No tengan miedo —les respondió Moisés—. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes. A esos egipcios que hoy ven, ¡jamás volverán a verlos! (Éxodo 14: 13).
La historia del pueblo de Israel encierra grandes lecciones para nuestro tiempo, porque nosotros también nos encontramos en un escabroso peregrinaje hacia la tierra prometida. El problema principal de Israel fue su falta de confianza en el Dios que los guiaba. En diversas ocasiones el pueblo reveló su incredulidad hacia los planes del cielo: no les gustaba la comida que el Señor les daba, no estaban de acuerdo con la ruta hacia Canaán, no aceptaban el liderazgo de Moisés y Aarón. Cada vez que surgía un inconveniente, elevaban su acostumbrado clamor: «¡Para qué nos sacaron de Egipto! ¡Allá vivíamos mejor! ¡Vamos a morir en este desierto!»
Hay ocasiones en las que parece que lo que Dios hace no tiene sentido, por ejemplo, cuando ordena a Moisés que el pueblo acampe frente al mar, y así coloca a sus hijos en un aparente callejón sin salida, como una presa fácil para el temerario faraón que se precipita sobre ellos. La historia registra que cuando los israelitas se vieron arrinconados, se atemorizaron muchísimo y empezaron a reclamar a Moisés, pero lo que no sabían era que Dios quería manifestar una vez más su gloria en el faraón y todo su ejército para que reconocieran que él es el Señor.
Cuando aparentemente nos encontramos sin salida en medio de los problemas, Dios ya tiene una solución para que podamos reconocer su poder y amor por nosotros. Recordemos el caso de Job, Dios permitió que el enemigo lo probara para glorificarse en él y mostrar la fidelidad de su hijo.
¿Cuál es tu actitud cuando enfrentas dificultades? Te quejas o reclamas como los israelitas, o exclamas como Moisés: «No tengan miedo [...]. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes».
Hoy te invito a confiar plenamente en Dios, nadie hay quien te conozca tanto como él. Tranquilízate. Él sabe lo que hay en tu corazón. El Todopoderoso peleará por ti, nadie podrá perjudicarte, la mano del Señor te sostendrá y en los brazos del gran Rey descansarás.
La historia del pueblo de Israel encierra grandes lecciones para nuestro tiempo, porque nosotros también nos encontramos en un escabroso peregrinaje hacia la tierra prometida. El problema principal de Israel fue su falta de confianza en el Dios que los guiaba. En diversas ocasiones el pueblo reveló su incredulidad hacia los planes del cielo: no les gustaba la comida que el Señor les daba, no estaban de acuerdo con la ruta hacia Canaán, no aceptaban el liderazgo de Moisés y Aarón. Cada vez que surgía un inconveniente, elevaban su acostumbrado clamor: «¡Para qué nos sacaron de Egipto! ¡Allá vivíamos mejor! ¡Vamos a morir en este desierto!»
Hay ocasiones en las que parece que lo que Dios hace no tiene sentido, por ejemplo, cuando ordena a Moisés que el pueblo acampe frente al mar, y así coloca a sus hijos en un aparente callejón sin salida, como una presa fácil para el temerario faraón que se precipita sobre ellos. La historia registra que cuando los israelitas se vieron arrinconados, se atemorizaron muchísimo y empezaron a reclamar a Moisés, pero lo que no sabían era que Dios quería manifestar una vez más su gloria en el faraón y todo su ejército para que reconocieran que él es el Señor.
Cuando aparentemente nos encontramos sin salida en medio de los problemas, Dios ya tiene una solución para que podamos reconocer su poder y amor por nosotros. Recordemos el caso de Job, Dios permitió que el enemigo lo probara para glorificarse en él y mostrar la fidelidad de su hijo.
¿Cuál es tu actitud cuando enfrentas dificultades? Te quejas o reclamas como los israelitas, o exclamas como Moisés: «No tengan miedo [...]. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes».
Hoy te invito a confiar plenamente en Dios, nadie hay quien te conozca tanto como él. Tranquilízate. Él sabe lo que hay en tu corazón. El Todopoderoso peleará por ti, nadie podrá perjudicarte, la mano del Señor te sostendrá y en los brazos del gran Rey descansarás.
Marylin Pérez de Roblero
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.