sábado, 18 de mayo de 2013

MASA ACEITOSA

Lugar: Nueva Jersey, EE.UU. 
Palabra de Dios: Isaías 55:8, 9

Después de revisar un recetario lleno de postres, mi amiga y yo decidimos hacer un pastel de chocolate. ¿Suena rico? A nosotras nos parecía que sí. Medimos la mantequilla, el azúcar, la harina y todos los demás ingredientes, y luego comenzamos a mezclar los ingredientes con una batidora eléctrica.
Pero, algo no parecía estar bien. Seguimos mezclando y mezclando, pero lo que teníamos en el recipiente no era cremoso y suave como debería haber sido. En lugar de eso, teníamos como una masa aceitosa. Volvimos al libro de las recetas. Y allí estaba el problema: nos habíamos salteado un paso.
Afortunadamente, pudimos arreglarlo y continuar, y el pastel de chocolate, después de todo, salió bien. Pero, me di cuenta de que tratar de hacer las cosas a nuestra manera, a veces, nos puede traer problemas. Es verdad que podemos modificar una receta de cocina. Puedes agregar ingredientes, quitar otros, y cambiar un poquito aquí y otro poco allá. Pero, cuando se trata del camino de Dios o mi camino, siempre es mejor seguir el camino de Dios.
Esta es la razón: "Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos -afirma el Señor-. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!"
Los caminos y los pensamientos de Dios son muy superiores a los nuestros. Si lo seguimos a él, el resultado final será mejor de lo que podríamos esperar. Y, para quienes quieran saberlo, sí, ¡el pastel de chocolate estuvo delicioso! Pero, no puede compararse con el maravilloso regalo que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

EL PREMIO MAYOR ES PARA TODOS

Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. Filipenses3:14

Los sorteos, las loterías y la rifas suelen ser muy atractivos para muchas personas. Hacerse rico de la noche a la mañana es el sueño de todos los que «tiran» frecuentemente dinero al comprar un boleto con un número que creen cambiará su suerte. Esta práctica puede transformarse en un hábito y a la larga en un vicio, una adicción, si no se le pone un freno a tiempo. Sin embargo, las personas que administran este gran negocio saben que las probabilidades de ganar un premio en rifas y loterías son muy, pero que muy remotas. Por eso el negocio se mantiene floreciente.
Un billete de lotería es la esperanza de los que desean obtener riquezas sin esfuerzo ni trabajo. Es para los que anhelan conseguir bienes sin que les cueste nada; para aquellos que quieren tener ganancias sin hacer inversiones. Quieren llegar a ricos con mentalidad de pobres, sin formación de carácter y sin madurez.
La remota posibilidad de obtener bienes fácilmente contrasta con el premio mayor que aguarda a todos los hijos de Dios. Esta hermosa verdad es la que hizo exclamar a Pablo: «Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida» (2 Tim. 4:8).
Hermana, ¡el premio ya es nuestro! Dios lo hizo posible cuando envió a su Hijo a morir por cada uno de los seres humanos. El costo fue pagado con la sangre preciosa de Cristo Jesús. La parte que nos toca cumplir es sencilla: «Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe» (Heb. 12:2).
Comprometámonos con Dios y con nosotras mismas a invertir sabiamente nuestra vida en obras de bien y de bondad. Utilicemos nuestros recursos financieros, físicos, emocionales y espirituales para servir a Dios y a nuestro prójimo, y seguramente seremos poseedoras del premio mayor que el Juez justo nos dará el día de su venida a todos sus hijos y todas sus hijas fieles.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

LA VIDA SALUDABLE

Nosotros somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño (1 Juan 4: 6).

El versículo de esta mañana también se aplica a los principios de la vida saludable. La reforma prosalud era necesaria en todo el mundo y Dios tuvo a bien revelarla. En el contexto de una época de gran ignorancia sobre la salud, durante la década de 1830, en los Estados Unidos, se presentaron importantes mensajes sobre el tema. El doctor Sylvester Graham fue uno de los más influyentes y representativos reformadores de la salud.
El Dr. Graham expuso sus ideas en un artículo que publicó en The Graham Journal of Health and Longevity. Para él, (1) el alimento principal ha de consistir en verduras y frutas; (2) el pan hay que elaborarlo con harina no refinada; (3) la mantequilla ha de sustituirse por una buena crema; (4) es preciso masticar la comida con lentitud; (5) es mejor eliminar la carne y el pescado de la dieta; (6) también hay que evitar la grasa, los aderezos y los condimentos muy fuertes; (7) todos los estimulantes, como el té, el café, el alcohol, el tabaco (en todas sus formas), quedan prohibidos; (8) el agua pura es la mejor bebida; (9) la cena debe ser ligera y tomarse dos o tres horas antes de acostarse; (10) queda estrictamente prohibido comer entre comidas; (11) evitar comer en exceso; (12) la abstinencia es preferible a los medicamentos; (13) hay que dormir unas siete horas al día, en una habitación adecuadamente ventilada; (14) hay que evitar la ropa muy apretada; (15) el baño (de preferencia diario) con agua tibia o fría es muy saludable; (16) el ejercicio al aire libre es muy importante; (17) el pan no debe consumirse antes de doce o veinticuatro horas después de horneado.
Para los reformadores de salud cristianos, las leyes de la salud eran de origen divino. Así se entiende que Theodore Dwight Weld declarase: «Estas son tan ciertamente leyes de Dios, como "amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, y a tu prójimo como a ti mismo"». Obedecerlas implica un cuerpo saludable, desobedecerlas implica enfermedad.
A veces los adventistas pensamos que esta reforma a favor de la salud comenzó con nosotros, pero no fue así. Dios ama a todas las personas y obra sobre los corazones de muchos para aliviar los dolores de un planeta enfermo. Lo importante es que abraces este grandioso mensaje, para que tengas una vida óptima y puedas servir a Dios con todos tus dones y talentos.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

LOS DOS CAMINOS

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Mateo 7:13,14.

Estos caminos son distintos, están separados y van en direcciones opuestas. Uno conduce a la vida eterna y el otro a la muerte. Vi la distinción entre ambos caminos y también la distinción entre quienes andaban por ellos. Los caminos eran totalmente opuestos. Uno era ancho y llano; el otro áspero y estrecho. Así, quienes por ellos iban eran opuestos en carácter, conducta, porte y conversación.
Los que van por el camino estrecho hablan de la alegría y la felicidad que les aguardan al fin de la jornada. Su aspecto es a menudo triste, pero a veces brilla con sagrado y santo gozo... Un "varón de dolores, experimentado en quebranto", les abrió el camino y por él anduvo. Sus seguidores ven sus huellas y al verlas se consuelan y animan. Él llegó a salvo al destino, y también ellos podrán llegar a salvo si siguen sus huellas.
En el camino ancho, todos piensan en sí mismos, en su ropa y en los placeres del camino. Se entregan libremente a la hilaridad y algazara, sin pensar en el término de la jornada, donde les aguarda segura destrucción. Cada día se acercan más a su nefasta suerte; sin embargo, se apresuran locamente, cada vez con más rapidez.
¿Por qué es tan difícil vivir una vida abnegada, humilde? Porque los cristianos profesos no están muertos al mundo. Es más fácil vivir para Cristo después de estar muertos al mundo. Desean ser tan parecidos al mundo como les sea posible, a la vez que se los considera cristianos. Los tales buscan subir de otro modo... La tierra los atrae. Sus tesoros les parecen valiosos. Encuentran lo suficiente para ocupar la mente, y no tienen tiempo para prepararse para el cielo...
Tanto los jóvenes como los viejos descuidan el estudio de la Biblia y no lo convierten en su regla de vida. Ese libro importante por el cual han de ser juzgados casi no se lo estudia del todo. Se leen atentamente historias vanas, en tanto que la Biblia es pasada por alto, descuidada. Vendrá un día cuando todos querrán estar cuidadosamente equipados por las sencillas verdades de la Palabra de Dios...
Cuando las verdades de la Biblia afectan el corazón, causan un deseo de separarse del mundo, de ser como el Maestro. Los que se familiarizan con el manso y humilde Jesús, caminarán de una manera digna de él.— Signs of the Times, de abril de 1880.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White