«Sus ojos son más oscuros que el vino; sus dientes, más blancos que la leche» (Génesis 49:12).
Dientes más blancos que la leche. ¿Te gusta tener los dientes blancos? A mí sí. Unos dientes amarillos y sucios no se ven nada bien. Por eso hoy visitaremos el consultorio de un dentista. A algunas personas no les gusta ir a ese lugar porque les dan miedo las herramientas que usa el dentista. Pero él es el encargado de mantener nuestros dientes saludables, así que es bueno estar de su lado.
Génesis 49:12 nos muestra que, incluso en los tiempos bíblicos, a la gente le gustaba tener los dientes blancos. En este versículo Jacob estaba bendiciendo a su hijo Judá; y bendice hasta sus dientes. A todos nos gustan los dientes blancos porque hacen que nuestra sonrisa se vea radiante. La gente mira mucho nuestra boca cuando hablamos, por eso es bueno tener dientes blancos y limpios. Dios quiere que lo que sale de nuestra boca también sea limpio. Él no quiere que salgan palabras groseras de nuestros labios. Él quiere escuchar palabras dulces y amables que sean de bendición para los demás, así como Jacob bendijo a Judá. Entonces, cepillemos esos dientes blancos de tres a cuatro veces al día, y pidamos a Jesús que nos ayude a hablar solo palabras limpias y cordiales.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush