Lugar: Brasil
Palabra de Dios: 1 Tesalonicenses 5:16
El nuevo pastor leyó la larga lista de nombres y se preguntó cuándo aprendería quién era quién. Pidió entonces a algunos miembros de la iglesia que le dieran algunas características identificadoras. Cuando llegaron al nombre de Lorenzo, todos parecieron concordar en una cosa.
-¿Lorenzo? Lo reconocerá cuando lo vea -dijo alguien-. Tiene 21 años, y casi siempre está sonriendo.
-¿Lorenzo? ¡Es el que siempre sonríe!
-Si ve a un muchacho con una gran sonrisa en el rostro, ese es Lorenzo.
El pastor estaba curioso por conocer a este joven conocido por su cara sonriente. No tuvo que esperar demasiado. Ese sábado, mientras el pastor saludaba a los miembros a la salida del culto, vio a un muchacho que venía hacia él con una gran sonrisa en el rostro.
-Tú debes ser Lorenzo -señaló el pastor.
Lorenzo había descubierto el secreto de la verdadera felicidad: tener a Jesús en su vida. Era por eso que no podía evitar sonreír. Pero quizá tenía otras razones, ¿verdad? Quizá tenía un buen trabajo o una maravillosa familia; o tal vez era rico, y podía comprarse todo lo que quería.
Mientras los dos hombres conversaban, el pastor se enteró de que Lorenzo había comenzado a asistir a la iglesia cuando tenía 17 años de edad. Sus padres habían enfurecido con su decisión, y lo habían echado de la casa. Durante los últimos cuatro años, Lorenzo había trabajado en una fábrica de zapatos durante el día, y de noche dormía en una pequeña habitación dentro de la fábrica. Pero, a pesar de todo eso, era un hombre feliz.
La Biblia dice: "Estén siempre alegres". Como cristianos, tú y yo tenemos muchas razones para sonreír. Tan solo pregúntenle a Lorenzo. Él tiene a Jesús en su vida, y eso es lo más importante.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson
Palabra de Dios: 1 Tesalonicenses 5:16
El nuevo pastor leyó la larga lista de nombres y se preguntó cuándo aprendería quién era quién. Pidió entonces a algunos miembros de la iglesia que le dieran algunas características identificadoras. Cuando llegaron al nombre de Lorenzo, todos parecieron concordar en una cosa.
-¿Lorenzo? Lo reconocerá cuando lo vea -dijo alguien-. Tiene 21 años, y casi siempre está sonriendo.
-¿Lorenzo? ¡Es el que siempre sonríe!
-Si ve a un muchacho con una gran sonrisa en el rostro, ese es Lorenzo.
El pastor estaba curioso por conocer a este joven conocido por su cara sonriente. No tuvo que esperar demasiado. Ese sábado, mientras el pastor saludaba a los miembros a la salida del culto, vio a un muchacho que venía hacia él con una gran sonrisa en el rostro.
-Tú debes ser Lorenzo -señaló el pastor.
Lorenzo había descubierto el secreto de la verdadera felicidad: tener a Jesús en su vida. Era por eso que no podía evitar sonreír. Pero quizá tenía otras razones, ¿verdad? Quizá tenía un buen trabajo o una maravillosa familia; o tal vez era rico, y podía comprarse todo lo que quería.
Mientras los dos hombres conversaban, el pastor se enteró de que Lorenzo había comenzado a asistir a la iglesia cuando tenía 17 años de edad. Sus padres habían enfurecido con su decisión, y lo habían echado de la casa. Durante los últimos cuatro años, Lorenzo había trabajado en una fábrica de zapatos durante el día, y de noche dormía en una pequeña habitación dentro de la fábrica. Pero, a pesar de todo eso, era un hombre feliz.
La Biblia dice: "Estén siempre alegres". Como cristianos, tú y yo tenemos muchas razones para sonreír. Tan solo pregúntenle a Lorenzo. Él tiene a Jesús en su vida, y eso es lo más importante.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson