Lugar: Pennsylvania, EE.UU
Palabra de Dios: Mateo 7:4, 5
Las cataratas nublan la visión, enturbiando el cristalino de los ojos, y a veces pueden provocar ceguera. En el pasado, la gente que tenía cataratas no podía hacer nada acerca de su visión borrosa. Tenían que aprender a vivir con ello.
Eso cambió el 18 de marzo de 1952, cuando los cirujanos colocaron a un paciente con cataratas una lente óptica de plástico. El paciente debió haber estado bastante nervioso, pero al final valió la pena. La visión borrosa desapareció. Hoy, gracias a la tecnología médica moderna, miles de personas se hacen cirugías de cataratas cada año. No necesitan vivir en una nube.
¿Alguna vez se te metió algo en el ojo? ¿Polvo, una pestaña, quizás un bichito? Entonces sabes lo que es visión borrosa. No es muy agradable, ¿verdad? Además, si tienes la visión borrosa, no puedes ayudar a otra persona.
De eso hablaba Jesús en Mateo 7: “¿Cómo puedes decirle a tu hermano: ‘Déjame sacarte la astilla del ojo’, cuando ahí tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano”.
Jesús estaba diciendo que no debemos juzgar a otros, y que tenemos que aseguramos de ver claramente antes de tratar de guiar a los otros en la dirección correcta. En otras palabras, no seas un hipócrita con la visión nublada.
¿Tienes cataratas en los ojos espirituales? ¿Tienes una manchita?
¿Una viga? La única manera de deshacemos de la visión espiritualmente borrosa es que Jesús quite aquello que la está provocando.
Recuerda, no tienes que vivir con una visión borrosa. Dios quiere que veas con claridad.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson