El ángel de jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende (Salmo 34:7).
La iglesia de mi padre estaba ubicada cerca de un barrio muy peligroso. Muchas veces habíamos tenido miedo de asistir a la iglesia para los servicios de alabanza. Un domingo de tarde, a la hora de uno de los servicios regulares, no me sentía bien. En realidad, ni siquiera me podía levantar de la cama. Mi madre decidió quedarse conmigo, y mi padre y mi hermano se dirigieron hacia la iglesia. Parecía que sería una tarde como tantas otras.
A la hora que mi padre y mi hermano deberían haber regresado a la casa, una hermana de la iglesia llamó por teléfono para ver si habían llegado bien. La mujer estaba preocupada porque había escuchado el sonido de armas de fuego cerca de la iglesia. Nos pusimos muy inquietas pensando que podían haber quedado atrapados en el fuego cruzado. Oramos suplicando que los ángeles del Señor protegieran su auto mientras regresaban.
Alabamos al Señor porque llegaron intactos. Sin embargo, el auto había recibido varios impactos de bala. Los ladrones habían querido robar nuestro auto, y habían apuntado a las ruedas para que el auto se detuviera y mi padre se los entregara. Había tantos agujeros de balas que nos fue imposible contarlos. Uno de ellos indicaba que habían apuntado directamente a la cabeza de mi padre. ¿Dónde había ido esa bala? Sin lugar a dudas los ángeles lo protegieron de esa bala y todas las demás, para que no atravesaran el auto. Dios había salvado las vidas de mi padre y mi hermano.
Una vez más, la promesa de Dios: "A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos" (Sal. 91:1 1) se había cumplido. Él prometió que nos protegería todos los días de nuestras vidas. ¡Nunca nos abandona!
Alabamos al Señor grandemente por haber puesto su mano protectora sobre nuestra familia. Hay momentos en que no vemos la mano de Dios tan claramente como en esta experiencia, pero debernos saber que Dios siempre guarda a los que lo aman y los salva. Aprenderemos mucho de estas experiencias de salvación únicamente en los cielos, cuando hablemos con nuestro ángel guardián.
¿Agradecerás a Dios hoy por su protección mientras regresas a tu hogar, en paz y segura?
La iglesia de mi padre estaba ubicada cerca de un barrio muy peligroso. Muchas veces habíamos tenido miedo de asistir a la iglesia para los servicios de alabanza. Un domingo de tarde, a la hora de uno de los servicios regulares, no me sentía bien. En realidad, ni siquiera me podía levantar de la cama. Mi madre decidió quedarse conmigo, y mi padre y mi hermano se dirigieron hacia la iglesia. Parecía que sería una tarde como tantas otras.
A la hora que mi padre y mi hermano deberían haber regresado a la casa, una hermana de la iglesia llamó por teléfono para ver si habían llegado bien. La mujer estaba preocupada porque había escuchado el sonido de armas de fuego cerca de la iglesia. Nos pusimos muy inquietas pensando que podían haber quedado atrapados en el fuego cruzado. Oramos suplicando que los ángeles del Señor protegieran su auto mientras regresaban.
Alabamos al Señor porque llegaron intactos. Sin embargo, el auto había recibido varios impactos de bala. Los ladrones habían querido robar nuestro auto, y habían apuntado a las ruedas para que el auto se detuviera y mi padre se los entregara. Había tantos agujeros de balas que nos fue imposible contarlos. Uno de ellos indicaba que habían apuntado directamente a la cabeza de mi padre. ¿Dónde había ido esa bala? Sin lugar a dudas los ángeles lo protegieron de esa bala y todas las demás, para que no atravesaran el auto. Dios había salvado las vidas de mi padre y mi hermano.
Una vez más, la promesa de Dios: "A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos" (Sal. 91:1 1) se había cumplido. Él prometió que nos protegería todos los días de nuestras vidas. ¡Nunca nos abandona!
Alabamos al Señor grandemente por haber puesto su mano protectora sobre nuestra familia. Hay momentos en que no vemos la mano de Dios tan claramente como en esta experiencia, pero debernos saber que Dios siempre guarda a los que lo aman y los salva. Aprenderemos mucho de estas experiencias de salvación únicamente en los cielos, cuando hablemos con nuestro ángel guardián.
¿Agradecerás a Dios hoy por su protección mientras regresas a tu hogar, en paz y segura?
Greice Marques Fonseca
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken
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Autora: Ardis Dick Stenbkken