Se vislumbra esperanza en tu futuro: tus hijos volverán a su patria, afirma el Señor (Jeremías 31:17).
Hace varios días que mi hijo pequeño está enfermo. Ha tenido una fiebre muy alta y me duele profundamente ver sus ojitos cansados, cuando generalmente son tan vivos. Creo que lo que más puede afectarnos como madres es la enfermedad de uno de nuestros hijos. Generalmente no podemos comprender como ese inocente cuerpecito puede padecer las consecuencias de un mundo lleno de pecado. Estas situaciones ponen a prueba nuestra fe. Oramos y aparentemente no recibimos respuestas milagrosas de parte de Dios. No podemos saber lo que pasara un segundo más tarde. Solo nos queda aferrarnos a la seguridad de que Jesús es nuestro amigo y que ama a nuestros hijos mucho más que nosotras mismas.
Si estás pasando por esta desafiante experiencia en la que solo la fe puede darte fuerzas para vivir y seguir adelante, te invito a que entones este himno.
«Nada se sobre el futuro, / desconozco lo que habrá, / Es probable que las nubes / mi luz vengan a opacar. / Nada temo del futuro / pues Jesús conmigo esta. / Ya no más tendré temores, / pues él sabe lo que habrá. / Muchas cosas no comprendo / del mañana con su afán, / más un dulce amigo tengo / que mi mano sostendrá. / Mi sendero es más brillante / cuando gozo de su amor. / Más ligeras son mis cargas / cuando voy a mi Señor. / Cuando llegue a las mansiones / que en la gloria preparo, / ya no más tendré temores, / pues conmigo él ha de estar.
No te desesperes si oras y vuelves a orar y no recibes lo que tanto anhelas. La seguridad de que Dios está a tu lado a pesar de todo puede ser la única arma eficaz contra el desánimo de parte de Satanás. Dios desea que creas en el en todo momento.
El universo entero contempla tu fe, una fe que no está sujeta a circunstancias, sino que se mueve y se agiganta por el amor que existe entre Dios y tú. No resulta fácil mostrar ese tipo de fe, pero si confiáis en tu Dios él te recompensara.
La fe es la seguridad de un presente confiable y de un futuro glorioso.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Hace varios días que mi hijo pequeño está enfermo. Ha tenido una fiebre muy alta y me duele profundamente ver sus ojitos cansados, cuando generalmente son tan vivos. Creo que lo que más puede afectarnos como madres es la enfermedad de uno de nuestros hijos. Generalmente no podemos comprender como ese inocente cuerpecito puede padecer las consecuencias de un mundo lleno de pecado. Estas situaciones ponen a prueba nuestra fe. Oramos y aparentemente no recibimos respuestas milagrosas de parte de Dios. No podemos saber lo que pasara un segundo más tarde. Solo nos queda aferrarnos a la seguridad de que Jesús es nuestro amigo y que ama a nuestros hijos mucho más que nosotras mismas.
Si estás pasando por esta desafiante experiencia en la que solo la fe puede darte fuerzas para vivir y seguir adelante, te invito a que entones este himno.
«Nada se sobre el futuro, / desconozco lo que habrá, / Es probable que las nubes / mi luz vengan a opacar. / Nada temo del futuro / pues Jesús conmigo esta. / Ya no más tendré temores, / pues él sabe lo que habrá. / Muchas cosas no comprendo / del mañana con su afán, / más un dulce amigo tengo / que mi mano sostendrá. / Mi sendero es más brillante / cuando gozo de su amor. / Más ligeras son mis cargas / cuando voy a mi Señor. / Cuando llegue a las mansiones / que en la gloria preparo, / ya no más tendré temores, / pues conmigo él ha de estar.
No te desesperes si oras y vuelves a orar y no recibes lo que tanto anhelas. La seguridad de que Dios está a tu lado a pesar de todo puede ser la única arma eficaz contra el desánimo de parte de Satanás. Dios desea que creas en el en todo momento.
El universo entero contempla tu fe, una fe que no está sujeta a circunstancias, sino que se mueve y se agiganta por el amor que existe entre Dios y tú. No resulta fácil mostrar ese tipo de fe, pero si confiáis en tu Dios él te recompensara.
La fe es la seguridad de un presente confiable y de un futuro glorioso.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera