«Él hará que vuelvas a reír y que grites de alegría» (Job 8: 21).
Existe un tipo de risa que es buena para la salud del cuerpo y del alma. No me refiero a la risa frívola, superficial, basada en chistes o bromas de dudoso gusto. No voy a defender la insensatez, porque la Biblia nos llama a ser sensatas. Estoy hablando de la risa como manifestación de buen humor, optimismo y felicidad; de esa alegría que toda «madre debe cultivar, un genio alegre, contento y feliz. Todo esfuerzo hecho en este sentido será recompensado con creces en el bienestar físico y el carácter moral de sus hijos. Un genio alegre fomentará la felicidad de su familia y mejorará en alto grado su propia salud» (El ministerio de curación, cap. 31, pp. 259-260).
Por supuesto, las mujeres que no son madres pueden y deben también experimentar los beneficios de la risa sana y el buen humor. Solteras, viudas y divorciadas hemos de cultivar también el optimismo y la felicidad. La risa:
Es una terapia eficaz contra la infelicidad. Según científicos de la Universidad de Oxford, al reírnos liberamos endorfinas, que son hormonas de la felicidad.
Mejora las relaciones interpersonales. Reírnos en pareja o con amigos despierta sentimientos placenteros, puesto que se liberan péptidos opioides relacionados con la excitación y las emociones positivas. Como resultado se genera un sentimiento de unión y bienestar emocional.
Estimula el sistema inmune, por lo que aumentan tus defensas.
Ayuda a combatir el estrés, reduciendo la presión sanguínea.
Es una forma de ejercicio físico, según un estudio publicado por Nature. Al reírnos ponemos en funcionamiento unos cuatrocientos músculos. Aumenta años de vida. Según la Universidad de Navarra, en España, las personas que se ríen mucho viven una media de cuatro años más.
Pone de manifiesto nuestra fe en Dios, nuestra confianza en que él está al control y podemos ser agradecidas y disfrutar de la vida.
Según las estadísticas, los niños se ríen una media de doscientas veces al día, mientras que los adultos, veinte. Incluso existen adultas que «gimen por males supuestos [ ] Su rostro es siempre ceñudo. Las deja heladas la risa inocente de la juventud o de cualquiera. Consideran como pecado toda recreación o diversión, y creen que la mente debe estar constantemente dominada por pensamientos austeros. Este es un extremo» (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 611). No caigas en extremos. Fomenta el hábito de una actitud alegre. Adquiere el hábito de estar siempre contenta (ver 1 Tesa. 5: 16).
DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2020
UN DÍA A LA VEZ
Patricia Muñoz Bertozzi
Lecturas Devocionales para Mujeres 2020.