universo que dejó todo para salvar a la humanidad, se encontraba en medio de ella incomprendido y abandonado por muchos que no creían en su ministerio.
Tristemente, la incredulidad reinante en la sociedad y en la familia de Cristo perdura hasta nuestros tiempos. Hombres y mujeres que podrían vivir una vida santificada y llena de amor, se lanzan de un modo desenfrenado tras los placeres que brinda la sociedad actual, porque no creen que el Rey del universo volverá otra vez. Personas que podrían tener en los registros celestiales el nombre de hermano de Jesús" muestran con sus hechos y sus palabras que no existe un Dios que sea capaz de juzgar y condenar al mundo.
Pero más allá de lo que haga la sociedad de nuestros días, tú tienes la posibilidad de elegir vivir como discípulo y hermano de Cristo. No necesitas repetir la historia que registra la Biblia» puedes cambiarla con tu vida y mostrar que eres un fiel creyente del ministerio de Jesús. Cada día, nuestro Señor espera que sus seguidores le muestren al mundo que existe un Dios que ama y se preocupa por la salvación de sus hijos, y tú y yo hemos sido llamados para dar este mensaje.
¿Aceptarás el desafío? Crees realmente en Jesús como el Salvador del mundo? Si es así, demuéstralo con tu vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

TU MISIÓN

Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Jueces 9:8,9.

Sabiduría es entender para qué sirves y por qué estás en esta tierra. Conozco personas desesperadas por escalar puestos, y no miden consecuencias para alcanzar sus objetivos. Jamás piensan si tienen talento para realizar el trabajo que ambicionan; lo único que les importa es alcanzar el cargo deseado, sin preguntarse si Dios los ha llamado para ese trabajo. Después se frustran, y frustran a los demás. En el fondo, se saben derrotados, y tratan de disimular la derrota con manifestaciones de autoritarismo.
La parábola de hoy muestra, alegóricamente, la sabiduría del olivo. "¿Ser rey? ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Solo porque todo el mundo quiere serlo? No. ¡Déjenme tranquilo en mi misión como olivo! Dios me dio la capacidad de producir aceite, y lo haré bien hecho hasta el fin de mis días".
Una de las bendiciones de vivir en compañerismo diario con Jesús es que te sientes realizado y feliz cumpliendo tu misión. El amor de Jesús llena tu corazón de tal forma que no andas mirando a los lados para ver quién tiene qué o quién llega hasta dónde. Solo miras hacia adelante, y corres en el cumplimiento de tu misión. El resultado es que todos llegan, y las personas que conviven contigo también son felices porque, cuando todas las piezas de un automóvil funcionan a la perfección, el vehículo marcha bien.
Hoy es un día de nuevos desafíos. Tus retos no son los del otro. No quieras hacer el trabajo del otro y descuidar el tuyo.
Detente, piensa y medita. Sé consciente de tu misión, sin importarte si el trabajo de tu vecino es más bonito o más encantador que el tuyo. No te compares con nadie: Dios te hizo único en el mundo. Simplemente, cumple con tu misión y descubre una dimensión de la vida más significativa y fascinante. ¡Ah!, y no te olvides que "Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?"

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón