«Se cerraron las fuentes del mar profundo y también las compuertas del cielo. Dejó de llover» (Génesis 8:2).
Las fuentes del mar y las compuertas del cielo finalmente se cerraron, ¡y Noé estaba feliz! Él había pasado mucho tiempo dentro del arca, y estaba ansioso de posar sus pies sobre tierra firme. ¿De dónde había salido tanta agua? Bueno, una parte había caído del cielo como lluvia, y otra parte había surgido de debajo de la tierra. ¿Sabías que debajo de la tierra hay agua?
¿Alguna vez te has preguntado adónde va el agua cuando llueve? No hay muchos lugares a los que pueda ir La mayoría es absorbida por el suelo y corre a través de pequeños túneles y cavidades. Pero esa agua no se queda ahí para siempre; surge de nuevo en diferentes lugares del mundo. A veces sale lentamente y crea un río o riachuelo. A veces sale con tanta fuerza que se dispara muchos metros hacia el aire. A esto se lo conoce como un «geiser».
Cuando acabó el Diluvio, Dios cerró la tierra para que las fuentes de agua no fluyeran más. Dios es tan poderoso que no podemos imaginar las maravillas que puede hacer por nosotros.
¿Por qué no le pedimos hoy que nos ayude a ser una fuente de su amor para los demás?
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush