Durante años había estado planeando el día cuando dejara de trabajar y me jubilara. Planeaba hacer lo que quisiera, cuando quisiera. Tenía planes para mi vida espiritual -asistir a las reuniones de mitad de semana y ser más activa en las actividades de la iglesia- y hacer cosas que no podía hacer mientras tenía un trabajo de tiempo completo.
Casi diez años antes de jubilarme, mi madre vino a vivir conmigo ya que su vista estaba fallando a causa de la glaucoma. Luego aparecieron otros problemas. Comenzó a acusar a los asistentes de robar todo lo que ella no podía encontrar. No podía recordar dónde había puesto las cosas. Luego comenzó a tener alucinaciones que aumentaban con los años. No me daba cuenta de lo que pasaba. Actualmente está totalmente ciega, continúan las acusaciones, hay episodios de confusión y alucinaciones y más pérdida de la memoria; todo esto aumentó rápidamente durante los últimos 18 meses desde mi jubilación. Finalmente me enfrento con el hecho de que mi madre tiene Alzheimer.
Ahora tengo un trabajo diferente de 24 horas y 7 días a la semana, mientras superviso la persona que la cuida a quien ella algunas veces maltrata. La baño, la visto y preparo sus comidas. Debo filtrar sus quejas médicas, decidir cuáles son reales y tratarlas de acuerdo a eso. Reacondicioné mi casa para que sea segura para ella. Ella hizo todas estas cosas por mí cuando yo era niña. Debo planificar con anticipación dónde puedo llevarla. ¿Hay escaleras? ¿ Hay un estacionamiento cerca? Mi vida perdió la espontaneidad.
Esto me causa mucho dolor, dolor mientras veo cómo la madre que amo se deteriora física y mentalmente. Dolor cuando yo también soy el objeto del maltrato por una mente confundida. Dolor cuando pienso: Así puedo estar yo en algunos años ¿tendré alguien que cuide de mí? Dolor cuando algunas veces me siento sola en esta situación. Dolor cuando le pido ayuda a Dios y esa ayuda puede traer una respuesta terminal. Dolor cuando "los amigos de Job" me hacen sentir culpable porque siento dolor.
Oremos por las personas que cuidan a nuestros padres. Oremos para que podamos recibir el apoyo que merecemos de nuestra familia.
Casi diez años antes de jubilarme, mi madre vino a vivir conmigo ya que su vista estaba fallando a causa de la glaucoma. Luego aparecieron otros problemas. Comenzó a acusar a los asistentes de robar todo lo que ella no podía encontrar. No podía recordar dónde había puesto las cosas. Luego comenzó a tener alucinaciones que aumentaban con los años. No me daba cuenta de lo que pasaba. Actualmente está totalmente ciega, continúan las acusaciones, hay episodios de confusión y alucinaciones y más pérdida de la memoria; todo esto aumentó rápidamente durante los últimos 18 meses desde mi jubilación. Finalmente me enfrento con el hecho de que mi madre tiene Alzheimer.
Ahora tengo un trabajo diferente de 24 horas y 7 días a la semana, mientras superviso la persona que la cuida a quien ella algunas veces maltrata. La baño, la visto y preparo sus comidas. Debo filtrar sus quejas médicas, decidir cuáles son reales y tratarlas de acuerdo a eso. Reacondicioné mi casa para que sea segura para ella. Ella hizo todas estas cosas por mí cuando yo era niña. Debo planificar con anticipación dónde puedo llevarla. ¿Hay escaleras? ¿ Hay un estacionamiento cerca? Mi vida perdió la espontaneidad.
Esto me causa mucho dolor, dolor mientras veo cómo la madre que amo se deteriora física y mentalmente. Dolor cuando yo también soy el objeto del maltrato por una mente confundida. Dolor cuando pienso: Así puedo estar yo en algunos años ¿tendré alguien que cuide de mí? Dolor cuando algunas veces me siento sola en esta situación. Dolor cuando le pido ayuda a Dios y esa ayuda puede traer una respuesta terminal. Dolor cuando "los amigos de Job" me hacen sentir culpable porque siento dolor.
Oremos por las personas que cuidan a nuestros padres. Oremos para que podamos recibir el apoyo que merecemos de nuestra familia.
Cecelia Grant
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken
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Autora: Ardis Dick Stenbkken