Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias e invocamos tu nombre; ¡todos hablan de tus obras portentosas! (Salmo 75: 1).
En una ocasión a un grupo de niños de primaria se les pidió que hicieran una lista de lo que pensaban eran las siete maravillas del mundo moderno. A pesar de ciertas diferencias, las siguientes fueron las que más votos recibieron:
1. Las pirámides de Egipto
2. El Taj Mahal
3. El Gran Cañón del Colorado
4. El Canal de Panamá
5. El Empire State
6. La Basílica de San Pedro
7. La Gran Muralla China
Mientras contaba los votos, la maestra notó que había una niña que no había terminado de escribir sus sugerencias. Así que le preguntó si tenía algún problema con su lista, a lo que la niña respondió: «Sí, un poquito. No puedo terminar de decidirme pues hay muchas». La maestra entonces le di¬jo: «Bueno, léenos lo que tienes hasta ahora y a lo mejor te podemos ayudar». La niña lo pensó un instante, pero luego leyó: «Yo pienso que las siete maravillas del mundo son: poder ver, poder oír, poder tocar, poder probar, poder sentir, poder reír y poder amar». El salón guardó un silencio total, al punto que si se hubiera caído un alfiler se hubiera escuchado.
Las cosas simples y ordinarias y que nosotros tomamos corno parte de nuestras vidas, ¡son sencillamente maravillosas!
Un recordatorio muy respetuoso: las cosas más preciadas de la vida no se pueden construir con la mano ni se pueden comprar con dinero; todo es regalo de Dios, ¡alabado sea por ser nuestro Padre, por llamarnos sus hijos amados! Cuántas veces caemos en el error de quejarnos por todo, aun por las pequeñeces. Nos parece que todo lo malo solo a nosotras nos pasa, y olvidamos lo valioso de cada día, de vivir, de sentir, de soñar, simplemente de existir.
Te invito a que este día tengas en tu corazón esta oración: «Señor, hazme sensible a tus bondades, conforta mi ser con tu Espíritu para que pueda yo ver tus grandezas».
En una ocasión a un grupo de niños de primaria se les pidió que hicieran una lista de lo que pensaban eran las siete maravillas del mundo moderno. A pesar de ciertas diferencias, las siguientes fueron las que más votos recibieron:
1. Las pirámides de Egipto
2. El Taj Mahal
3. El Gran Cañón del Colorado
4. El Canal de Panamá
5. El Empire State
6. La Basílica de San Pedro
7. La Gran Muralla China
Mientras contaba los votos, la maestra notó que había una niña que no había terminado de escribir sus sugerencias. Así que le preguntó si tenía algún problema con su lista, a lo que la niña respondió: «Sí, un poquito. No puedo terminar de decidirme pues hay muchas». La maestra entonces le di¬jo: «Bueno, léenos lo que tienes hasta ahora y a lo mejor te podemos ayudar». La niña lo pensó un instante, pero luego leyó: «Yo pienso que las siete maravillas del mundo son: poder ver, poder oír, poder tocar, poder probar, poder sentir, poder reír y poder amar». El salón guardó un silencio total, al punto que si se hubiera caído un alfiler se hubiera escuchado.
Las cosas simples y ordinarias y que nosotros tomamos corno parte de nuestras vidas, ¡son sencillamente maravillosas!
Un recordatorio muy respetuoso: las cosas más preciadas de la vida no se pueden construir con la mano ni se pueden comprar con dinero; todo es regalo de Dios, ¡alabado sea por ser nuestro Padre, por llamarnos sus hijos amados! Cuántas veces caemos en el error de quejarnos por todo, aun por las pequeñeces. Nos parece que todo lo malo solo a nosotras nos pasa, y olvidamos lo valioso de cada día, de vivir, de sentir, de soñar, simplemente de existir.
Te invito a que este día tengas en tu corazón esta oración: «Señor, hazme sensible a tus bondades, conforta mi ser con tu Espíritu para que pueda yo ver tus grandezas».
Rosalba Sáenz de Ortiz
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.